EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¡Feliz Navidad!

Anituy Rebolledo Ayerdi

Diciembre 26, 2019

Nynorsk: Eg ynskjer hemed Dykk alle einGod Jul og Godt Nyttár. Feliz Navidad y próspero Año Nuevo (noruego).

Hedy Lamarr

Eva Hedy Lamarr (Hedwig Maria Kiesler), actriz y científica austriaca nacida en 1914. Se le llamará “la mujer más hermosa de la historia del cine” y ella estará orgullosa de ser la primera actriz en aparecer completamente desnuda en una película comercial. Un buen día, la señora Kiesler acepta casarse con Teodoro Teddy Stauffer, pero condiciona su mano a un examen siquiátrico del músico suizo. La pareja se había conocido en el exclusivo Casanova Club de la Ciudad de México y una vez casados colgarán en La Quebrada de Acapulco su nidito de amor, incluidos dos hijos menores de ella. El esposo está al frente del cabaret La Perla, del hotel El Mirador.
A los pocos meses de vivir aquí, aislada, sin amigas, la hermosa austriaca descubre que Acapulco no es el pueblo que le pintó Teddy. Ella podría superarlo todo, pero no los pequeños que sufren por el calor, los moscos y la comida. Entonces tomará una decisión radical: “¡Teodoro, esto no es para los niños, nos regresamos a Hollywood!”.
Ingeniera superdotada, Lamarr fue creadora de un sistema para detectar misiles teledirigidos, usado por Estados Unidos durante la crisis cubana de 1962 y más tarde en Vietnam. Inventora, además, de un sistema utilizado hoy mismo para el bluetooth, el wifi y los samartphones de tercera generación.
Extasis es el título de la película de los años 30 que dio a la actriz celebridad mundial. Diez minutos dura la secuencia en la que la chica de 18 años aparece completamente desnuda, primero junto a un lago y enseguida correteando por la campiña checa. El magnate nazi Friederich Fritz Mandl ve la cinta y sin conocerla personalmente negocia con sus padres un matrimonio expres. Una auténtica esclavitud, confesará más tarde ella. Hombre celosísimo se dedica a buscar por todo el mundo copias de la cinta Extasis, solo para quemarlas. Aunque con fama de lesbiana, en el vuelo en el que huye del verdugo nazi se liga a un poderoso productor de cine, quien le facilita su entrada a Hollywood.
La fecha de nacimiento de Hedy Lammar, el 9 de noviembre, fue adoptado en Estados Unidos como Día del Inventor. Tres de sus películas: Sansón y Dalila, Mi espía favorita y Entraña de mujer. Murió a los 85 años.

Shenoraavor Nor Dari yev Pari Gaghand (feliz Navidad y Año Nuevo en armenio).

El Pelón Riestra

“Alfred Blumy Blumenthal, propietario del Hotel Casablanca, contrata a mi orquesta para amenizar la fiesta de Año Nuevo (1942) en su cabaret Ciro’s”, narra Ernesto Pelón Riestra en su libro Mi batuta habla.
“Ya para entonces Acapulco era un paraíso comparado con los mejores balnearios del mundo. Había millonarios por ramilletes. En la piscina del hotel, llamada Beachcomber, se celebraban carreras de tortugas con grandes apuestas, aunque no abiertamente. El lujo era exuberante, todo carísimo. Casi todos los clientes eran norteamericanos o europeos, pocos mexicanos”.
(El famoso Beachcomber fue creación de Teodoro Teddy Stauffer cuando director del Casablanca, mientras que Alberto Beto Barney se encargaba de la contratación de artistas. Teddy se disgusta con Blumy y antes de botarle el trabajo le arrea un puñetazo que le revienta la nariz. Barney se solidariza con el suizo para fundar él más tarde el hoy no menos legendario Bum Bum de Caleta).
El Pelón Riestra llama al Ciro’s “el sitio más famoso del mundo entre 1942 y 1948” y cuenta orgulloso que, a los acordes de su orquesta, bailaron las más celebradas estrellas de Hollywood: Rita Hayworth, Ann Sheridan, Esther Williams, Paulette Goddard, Walter Pidgeon, Danny Kaye y Errol Flynn. Millonarios excéntricos como Howard Huges, ídolos del béisbol como Babe Ruth y boxeadores pesados como Joe Louis. Por si fuera poco, presume que, escuchándolo, se conocieron María Félix y Agustín Lara.

Fericit si un An Nou fericit Cracium (rumano).

René Muñiz

Tardará en justificarse la mención del nadador René Muñiz en una biografía de Graciela Olmos, La Bandida, célebre madrota de la Ciudad de México, además de pródiga compositora de corridos revolucionarios y entre ellos El siete Leguas. René, por su parte, fue compañero de equipo de Clemente Mejía en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y de los olímpicos de Helsinki, en 1952.
Para quienes ya daban por un hecho de que además de la natación el acapulqueño se dedicaba a la padroteada, todo quedará claro cuando se conozca su papel en aquel pecaminoso sitio. René Muñiz era instructor de nado de las pupilas de la señora Olmos (en realidad Marina Ahedo), propietaria del burdel más caro y exclusivo del México posrevolucionario. Calidad otorgada por el valimiento de sucesivos presidentes de la República, a partir de Elías Calles y hasta López Mateos, con la notabilísima excepción de Lázaro Cárdenas.
Empeñada en la preparación física y mental de sus “hijuelas”, como las llamaba, a fin de mantenerlas a la altura de su exigente clientela, La Bandida las obligaba a tomar clases de historia, idiomas, danza, urbanidad y natación. El rubio y larguirucho paisano, concesionario alguna vez de la playa La Langosta, fue maestro, como se dice, de esta última asignatura. Pupilas nunca mayores de 30 años.
Así, Muñiz tuvo la oportunidad de masajear aquellos cuerpos macizos y voluptuosos reservados para políticos y millonarios (perdón por la sinonimia). Casi en trance debe haber sobado los muslos ebúrneos de Obsidiana, así llamada la más hermosa del burdel, mientras que a la Torera seguramente le pellizcó sus majestuosos glúteos. A La Malinche, René debió recomendarle eliminar el vello facial pero sin decirle que sus bigotes competían con los de Pancho Villa.
Desde el primer día René fue advertido de que la paga era peso sobre peso y no con cuerpo, o sea, con cachuchazos.
“Manquesea”, contestó.
Por cierto, La Malinche se establecerá tiempo después en Acapulco. Le compra a Chucho Fares su hotel Mónaco, sobre la Costera, pagándole al chás chás 3 y medio millones de pesos. Ganados, comentó la plebe, no solamente con el sudor de su frente. La Malinche establece un cantabar en la planta baja del hotel, cuyo éxito será extraordinario. Ello gracias a su cartelera integrada por mi compadre Tadeo Arredondo y del extraordinario crooner Richard Pintos.

Sretan Bozic (Croata).

La Reseña II

La primera Reseña Mundial de los Festivales Cinematográficos, creada por Miguel Alemán Velasco, se inaugura en 1958 en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. Sorprende el auspicio de un evento de tal naturaleza por el gobierno del cuentachiles Adolfo Ruiz Cortines. Ambiente gélido, escaso público y tedio a morir serán factores que obliguen a pensar en otro escenario: ¡Acapulco, no hay otro!. La segunda Reseña se abre aquí el 25 de noviembre de 1959 y tiene como sede el fuerte de San Diego.
La cinta inaugural, La fortaleza escondida, del japonés Akira Kurosawa, con Toshiro Mifune (quien filmará más tarde aquí Ánimas Trujano), impacta a un público no acostumbrado a esa clase de filmes. Poco o nada les dirá, en cambio, la francesa Los cuatrocientos golpes, de Francoise Truffaut, celebrada inmediatamente como una obra maestra por parte de los críticos asiduos: Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, José Agustín y José Luis Cuevas. Hoy la película figura entre las cien mejores de todos los tiempos.
Se exhibe por primera vez en Acapulco una película pakistaní: Se levanta el día, y no pasa nada. En cambio, entusiasma la brasileña Orfeo Negro. Muy aplaudidas Almas en subasta de la Gran Bretaña y las italo francesas El general de la Rovere y La Gran Guerra. Igualmente, las francesas Doble vuelta y Los primos, de Claude Chabrol. Intrigan Anatomía de un asesinato y Compulsión, estadunidenses, y sorprende la mexicana Nazarin, dirigida por Luis Buñuel.
La prensa no tiene que perseguir a estrellas o realizadores porque ellos se entregan de pechito. El gringo James Stewart, el francés Jean Marais, tenido como el hombre más apuesto del mundo (¿no presumimos nosotros a María Félix como la mujer más hermosa también del orbe?) y el italiano Amadeo Nazari. Los directores Sergei Bondarchuck, ruso, y Roberto Rosellini, italiano Cuestionadísimo por las damas este último por haber botado a su mujer Anna Magnani, para ir tras Ingrid Berman, con la que, por cierto, se casa en Ciudad Juárez.

Hyvaa Joulua or Hauskaa Joulua (finlandés).

Bugsy Siegel

La mafia italiana en Estados Unidos explorará en varias ocasiones la posibilidad de establecer casinos de juego en México, particularmente en Acapulco. Los capos de la organización criminal soñaron siempre con establecer aquí sitios similares a Las Vegas o Montecarlo.
Uno de los primeros exploradores de la mafia neoyorkina fue Bugsy Siegel, un gansgter de poca monta pero con una suerte endiablada. Construye en pleno desierto de Mojave un hotel-casino llamado Flamingos, dando pie, seguramente sin pretenderlo, a Las Vegas, Nevada (1946), la más fulgurante capital del hedonismo universal. Sus jefes Lucky Luciano y Meyer Lensky le reconocen tan prodigiosa iniciativa, dándole manga ancha para el manejo de la poco más tarde rentabilísima empresa.
Cuando Bugsy visita Acapulco conoce el proyecto de un casino en toda forma. Lo planea el general Juan Andrew Almazán en la parte posterior de su hotel Papagayo. Los planos lo ubican precisamente en el montículo donde hoy se levanta el Palacio Municipal. El capo ofrece su asesoría para cuando se autorice la construcción.
Torpe y ambicioso, Bugsy es descubierto a la vuelta de año cuando pretenda robarle los huevos al águila. El boss Luciano descubre en un banco suizo una cuenta de 2 millones de dólares a nombre de un tal Benjamín Siegelbaum, no otro que Bugsy Siegel. Pronto tendrá el reclamo en su propio domicilio. Un hombre se acerca al amplio ventanal de una lujosa residencia de Beverly Hill, donde Bugsy lee el periódico en su espaciosa sala. El verdugo apunta su ametralladora M-1 y dispara hasta la última bala mientras grita: ¡imbroglare figlio del cazzo!. Algo así como “tramposo, hijo de la chingada” ¡Te fuiste, viela!, se dijo aquí.

Vasel Koleda; Tchestita nova godina (búlgaro).