EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Fiscalía, ciudadanos y partidos

Arturo Martínez Núñez

Septiembre 05, 2017

Los acontecimientos políticos en el país adquieren velocidad de crucero en una carrera que no se detendrá ya a lo largo del año.
El fin de semana, el Consejo Nacional del PRD aprobó la llamada “política de alianzas” que faculta a la dirigencia a buscar asociaciones a diestra y siniestra. Aunque algunos intentan maquillar esta estrategia como un llamado a la transición política, la realidad es que se trata de un intento desesperado del aparato burocrático por conservar las posiciones y los privilegios aun a costa de su propia identidad e historia.
Ante el riesgo de desbandada, la dirigente nacional responde con un poco conciliador “los que se quieran ir váyanse, pero háganlo rápido”. No hacen falta comentarios adicionales. Es como querer para una hemorragia succionando en la herida. El PRD ha dejado de ser el partido nacional de la izquierda. Su salud es crítica pero más crítica aun es la necedad de los dueños de la franquicia que se niegan a escuchar lo que en la base es un clamor: los perredistas habrán de apoyar masivamente el proyecto que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Esto no significa que se afiliarán a Morena ni que harán vida política en esta formación. El movimiento que encabeza López Obrador no se limita a la expresión a través de un partido. Los advenedizos que se afilian a Morena creyendo que por arte de magia se convertirán en líderes de masas, están igualmente equivocados. Lo que natura no da, Andrés Manuel no presta.
Los partidos son instrumentos a través de los que se busca llegar a los cargos de representación popular. No nos espantemos de que los partidos actúen como partidos. Su naturaleza es la alianza temporal, la intriga palaciega, el engaño y la traición. No existe partido político en el mundo y quizás organización humana alguna en el mundo, que pueda abstraerse de su condición humana. Lo mismo ocurre en las empresas, en las asociaciones ciudadanas, en los clubes deportivos y en las familias. Quizás la única diferencia es si las diferencias se ventilan en público o en privado y el grado de virulencia.
Por ello no hay que esperar que sean los partidos políticos los que transformarán a la nación. Los partidos políticos son facciones que se agrupan para representar un interés y una agenda común no un interés colectivo.
En Morena, a Monreal le dijeron lo mismo que Barrales les dice a los disidentes: “Si te quieres ir, vete ya”. En el PAN, los señoritos antes bien portados y peinaditos, hoy se deschongan públicamente entre morenovallistas, anayistas y margaritos. Estos le reclaman a aquellos que hoy los traten como ellos mismos trataron en su momento a los que no pensaban como ellos.
En el PRI, disciplinados e institucionales, las batallas son silenciosas, soterradas y puertas adentro. Sin embargo, sus rupturas, aunque mudas, han sido históricamente más profundas… y violentas.
México necesita mejores y nuevos ciudadanos. México necesita que la sociedad se involucre, exija y demande mejores gobiernos. México necesita que cada mexicano ejerza plenamente sus derechos y cumpla sus responsabilidades.
Estar esperando a que la clase política cambie por obra y gracia del espíritu santo es un despropósito. Queremos terminar con la corrupción, pero damos mordidas y tratamos de evitar la ley. Queremos que termine la violencia, pero se nos hace normal que nuestros jóvenes consuman altas cantidades de drogas legales o no. Queremos que la obra pública se licite de manera abierta y transparente, pero queremos que le toque al compadre para ver si salpica tantito.
No puede haber buen gobierno con mala ciudadanía. Es así de simple y así de complicado. Los seres humanos estamos expuestos al error por acción o por omisión. Por eso debemos de vigorizar y fortalecer a las instituciones para intentar aminorar el riesgo de la falla humana.
En estos días que desde el gobierno federal se pretende imponer a un Fiscal General a modo, es necesario alzar la voz y sumarse a las muchas organizaciones que están denunciando este intento autoritario y regresivo.
Necesitamos una Fiscalía General de la República fuerte, autónoma, ciudadana y con dientes. México necesita un Fiscal que sea el representante del pueblo y no el abogado del gobierno. México necesita un Fiscal que castigue los excesos de Rojos, Amarillos, Azules, Verdes y Morados, sin tener que responder a los favores de nadie. México necesita una Fiscalía que comience a terminar con la impunidad en todos los niveles. Una Fiscalía independiente, con suficientes recursos materiales y humanos, profesional, pero, sobre todo, que le rinda cuentas a la ciudadanía y no a su padrino político o al partido –sea cual fuere– que lo apoye para llegar al cargo.
Mal mensaje sería que la Fiscalía naciera muerta con un Fiscal cuestionado, atado de manos y con el signo del compadrazgo en la frente. Los tomadores de decisiones están a tiempo de evitar que una de las instituciones indispensables para la construcción de un país moderno, regrese a los tiempos de la justicia al servicio de unos cuantos. Los ciudadanos tienen el poder de tomar nota del proceder de cada legislador en esta materia y luego en junio del 2018 premiar o castigar de acuerdo con la evidencia.
Para funcionar adecuadamente, la democracia necesita un sistema de contrapesos y equilibrios donde nadie quede fuera del alcance de la ley. Necesitamos una justicia veloz y expedita y no una que viaje a bordo de lujosos autos deportivos emplacados clandestinamente.

[email protected]