EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Escuela Secundaria Federal 22: cómo han pasado los años

Anituy Rebolledo Ayerdi

Marzo 28, 2019

 

 

 

A la memoria de Francisco Pancho Escorcia , un expendedor de medios escritos con cuyas políticas editoriales casi nunca estuvo de acuerdo, “por gobiernistas”, acusaba. Su puesto de periódicos y revistas en Carranza. QEPD.

Las escuelas rurales de México cargaron ya entrado el siglo XX con la absurda denominación de “Real”. Bien como nostálgico vasallaje a la corona española o por complacencia ideológica de las autoridades educativas en turno. Este columnista, por cierto, estudio parte de la primaria en la escuela “Real Revolución del Sur”, de San Jerónimo de Juárez, ni más ni menos.
Viene a cuento lo anterior porque la escuela primaria “Real” Miguel Hidalgo y Costilla, fue fundada en Acapulco a finales del siglo XIX exclusivamente para varones. Correrá pareja a partir de 1906 con la escuela Ignacio M. Altamirano, exclusivamente para niñas, fundada por la profesora tixtleca Felícitas V. Jiménez. Cuando la primera desaparezca ya se habrá consolidado en el país el sistema escolar mixto.
Un Acapulco dominado y extraviado será incapaz en 40 años de ofrecer a sus jóvenes un camino más allá de la enseñanza elemental. Lo conseguían únicamente los hijos de españoles y familias locales acomodadas y para hacerlo debían emigrar a la ciudad de México o a la capital del estado. Viajes de varios días a lomo de bestia por caminos plagados de bandoleros.
Para los hispanos resultaba entonces más cómodo y seguro enviar a sus retoños a colegios de California, Estados Unidos. Y era que detentaban entre otros monopolios el de la transportación marítima, convirtiendo al puerto absurdamente en una auténtica isla. El propio Juan R. Escudero, recuérdese, asistió al colegio Saint Mary’s de la ciudad de Oakland, regresando enfermo al poco tiempo.
Más accesible por lo cercano será el colegio Wallace de Chilpancingo, institución educativa perteneciente a la iglesia evangélica de Estados Unidos, con particular estímulo para las actividades agropecuarias. (hoy, instalaciones militares de la capital).
Allá, nostálgicos exagerados, unían sus voces para cantar la Canción mixteca, (Que lejos estoy del suelo donde he nacido): Minerva Anderson (la dama aquí ya citada que inspiró al maestro José Agustín Ramírez su Acapulqueña linda), María Teresa Argudín, Consuelo Orbe, María Guadalupe, César y Ramiro Torreblanca, Enrique Uruñuela, Erasmo Romero, Manuel Añorve, José Sthepens, Vicente Sánchez, Donaciano Salas, Arturo García Mier, Donaciano Luna , Alfonso Argudín y Guillermo Sabah.

La primera secundaria

Así, el 19 de marzo de 1939, a 20 meses de que termine el mandato del presidente Lázaro Cárdenas, abre oficialmente sus puertas la primera escuela secundaria de Acapulco. La Número 22 porque tal era el número de ellas en todo el país (más tarde la Número Uno del puerto), respondiendo a los reclamos de la juventud porteña durante cuatro décadas. Su proceso germinal fue un premio a la entereza y a la perseverancia de la sociedad entera, encabezada entonces por tenaces gestores.
Entre ellos la profesora Felícitas Chita Jiménez, el ex alcalde Manuel López López y su hijo José Manuel López Victoria, cronista de la ciudad. El periodista José O Muñúzuri, el hotelero tamaulipeco Carlos Barnard, los acapulqueños José Tellechea y Juan Gómez. Y por supuesto, el interés particular otorgado a las gestiones por parte del secretario de Educación Pública del presidente Cárdenas, licenciado Gonzálo Vázquez Vela. Gobernaba la entidad el general Alberto F. Berber y era alcalde de Acapulco Baltazar Hernández Juárez.
Con la promesa del gobierno federal de dotarla “muy pronto” de un edifico propio –un “muy pronto” de cuatro lustros– la primera secundaria de Acapulco queda instalada en las calles Quebrada y Madero (antiguo callejón del “Piquete” en alusión a los piquetes de alacrán como a los inferidos por los verduguillos de los asaltantes). La SEP nombra director al profesor Eduardo Jiménez Ramírez y subdirector al profesor Vidal Gutiérrez, procedentes ambos de las célebres Misiones Culturales de la SEP cardenista
Hija del maestro Eduardo Jiménez, Yolanda Jiménez Muller, ya fallecida, recordaba a su padre como apasionado sembrador de escuelas secundarias en el país. Dos de las cuales llevan en Chihuahua su nombre: una en Parral y la otra en Delicias. Lo calificaba como un orador helénico, dotado particularmente para la ejecución de instrumentos musicales y para el aprendizaje de lenguas autóctonas. Fue subsecretario de la SEP para secundarias particulares.
Aquí, en Acapulco, la señora Jiménez de Sánchez hablaba del orgullo que sentía su padre por ser amigo del maestro José Agustín Ramírez, cuya casa paterna estaba precisamente atrás de la Secundaria. De él atesoró la partitura autografiada de la canción de La Callejera, que él tocaba al piano.
En 1941, una vez encauzada la Secundaria 22, el maestro Jiménez entrega la dirección del plantel al profesor chilapeño Eugenio Miranda Fonseca (hermano de Donato de los mismos apellidos, alcalde de Acapulco 1953-1954 y aspirante, siendo secretario de la Presidencia, a relevar al presidente López Mateos). Un año más tarde, Miranda entrega la dirección al maestro J. Guadalupe Lozano y este hace lo propio con el profesor Eduardo Vega Jiménez, quien conservará la dirección hasta 1964.

La tragedia

La tragedia sobrevendrá tres lustros más tarde. Un domingo 3 de septiembre de 1953, luego de una semana de lluvias intensísimas, la tierra tiembla provocando el colapso del inmueble ocupado por la Secundaria 22. Originalmente residencia del doctor Alfonso Butrón Ríos (ciudadano cubano-español dos veces alcalde de Acapulco) y sede de su famosa Botica Acapulco, con más de un siglo de existencia en el puerto. Finalmente, oficinas de Correos y Telégrafos.
El movimiento telúrico afecta principalmente los talleres de carpintería, aunque toda la estructura, adobe y teja, resulta muy dañada. Un nuevo temblor la noche del 15 de septiembre destruye lo que quedaba en pie y un tercero más tarde la convierte en vil cascajo.
El cronista de Acapulco, don Rosendo Pintos Lacunza, vecino de la institución y cuyos talleres de impresión resultaron igualmente afectados, narra la secuela de los hechos:

El titular de la SEP

“Por fín, un día se presenta en aquellas ruinas el titular de la SEP, José Angel Ceniceros, acompañado por el alcalde Donato Mirada Fonseca. Un grupo de estudiantes se hace presente con consignas alusivas y una gran manta en la que se lee: “Exigimos edifico nuevo” además de pancartas alusivas a la tardanza de la SEP en tomar cartas en el asunto.
Molesto, visiblemente irritado, el secretario Ceniceros monta sobre un volcán de cascajo para gritarle a los muchachos:
–“ El gobierno del presidente Ruiz Cortines, jovencitos, no necesita ni ultimátums ni plazos fatales. Y no los necesita porque sabe cumplir a tiempo con sus deberes y obligaciones”. Ya calmado, Ceniceros ofrece la construcción de un nuevo edificio para la Secundaria, advirtiendo que será en otro lugar porque allí mismo no sería apropiado”.
Entre aquello exigentes muchachos estaban Martha Rodríguez Rábago, Martha Durán, Olga Navarrete, Elvira Oscós, Cristina Cristerna, Virginia Hurtado, Mercedes Vanmeeter, Martina Roque, Violeta Zúñiga, Evelia Alcaraz, Elia Rita Vega, Eduardo Salinas Torres (¡salud, compadre!), Cuauhtémoc Lobato, Luis Castañeda, Cuauhtémoc Juárez, José Manuel Linares, Tadeo y Ervey Arredondo, Luis de la Peña, Armando Ruiz Massieu, Héctor Mújica, Jaime y Luis Muñoz Pintos, Guillermo González, Francisco Ruiz, Raúl Reducindo, Ulises Vargas , Elio Reyes Berdeja, Nicolás Salinas, Ezequiel Ramírez, Alejandro Arzate, Magdaleno Monroy, Cuauhtémoc Rivera y yo, o sea, su servilleta.

El Planeta

El Planeta, el primer tabloide formal de la Secundaria Federal, dirigido por quien esto escribe con la asesoría del maestro Alfredo Beltrán Cruz (hoy tan campante como el propio Johnny Walker), será recurrente en el tema. Consideraba “una vergüenza para Acapulco que su juventud no hubiera merecido en 17 años un plantel digno para su única escuela Secundaria”. Y preguntaba:
¿Hasta cuándo se hará realidad el sueño de nuestro edificio? ¿Será necesario que la rebeldía de los jóvenes acapulqueños se manifieste con actitudes poco civilizadas para obtenerlo?
Cuando las obras de la Secundaria se reanuden mediante una inyección presupuestal de un millón de pesos, El Planeta se adjudicará el mérito. Por lo menos no lo negará el director del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE). El mismo que, a finales de 1956, ofrecía besando la cruz: “Ahora si, por vidita de Dios, que vamos a terminarles su escuela”.
La celebración de un aniversario de El Planeta será el festejo quinceañero para la Secundaria de Acapulco. Será su reina la hermosa Emma Graef y el baile de coronación en los muelles del yate Sea Cloud, amenizado por la orquesta de Venus Rey (Venustiano Reyes en el hampa sindical)

Tardoncito

Aunque tardoncito, el presidente Adolfo Ruiz Cortines sabrá cumplir con la palabra empeñada. Personalmente, en el último año de su gobierno, entrega las flamantes instalaciones de la escuela Secundaria de Acapulco, número 22. Sin consumarse, por cierto, el deslumbrante proyecto original. De todos modos, el agradecimiento de los acapulqueños fue sincero.

Cuadro de honor

Un grupo de docentes respetados y muy queridos forman con Eduardo Vega Jiménez a la cabeza, el cuadro de honor de una especie ya extinguida de maestros inolvidables:
Gloria Carro Mancilla (Bilogía), María de los Angeles Serratos (Inglés), Socorro Pérez de Vega (Cocina), Alfredo Beltrán Cruz (Física e Historia), Eduardo Vega Jiménez (director, Literatura), Teófilo Moyado (Matemáticas) Miguel Chavelas (subdirector, Historia). También, Arturo Horta Miranda (Civismo), José Luis Córdova (Química), David Malváez de la Barrera ( Biología), José Flores (Taller mecánico), Alejandro Ayala ( Educación física), Mauricio González (Música) y Julio Vélez Romero (carpintería). Estos dos últimos habían enseñado a cantar y a serruchar a partir de la primera generación.

Septuagenaria celebración

Durante el desfile de alumnos de todas las generaciones de la escuela Secundaria de Acapulco, celebrado por la Costera hace diez años, no faltaron los momentos nostálgicos de intensa emoción. Uno de ellos fue sin duda la presencia de las señoras Eloísa Soberanis, y Tere Vela de Lépez, hermosas y vitales, sobrevivientes ambas de la primera generación.

Los fastos

Una grupo de ex alumnos de las primeras generaciones de la ESF, cada vez más reducido, es cierto, se ha mantenido atento a la organización de los fastos de la institución. La última gran celebración estuvo a cargo, entre otros, de Cota Lobato, Evert Liquidano, Luis Muñoz Pintos y Arturo Escobar García (QEPD). Continúan hoy con el mismo entusiasmo Chabela y Pili Robles, Alma Rebolledo, Angel Arzeta, Gilberto Martínez, Eduardo Salinas y, por supuesto, el maestro Alfredo Beltrán Cruz,

Remisos

Hoy reproducimos el texto de esta Contraportada publicada en El Sur de marzo de 2009. Atendemos así la solicitud de varios amigos que entonces no tuvieron oportunidad de conocerla.
No hay porqué darlas…