Florencio Salazar
Abril 14, 2025
El papel del lenguaje es central. Roger-Pol Droit.
Los excesos acumulados en asuntos menores crean problemas mayores. ¿Qué significa la caída constante de una gota de agua en un lavadero? Con los días podría vaciarse un depósito, pero salvo el desperdicio no causará daño significativo. No obstante, si esa gota constante es instrumento de tortura –como ocurría en el Medioevo– y cae sobre la cabeza de un sujeto sometido, terminará por perforarle el cráneo y causar su muerte.
La protesta social la ejercen los ciudadanos para la reivindicación de sus derechos y la exigencia de atención a sus demandas. Son derechos políticos y no hay violación a las leyes cuando se ejercen en forma pacífica y sin afectación a terceros. No obstante, ocurre que una y otra vez las protestas afectan a terceros dañando el patrimonio público y también de particulares.
Parece un hecho insignificante que a lo largo de las marchas pintarrajen fachadas de edificios de gobierno, monumentos y viviendas. La primera consecuencia es que las ciudades se afean y, la imagen de destrucción del entorno urbano provoca desánimo social; la segunda, la irritación de los particulares, especialmente cuando con esfuerzo han terminado la construcción de sus casas o pintado sus fachadas; la tercera, implica el rechazo de la población a los manifestantes.
La estrategia básica de una manifestación, o acto de protesta, se orientaría a ganar la simpatía social a favor de su causa, no provocar la molestia ciudadana. Las organizaciones gremiales pueden acudir al paro laboral o a la huelga. Porqué recurrir, entonces, al cierre de calles, bloqueo de oficinas públicas, con el consecuente impedimento para hacer trámites u obtener actas o licencias.
El impedimento a los ciudadanos para realizar diversas gestiones pueden tener un costo económico y en la salud de las personas. Supongamos la necesidad de obtener un registro catastral para una operación inmobiliaria, la certificación de un acta de nacimiento, el acceso a un hospital del IMSS, del ISSSTE o privado y la urgencia de una ambulancia. Hay muchos ejemplos de la gota de agua que cae en la cabeza de la sociedad.
El argumento de los manifestantes para llenar de consignas las paredes de las ciudades, es hacer visible su movimiento. Irritar a la población es desvincularse del ser colectivo; las notas informativas no refieren sus propuestas sino los destrozos y gritos destemplados de los manifestantes. Además, su belicosidad atemoriza a la población.
Los manifestantes –no todos, claro– cuando escriben lemas en una fachada particular actúan sin responsabilidad. ¿Sabe cuál es el salario de la persona afectada? ¿Lo que representa en su modesta economía volver a pintar? No es sano generar molestia en la población por el desorden de quienes se asumen como dueños de la ciudad. ¿Saben lo que representa para una pequeña o mediana empresa disponer de recursos para su mantenimiento? ¿Lo que implica económicamente para los órdenes de gobierno atender el maltrato al equipamiento urbano? Implica reasignar recursos para su atención o, peor aún, sin atención los muros de la ciudad van acumulando leyendas sobre leyendas, hasta que nuestro entorno se convierte en lo más parecido a un presidio. No se pasa por alto el deber de las autoridades de atender oportunamente las demandas gremiales y ciudadanas. Habrá protestas radicalizadas por el desdén oficial, pero de ninguna manera hay justificación para la destrucción de los bienes colectivos e individuales.
No deben normalizarse actos vandálicos. El silencio y la aparente conformidad pueden ser indignación soterrada, que en cualquier momento puede explotar, no necesariamente en una muestra colectiva de enojo. Está bien que cada quién ejerza su derecho y todavía será mejor que ese derecho no atente contra los bienes de la sociedad ni de los particulares. Prudencia es la palabra clave; prudencia, para que los excesos no sean la gota constante.