EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

BAJO EL ALA DEL SOMBRERO

En los tiempos de la 4T, Zapata vive…

Carlos García Jiménez

Julio 10, 2020

BAJO EL ALA DEL SOMBRERO

(Cuarta de cinco partes)

La política debe ser el instrumento para servir al pueblo, no para servirse de él.

Pedro Martínez, Costa Chica

A propósito de la ofrenda floral que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), depositó en la estatua del ilustre expresidente estadunidense, Abraham Lincoln, en su reciente estancia en Washington, viene al caso la frase que este último pronunció en uno de sus más transcendentales discursos (1863): “Que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la Tierra”. Frase muy similar a la que también expresaba el maestro y guerrillero Lucio Cabañas Barrientos en los pueblos de la sierra de Guerrero: “Ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo”. Y es la esencia de estas frases lo que en palabras de AMLO le dan vida a la Cuarta Transformación (4T): “gobernar desde el pueblo, para el pueblo y con el pueblo”.
“La política –expresó en una de sus giras por el país– no es asunto de los políticos sino de todos, no es difícil, es sentido común y juicio práctico; y todos podemos ayudar”. “No más intermediarismo, no más simulación, no más burocratismo”, repite casi todos los días el presidente de México, refiriéndose al “toro reumático” de la estructura gubernamental. Y remata, en una de sus conferencias mañaneras más recientes: “en la 4T no hay cabida para simuladores, lo más honesto es no estar ocupando un cargo si no se tiene afinidad con el proyecto de transformación”.
Han transcurrido dos años del triunfo electoral de 2018, y año y medio del nuevo gobierno, pero en lo que se refiere al campo, la esencia de 4T aún no se percibe. Y es que no se trata de que al campo lleguen más programas de beneficencia social, sino de que éstos bajen a ras de tierra, con mayor transparencia e involucrando a los campesinos en las tareas de planeación, organización, ejecución y evaluación.
¿Qué hace que la 4T no logre caminar, si el presidente de México alienta todos los días en ese sentido? ¿De qué depende que las transformaciones que el campo necesita se hagan realidad? ¿A quiénes no les interesa que el pueblo se involucre en las tareas de gobierno?

Las lastres del viejo régimen

He aquí algunos de los lastres que aún siguen enquistados y no permiten el avance de la 4T.
Centralismo vertical. Desde Presidencia se anuncian y dirigen prácticamente todos los programas y acciones públicas, sin que existan mecanismos de interacción en los niveles inferiores. Este modelo se replica, aunque de manera erosionada en cada una de las representaciones estatales; en las esferas intermedias y abajo, las directrices se desvanecen (en este nivel sigue operando la estructura tradicional). Se sigue operando solo desde el gobierno y sin el pueblo.
Paternalismo y clientelismo. En nombre de la lucha contra la corrupción, se disgregan, “sin intermediarios”, los apoyos sociales; ésta operación centralizada desde el gobierno, fortalece ahora el paternalismo y el clientelismo individual a gran escala. El asociativismo social sufre una suerte de desprestigio por parte del gobierno, cuando éste podría ser la base para la transformación del campo.
Desarticulación de programas sociales de los productivos. Obnubilada la política pública rural por el discurso de “primero los pobres”, se ha desvalorizado el potencial productivo de “los más pobres”, y del sector de pequeños y medianos campesinos que tradicionalmente producen para el autoconsumo y para el mercado. Una evidencia clara es el subejercicio y recorte presupuestal de los programas tradicionalmente orientados a fomentar la producción y productividad, que ha causado malestar y movilizaciones campesinas en un amplio espectro de grupos y organizaciones sociales de todo el país.
La sustentabilidad en la marginalidad. La preservación del medio ambiente, los recursos naturales, la biodiversidad y las semillas nativas, solo han quedado en el discurso. Aun cuando en Sader, Semarnat y Bienestar Social se han planteado programas emblemáticos en esta materia, el enfoque operativo unilateral, paternalista y burocrático, deja mucho que desear.
No hay visión estratégica. La política pública federal se ha centrado en poner en marcha y magnificar discursivamente los programas públicos ofrecidos en campaña, resaltando los de mayor impacto social. No se percibe, sin embargo, la articulación entre unos y otros, ni el rol de los ciudadanos, ni el resultado que se espera lograr en los próximos años. El Programa de Fertilizante es un claro ejemplo: se sigue experimentando y piloteado; ¿en los próximos años seguirá operando como ahora?

No obstante, se mantiene la esperanza

El discurso lopezobradorista de “gobernar desde el pueblo, para el pueblo y con el pueblo”, sigue siendo una esperanza. A ras de tierra el actual gobierno sigue operando como en los viejos tiempos, solo que con nuevos actores. Para que la 4T camine no basta el discurso esperanzador del presidente de México ni los anuncios espectaculares de sus acciones.
Los cambios verdaderos, y la inclusión de las propuestas campesinas en la política pública, sólo tendrán viabilidad si la 4T empieza a caminar desde abajo (tal como lo han empezado a mostrar los Comisariados ejidales y Comunales en el tema del fertilizante), y con la consecuente voluntad de los actores más progresistas del gabinete presidencial. Pensar que los cambios vendrán del accionar del “toro reumático”, es un espejismo.
El papel de los campesinos en la transformación de la economía, el medio ambiente y las viejas estructuras políticas, será crucial durante la 4T, tal como lo fue en la Independencia, la Reforma y la Revolución. Es vital que los campesinos de hoy ocupen el espacio que les corresponde en esta nueva etapa de la historia de México.
A PLENO SOL: Mientras el pasado fin de semana, desde Palacio Nacional, funcionarios de Sader presentaban “cuentas alegres” del programa de Fertilizantes 2020, a principios de esta semana campesinos de Costa Chica y Montaña, rompieron “el encanto” tomando bodegas y carreteras –una vez más– para denunciar las irregularidades del padrón de beneficiarios que había dejado fuera a más de 5 mil 600 campesinos validados en asambleas ejidales y subidos al padrón por los Servidores de la Nación. Obligados por la movilización campesina los funcionarios reconocieron a 2 mil 500 solicitantes; los restantes se validarán antes del 15 de julio, “si cumplen con los requisitos del programa”. En breve veremos si la falta de oficio político y la indolencia de los funcionarios federales, se empieza a revertir.
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