EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Emilio Carballido: vivir para leer y escribir

Adán Ramírez Serret

Abril 05, 2019

 

Uno de los grandes misterios, nunca resueltos, es el de la vocación. Porqué se escoge este camino y no el otro, siempre es una de las grandes incógnitas de la vida. Es tambien, sin duda, quizá uno de los más grandes actos de libertad a los que muy pocos, por desgracia, tienen acceso, pues si no queda de otra más que sobrevivir, no hay mucho de dónde escoger.
Para mi fortuna, tuve la posibilidad de escoger mi destino, y por ahí de los diecisiete años me incliné por la literatura, completamente convencido que a eso me dedicaría toda mi vida.
Cada que pienso en esta decisión, me viene a la mente Emilio Carballido (1925-2008), pues si no lo hubiera conocido, yo creo que jamás hubiera tomado este camino.
Tuve el privilegio de conocerlo desde que tengo uso de razón, ya que era amigo de mi familia y recuerdo que desde niño me llenaba de orgullo, y también de sorpresa, no sólo que se acordara de mi nombre sino también que supiera bien quién era yo. Que me gustaba el futbol y que era salvaje.
Era fascinante cuando nos visitaba en Oaxaca, porque en ese momento la vida se volvía maravillosa, pues nos invitaba a restaurantes increíbles e íbamos con él a redescubrir la ciudad con todas sus iglesias, su trazo y su pasado, los pequeños pueblos aledaños con capillas hermosas y las zonas arqueológicas que rodean la ciudad. Veíamos todo desde sus ojos y nos sentíamos muy orgullosos de vivir en donde vivíamos y de ser quienes éramos.
También, Carballido, siempre acompañado de Héctor, nos contaba de sus viajes fascinantes por todo el país y también por todo el mundo. Parecía que siempre venían llegando de miles de lugares. Acababan de estar en Hermosillo, Nueva York, Colima, Venezuela, París, Serbia, Egipto o Panamá. El mundo era un lugar por el cual pasearse, y sobre todo, una oportunidad para ser feliz.
Cuando se iban dejaban un vacío que era difícil de llenar pues debíamos no sólo regresar a la vida normal sino ver el mundo desde personas ordinarias. Creo que es, ahora que lo pienso, lo que resultaba más fascinante de Emilio: veía todo desde una perspectiva cargada de una profunda sencillez, una originalidad genial y un deslumbrante sentido del humor.
Recuerdo que en algún momento me pregunté cómo sería posible ser así. Se nacía así o se podía llegar a serlo. La respuesta no era tan complicada si abrías los ojos y lo observabas: Carballido estaba leyendo todo el día, podía hacerlo en medio de las curvas de la sierra de Oaxaca, en su hotel o en su casa; y también escribía todo el tiempo. En su estudio, por supuesto, pero le encantaba viajar para poder escribir en los aviones. Así, que, pensé, escribir y leer no sólo crean un profundo universo en tu interior sino también te permiten viajar por el mundo y ser profundamente feliz.
Con el paso de los años descubrí que no abundan los Carballidos y también su obra caudalosa. Su fantástico teatro que se puede leer con placer y que también se pone en escena en todo el país y buena parte del mundo. Es posible ver sus obras en humildes secundarias, en universidades de actuación y dramaturgia, en salas de teatro erudito o en grandes recintos comerciales. Su teatro no excluye a nadie.
Pero no sólo escribió 198 obras de teatro, también hizo guiones cinematográficos, cuentos para niños y maravillosos relatos y novelas.
Afortunadamente es posible encontrar buena parte de sus libros en la mayoría de las librerías y bibliotecas. Además, ahora recién salió el libro Emilio Carballido, editado por Héctor Herrera y Socorro Merlín, quien escribe un preciso ensayo biográfico y cronológico. También es posible leer textos de amigas suyas como la increíble traductora Selma Ancira y la investigadora Betriz J. Rizk; incluye de igual forma algunos artículos como el del crítico Christopher Domínguez Michael o el gran escritor Juan Villoro.
Y, claro, una obra de teatro, la maravillosa Te juro Juana que tengo ganas, fragmentos de guiones, el paradigmático de Macario interpretado por Ignacio López Tarso. Y una novela inédita, La ciudad secreta, en donde Carballido parece venir de donde sea que esté para demostrar que es un autor actual, pues se trata de una novela profunda, con un lenguaje vivo y una estética contemporánea.
Emilio Carballido¸ edición de Héctor Herrera y Socorro Merlín, Veracruz, Gobierno del Estado de Veracruz, 2018. 252 páginas.