Hoy más que nunca, es Claudia. Todas las encuestas, todas, colocan a Claudia con una ventaja irreversible; la mayor parte de dirigentes de nuestro partido, de personalidades y de militantes de a pie, están con ella. La única que no está distraída ni obsesionada con ser la candidata, será la candidata. La estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador parece hoy clara: adelantó la carrera sucesoria para poder ver cómo se comportaban los aspirantes. Dicho de otra manera, “dime con quién andas y te diré quién eres”.
La fuerza política de nuestro movimiento es tal que la sucesión de todos los partidos se está resolviendo en la nuestra. Todos los personajes políticos piensan que tienen derecho a elegir a la candidata o al candidato de Morena. Aquellos que fueron nuestros adversarios en 2018 e incluso en 2021 (muchos de ellos ocupando espuriamente posiciones de elección o en los diferentes gobiernos), se han volcado en el apoyo sobre todo del canciller Marcelo Ebrard y del secretario de Gobernación Adán Augusto López. Resulta que de pronto todos son de Morena. Todos son de izquierda y todos apoyan a la cuarta transformación. La mayoría de estos neo obradoristas, son priistas embozados que piensan que van a volver al poder pero ahora a través de nuestro partido. Siguen sin entender que no entienden. Piensan que somos bobos, piensan que el pueblo es tonto. Piensan que ya se nos olvidó que apenas en 2018 hablaban pestes de López Obrador y apoyaron públicamente a los candidatos de la Alianza del Mal. Desearían que no existieran las fotos ni las notas periodísticas que los delatan. Pero la verdad no se puede borrar como publicación de redes sociales. Y la memoria histórica es larga y profunda.
El canciller, hábil, astuto, sigiloso y rapaz, apuesta, en el filo de la navaja, al tropezón de la puntera. Prepara y analiza los distintos escenarios: romper, no romper, negociar, ganar perdiendo. Cómo su maestro Manuel Camacho, venderá cara su derrota aunque se va a equivocar de ventanilla porque los principios no se negocian ni se intercambian por plurinominales y posiciones políticas. En el más absoluto de los cinismos, denuncia la falta de “piso parejo” mientras tapiza los cielos con espectaculares anunciando su libro. Otro precandidato fallido que piensa que la política es el arte del tik-tok, del Facebook y de la valla publicitaria. Piensa que nos chupamos el dedo. Piensa que le creemos y detrás de él, ocultos en sus madrigueras, los mapaches de toda la vida sueñan con la restauración anticipada. Desde aquí les decimos que no pasarán.
Antes de movernos hacia el centro lo haremos a la izquierda. La cuarta transformación necesita ser más radical y no dar concesiones a los que han destrozado a la patria.
Cualquier zigzagueo es un retroceso. Cualquier guiño a los fascistas es reaccionario. Tratar de ganar montado en políticos que apenas ayer eran nuestros adversarios es un error mayúsculo. Dime con quién andas y te diré quién eres.