EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

En las campañas de hoy se pacta la corrupción del mañana

Silber Meza

Febrero 24, 2018

El sistema de corrupción mexicano creció tanto que se convirtió en el sistema mismo; una especie de lenguaje colectivo donde el poder económico allana cualquier camino sinuoso.
Y aunque esto se mantiene como neblina espesa a la orilla del acantilado, hay casos que asoman en el horizonte. Son los escándalos de corrupción que hemos conocido en los últimos años: Odebrecht, Javier Duarte, César Duarte, Roberto Borge, entre otros. Estos son el resultado de un entramado de corrupción sistémico con un elemento común: la aportación de recursos en tiempos electorales. Es ahí, en las campañas, cuando se empieza a cocinar la corrupción que veremos en los años siguientes. En esos momento se impone una máxima: te doy dinero en campaña, pero me pagas con creces cuando seas gobierno.
Los ejemplos son variados.
El más reciente es el dado a conocer por el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado. El panista ha puesto en jaque al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto con las investigaciones que ha realizado su gobierno. Corral exhibió un modelo de desvío de recursos públicos de más de 250 millones de pesos, donde la Secretaría de Hacienda transfirió recursos a estados como Veracruz, Tamaulipas y Chihuahua, y estos gobiernos simularon compras con empresas fantasma para después transferir el dinero a su partido, el PRI, para que fuera utilizado en la contienda electoral de 2016.
El delator fue Jaime Herrera Corral, ex secretario de Hacienda en la administración del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte. La información fue tan contundente que el gobierno de Peña Nieto inició una campaña contra el gobierno de Corral, donde incluso se le retuvieron recursos por el orden de los 700 millones de pesos.
Este ha sido uno de los golpes más duros para Manlio Fabio Beltrones, entonces presidente nacional del PRI y ahora uno de los principales operadores de campaña del candidato a la presidencia, José Antonio Meade.
En diversas entregas publicadas por dos organizaciones que hacen periodismo de investigación: Quinto Elemento Lab y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, se ha podido documentar que en 2012, y a través de diversas filiales, la empresa brasileña Odebrecht transfirió más de 3 millones de dólares a Emilio Lozoya, entonces integrante del primer círculo de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. La utilización de este dinero fue totalmente ilegal y se convirtió en una forma de operación de la empresa en las Américas.
Santiago Nieto, ex titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), empezó a investigar a Emilio Lozoya por los presuntos sobornos recibidos de Odebrecht, que presuntamente tenían como destino final la campaña del actual presidente de México. Pero antes de concluir fue cesado por el titular de la PGR con el argumento de que había filtrado información a prensa y con eso había violado el código de ética de la institución.
Nuevamente las campañas fueron el elemento imposible de investigar en el país. El PRI metió el cuerpo entero para que esto no avanzara, y lo logró. En México se puede investigar cualquier cosa sin mayor problema, excepto las campañas electorales.
A mediados de 2017 la Fiscalía General de Quintana Roo y la Fepade iniciaron una investigación por un presunto desvío de recursos del anterior gobierno local a la campaña a gobernador del priista Mauricio Góngora. El acto se desarrolló durante el gobierno de Roberto Borge, detenido en Panamá, y más tarde extraditado a México por el delito de lavado de dinero.
A estos escándalos de corrupción gobierno-campañas hay que sumarle un tercer ingrediente aún más complicado de probar porque no hay recibos de por medio: el dinero del narcotráfico en las campañas electorales. Circula en hieleras repletas, en pesos mexicanos, en dólares estadounidenses, en autos, aviones, cuatrimotos, en movilización de personas, en compras masivas ya sea de comida o de playeras, en armas, en golpeadores, en secuestradores.
El apoyo de hoy se pagará al día siguiente de la toma de protesta; entonces llegarán los contratos multimillonarios en obra pública, en salud, educación, en información confidencial, en trenes, en refinerías, en aeropuertos, en sobreprecios, en competencia desleal, en despojos legalizados, en falta de medicinas, en jefes policiacos, en mala educación, en órdenes de aprehensión, en amparos, en omisiones, en investigaciones de rivales.
La corrupción que veremos mañana se gesta hoy, en el proceso electoral 2018.