Tlachinollan
Septiembre 26, 2016
A todos y todas que sienten el dolor por la desaparición de nuestros 43 hijos, que siguen de pie y a nuestro lado, les decimos que son nuestra fuerza y nuestra esperanza. Que tienen también mucho corazón para no ceder a las mentiras ni atemorizarse ante la barbarie delincuencial. Con ustedes caminamos seguros, son nuestro escudo y nuestra salvación, por eso les decimos que no nos dejen, que no se olviden que en México hacen falta 43 y miles de personas desparecidas.
Así como aquellos días funestos de septiembre del 14, que estuvieron a nuestro lado y que se levantaron para exigir justicia, porque fue una herida que a todos nos dolió y que nos sigue sangrando, les pedimos que ahora se mantengan de pie, con la misma indignación y rabia que todos y todas sentimos. Ustedes nos cobijan, nos dan consuelo, porque son gente del pueblo y el pueblo ama y defiende a sus hijos e hijas que son víctimas de las atrocidades cometidas por los malos gobiernos. Juntos y juntas caminaremos por este sendero lleno de espinas hasta topar con la verdad y la justicia.
¿Dónde están? ¿Quién los tiene? ¿Por qué se los llevaron? ¿Por qué las autoridades se empeñan en proteger a los responsables? ¿Por qué tanto empeño en obstruir el camino de la verdad y negarse a que el mecanismo de seguimiento avance? Son las preguntas que cada madrugada se nos vienen encima como la tierra de un cerro, que nos quiere sepultar en vida. Este tormento lo hemos padecido segundo a segundo, minuto a minuto, noche a noche. Nada nos quita el dolor ni nos separa de la mente las imágenes de nuestros hijos.
A mí me mataron a mi hijo. Me lo desaparecieron. Por él y por los 43 hablo, lucho, lloro, porque somos las primeras que tenemos que defenderlos. No nos imaginamos que algún día nos olvidemos de ellos y nos vayamos a nuestras casas. No tenemos otra causa en esta vida que buscar a nuestros hijos queridos. Nuestra bandera son los 43 y por ellos pelearemos en todo momento con los del gobierno, porque nos ha despreciado y nos ha traicionado. Porque es corrupto y asesino. Es un narcogobierno. Muchos de sus policías y militares trabajan para el crimen y son los que se encargan de hacer los negocios y las maldades con los de la delincuencia. Y aquel malvado que se hace llamar “patrón” algún día va a pagar todo lo que nos ha hecho, porque se metió a nuestra casa como un ratero, como un ladrón, tirando todo hasta encontrar el tesoro más preciado que tenemos que son nuestros hijos.
Al presidente Peña Nieto le digo como madre ¿crees que nos vamos a cansar?… estás equivocado. Como verás, tenemos mucho orgullo y mucha dignidad. Mucho amor por esos jóvenes, porque ellos no te pertenecen, ni a ninguno de esos delincuentes con los que estas coludidos. Vamos a seguir defendiéndonos de las mismas autoridades y en las calles vamos a seguir gritando que los queremos vivos, porque vivos se los llevaron. Esa es la forma en que los estamos esperando y es la forma en que estamos exigiendo su regreso. No tenían por qué habérselos llevado para tenerlos en un sembradío de amapola, de mariguana. Porque para eso quieren a la juventud o para asesinarlos y desaparecerlos.
Muchos se tapan los oídos y hacen que no saben lo que está pasando. Para que lo sepan, Guerreros Unidos también está igual que el presidente. Todos ellos están destruyendo, matando a nuestros hermanos, a nuestros hijos, a nuestros nietos. Están llevando pedazos de carne de nuestra familia. Están vendiendo órganos, están sacando mucha mercancía porque así nos ven. Así ven a nuestra juventud como mercancía y no somos mercancía, formamos parte de un pueblo, de un pueblo que así diosito los hizo, para que aquí viniéramos y no para que nos estén masacrando día a día, porque dicen que somos indios huarachudos. Sí lo somos pero con un corazón muy grande, que donde almacena uno almacenan millones de corazones. Vamos a seguir gritando porque esto que hizo no se quede así, que esto lo va a pagar con lágrimas de sangre… porque nosotros no le pedimos que los viniera a lastimar, que nos viniera a romper esa burbuja donde nosotros vivíamos, donde no pasaba nada. Pero ya nos la rompió la tranquilidad y los sueños de ver a nuestros hijos como maestros.
Me quitaron un hijo, ese hijo fue por sus compañeros de apoyo. Lo mataron, se llevaron a 43 jóvenes, estando dos tirados en el piso balaceados. A mi hijo le dieron un balazo acá que le salió a la cabeza, quedó tirado ahí. También a Julio Cesar Mondragón lo degollaron, le quitaron el rostro en vida, le quitaron los ojos.
Lo sabíamos, al menos yo ya sabía lo que nos iba a venir a decir el gobierno que no fue torturado en vida, que ya estaba muerto. Sabemos por los expertos, por el equipo argentino que sí fue torturado en vida. Pero eso ¿a qué les lleva? ¿Se han puesto a pensar por qué lo hizo este desgraciado gobierno? Para que nos sentemos y no estemos gritando, para que ya le bajemos. Porque esta Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa quieren que desaparezca. Pero lo que yo he dicho siempre y cada instante que me quede de vida, que esa escuela debe permanecer de pie, porque es donde estos jóvenes están llamando a muchos. A muchos muchachos a tomar conciencia, que están abriéndole los ojos.
Este gobierno corrupto para lo único que sirve es para matarnos. No respetan los derechos que tienen como estudiantes. Que lo único que exigen es atención a su escuela, una buena comida, una buena escuela. Que esté limpia pero no tienen escobas, no tienen jabón, no tienen frijol, no tienen tortillas. A eso el gobierno no le importa mucho porque él tiene mucho que tragar en su mesa, y toda esa comida ustedes se han puesto a pensar ¿de dónde viene esa comida? Muchos dicen, no pues sale de mi sudor, porque yo trabajo. No señores, no nos hagamos tontos, esa comida que llega a la mesa de Peña Nieto y toda esa bola de delincuentes es de nosotros, de nuestros hermanos campesinos, porque gracias a ellos nos podemos llevar un taco de frijoles, de tortillas, de una mordida de chile verde, por ellos tenemos comida, no por el gobierno.
Nos están masacrando como si fuéramos unas hormigas, tenemos derecho a la vida y tenemos derecho a seguirnos defendiendo y lo vamos a seguir haciendo mientras todos ustedes estén cerca de estos 43 padres y madres. No debemos olvidar esto, porque si ustedes se olvidan de los 43, nos cargará la fregada. No nada más va a ser esto, van a venir más masacres y esto debe de terminar, por eso debemos apoyarnos unos con otros.
Porque todos en esta vida valemos lo mismo. Aquellos desgraciados que están ahí sentaditos, sin mover un dedo, aquellos senadores dicen que están trabajando pero qué trabajan si están de flojos durmiendo, pero qué tal el sueldo que se están llevando. Mientras nosotros ¿cuánto estamos ganando por estar trabajando? Una miseria. No nos alcanza para llevar a nuestros hijos al hospital, ni a un médico, ni para comprarle su medicina. Nos está cargando la fregada, mientras aquellos están viviendo cómodamente.
Este 26 debemos de sumarnos más. No restar esfuerzos porque ahorita la vida no está para restar, está para sumar más gente, más hermanos, más corazones, y pues la fuerza nos la dan ustedes y vamos a seguir para adelante. A todos aquellos países, a todos los hermanos y hermanas que están más allá de donde nosotros los podemos ver, también los necesitamos. Aunque estén lejos los sentimos muy cerca, porque allá en sus países también nos ven como parte de sus familias y nuestros hijos son sus hijos. Son la causa de su lucha.
A pesar de que no los conocemos a todos y todas, queremos decirles que también los necesitamos, que en medio de esta tormenta debemos de estar de pie. No debemos doblegarnos ante tanta mentira y tanta burla. Aunque vemos que las cosas no avanzan, no debemos perder la fe en que nuestra causa tendrá resultados, para que ya nunca vuelva a pasar lo que hizo este gobierno, para que no permitamos más que los políticos con los militares y policías sigan haciendo de las suyas. Desapareciendo y matando a jóvenes por considerarlos que no tienen valor, que no cuentan y que a nadie les duele. Nuestros hijos han removido los escombros de este sistema, han desenmascarado toda la perversidad que hay entre los que nos gobiernan. Nos han obligado a decirles la verdad, a ponernos frente a frente, sin miedo porque no tenemos nada que temer. Son más bien ellos los que nos dan la vuelta, los que nos ignoran, los que nos cierran la puerta. Lo que nos anima y nos da mucha esperanza son todos ustedes, que nos han abierto las puertas de sus corazones para que ahí habitemos y ahí encontremos consuelo ante las penurias de una vida que no es vida, pero que por amor a nuestros hijos tenemos que mantenernos de pie gritando ¡Porque vivos se lo llevaron! ¡Vivos los queremos! ¡Porque vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos! ¡Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos! ¡Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos!