EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

(Facebook) entre paréntesis

Ana Cecilia Terrazas

Diciembre 12, 2020

Jamás pensé dedicarle líneas a una plataforma digital. Si alguien me hubiese dicho hace algunos meses que vio alguna nota, texto, reportaje o ensayo mío al respecto, le diría que seguramente era una homónima –que las hay, aunque usted no lo crea– porque sin duda esta pluma no se siente acreditada formalmente para hablar sobre el tema ni está –o eso pensaba– en la mira de mis intereses inmediatos, aquellos que impulsan la escritura compartida en estas columnas.
Dicho lo anterior, reconsidero y me pronuncio facultada informalmente para hablar de una forma de socializar virtualmente, parte de una cotidianidad.
Mi caso no es excepcional. México, hace no tantos años, se rumora llegó a tener más usuarios de FB que ciudadanos (puesto que una sola persona abría varias cuentas). Actualmente, FB sigue siendo la red sociodigital más utilizada en el país, rebasando los 80 millones de usuarios aparentemente.
Así que soy una entre esos millones de personas mexicanas que, hasta los recientes cambios de diseño del FB, se sentía cómoda con frecuentar el territorio zuckerbergiano al grado de, acaso, publicar cosas ahí con meridiana regularidad e incluso atreverme a saludar, contactar, buscar y hasta a hacer algún guiño sobre temas personales.
FB, para mí, mediaba entre el vértigo imparable de Twitter y la breve suspensión del tiempo del correo electrónico (hoy en desuso entre los postmilenials). Tenía ya el hábito hecho de asomarme –casi en automático y al mismo tiempo de abrir Word, correos o buscadores– a ver mensajes, noticias, anuncios o señales.
Mi tiempo de estancia en la plataforma quizá nunca excedió nunca la hora, pero tampoco bajaba de los 10 minutos diarios en promedio. En suma, confieso haber dejado ahí ratitos de mis días sin culpa alguna.
La cantidad de amistades o contactos de mi FB estoy segura no es significativa para el universo de algoritmos, influenciadores o regímenes digitales de mercado. No obstante, como seguramente ocurre con otros millones de feisbuqueros, me bastaban y sobraban los varios intercambios hallados para sentirme –sentir, ya que nunca utilicé la herramienta para hacer mediciones concretas– atendida, leída, ahí existente.
Todo eso quedó atrás –quizá para siempre– desde el pasado octubre con el cambio de diseño del FB. Si acaso pertenezco a algún gremio –al de la comunicación crítica y al periodismo– puedo afirmar que dentro de este círculo no se mira bien el tema salvo cuando se vincula externamente, como nota aislada. (Pienso con sorna que esto ocurre porque nosotros los periodistas no requerimos de este tipo de foros al ser parte de los medios reales).
Es decir, hablar o incomodarse con el FB pudiera verse hasta mal, aunque quién quita y tal vez la modificación
de la plataforma le pegó en México a sus audiencias, a su público, más de lo esperado. No lo sé.
Dicen quienes conocen mejor el entorno digital que FB apuesta ahora por separar distintas cosas: los videos, las historias, las páginas, los grupos, “y eso lo ha hecho más caótico”. La misma fuente añade que “han perdido a los más jóvenes, a quienes de todos modos tienen cautivos en Instagram”, que es parte ya de FB.
Desde luego, no caigo en el algoritmo de los más jóvenes, y tampoco he visto las estadísticas recientes de pérdida de generación X o baby boomers en FB. Lo que es un hecho es que muchas de mis amistades estarán haciendo su vida cotidiana al margen de que yo me asome siquiera o pueda ver qué dicen, qué postean, qué disfrutan o añoran.
La pandemia interminable y los confinamientos exhaustivos tampoco ayudan a que una tenga en la mira con más puntualidad qué ocurre en el FB hoy por hoy, el tiempito que sobraba o se forzaba para entrar a FB se cubre inmediatamente con las mil y una cosas de quehacer durante el covidoso 2020.
Pregunto a quien esto lea –prometo asomarme a ver si enviaron tuits con respuesta–: ¿quién extraña el viejo diseño del FB al grado de querer que éste regrese?
Y sin mayor drama vuelvo a la vida preFB, de la mano de un hoy occiso integrante de la generación del silencio, el popular Mario Benedetti, a bordo de uno de sus pegajosos poemas, Mass Media, incluido en su antología La vida ese paréntesis:
De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto*.

@anterrazas