EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Estamos dispuestos a pagar el precio de combatir la corrupción?

Silber Meza

Junio 01, 2019

La corrupción en México bien puede ser comparada con las raíces de un árbol enorme: extremidades que no sabemos hasta dónde topan, no conocemos en realidad si cruzan un drenaje, si atraviesan un parque, una avenida principal, un edificio, una escuela. Retirar el árbol no sólo requeriría de una maquinaria poderosa, causaría además daños insospechados: podría abrir una calle en dos partes, debilitar un edificio, despedazar un drenaje pluvial o una alcantarilla, destruir los cimientos de una vivienda.
La raíz de la corrupción ha crecido a lo largo de décadas, y ha sido tolerada y estimulada por un sistema de gobierno que asume –o asumió– que la corrupción es parte de la vida del mexicano, que es una compañera natural de nuestros días, que el que no transa no avanza, que el poder es joder, que el que puede robar y no aprovecha es un tonto. No es obviar si decimos que todas han sido premisas falsas naturalizadas por los grupos de poder oficial.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha asegurado de manera insistente que va en serio en su lucha contra la corrupción. Una de las primeras acciones contundentes la acabamos de ver hace unos días, cuando el gobierno mexicano giró órdenes de aprehensión en contra del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, y del propietario de Altos Hornos de México (AHMSA), Alonso Ancira, este último detenido en España con fines de extradición a México.
La empresa AHMSA es investigada por el gobierno mexicano por presuntamente haber participado en la venta irregular a Pemex de una “planta chatarra” –vieja y casi inservible– que pertenecía a la filial Agro Nitrogenados.
La Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda congeló y después liberó cuentas bancarias de la coahuilense AHMSA, y con esto se vino un sismo en el estado norteño. Si los datos que da a conocer la compañía son correctos, la empresa genera 20 mil empleos directos, 80 mil indirectos, y es el motor de la economía minera carbonífera de esa entidad fronteriza.
La noticia ya provocó una manifestación en el municipio de Monclova, Coahuila, en la cual participaron miles de personas –según calcularon medios locales–, entre trabajadores, proveedores, políticos, empresarios y población en general. “Marcha en defensa del empleo”, “AHMSA es la economía de la región”, se pudo leer en algunas de las pancartas. El temor a perder el trabajo, el miedo al quiebre de empresas pequeñas y medianas proveedoras de AHMSA, y seguramente los intereses de la compañía han movilizado a la región.
En los hechos, miles de personas salieron a defender a una de las empresas más poderosas de México y a su dueño, que se halla detenido y envuelto en un escándalo de corrupción de magnitudes aún desconocidas.
Antes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidiera imponer aranceles de 5 por ciento a todos los productos mexicanos, este era prácticamente el único tema importante de conversación en México. En una entrevista realizada por la periodista Carmen Aristegui al ex candidato presidencial priista Francisco Labastida Ochoa, le preguntó sobre la corrupción en el PRI. Labastida afirmó que en el sexenio de Enrique Peña Nieto se dieron los mayores abusos de corrupción, y ahora Andrés Manuel López Obrador está obligado a desterrar el mal y pagar el costo que sea necesario.
Combatir la corrupción en México traerá una cadena de reacciones que podrían generar inestabilidad en diversas zonas del país. Los mexicanos estamos hartos de la corrupción, sabemos que esto afecta nuestra calidad de vida y genera pérdidas en oportunidades, sin embargo está por verse si estamos listos para afrontar las sacudidas que esto conlleva.
Las dudas crecen. ¿Los mexicanos estamos dispuestos a pagar el precio de perseguir y castigar la corrupción? ¿Los políticos están dispuestos a arriesgar elecciones y asumir presiones por combatir la corrupción? ¿Los empresarios están dispuestos a la posible inestabilidad a cambio de poner fin a la corrupción?
El desenlace de este primer gran caso del sexenio será crucial para conocer la dimensión del combate a la corrupción en el país.