EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Francisco: esperanza para México

Jorge Camacho Peñaloza

Enero 15, 2016

La esperanza es el sueño del hombre despierto. Aristóteles.

Sin lugar a dudas, la visita de personajes internacionales a nuestro país ha sido desde siempre causa de innumerables reacciones: a favor, en contra y aparentemente neutrales; sin embargo, por alguna razón, la visita de un Papa es especial en muchos sentidos.
Y no es para menos en un país en el que, de acuerdo con el del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), para 2010 el porcentaje de la población que se consideraba católica era del 89.3 por ciento; si bien es cierto que, de acuerdo también al Instituto ese porcentaje ha ido a la baja, tomando en cuenta que en 1970 el percentil era del 97.7 por ciento, lo cierto es que la visita de un Papa a México genera diversas expectativas y como digo, muchas positivas, muchas negativas y muchas más, combinadas.
La visita de Francisco a nuestro país en estos momentos cruciales tanto para el estado, como para la sociedad en general está generando expectativas de fe, para los creyentes; de imagen y marketing, para los mercados de consumo y, aunque el nuncio apostólico en México, Christophe Pierre insista en que el viaje del papa Francisco tiene un objetivo pastoral y no político, también los políticos llevan agua para su molino.
Así que en general, podemos asegurar que el viaje del papa Francisco a México es un viaje de esperanza: esperanza para los creyentes, esperanza para los mercados de consumo y esperanza para los políticos.
Dentro de las actividades difundidas ya, se prevé que el Papa camine por las calles de la capital del país al son de las campanas de la catedral metropolitana, se reúna con casi mil presos en la considerada hace algunos años la ciudad más violenta del planeta y ahí mismo rece por millones de migrantes del mundo, el almuerzo con ocho personas en Chiapas y la misa en Ecatepec; desde luego que la esperanza que genera esta esperada y controversial visita es el común denominador.
De acuerdo con especialistas, la población de católicos va en aumento en el mundo, no así en América y es que según el Anuario Estadístico Eclesial, en el que señala que el número de fieles de esta religión alcanzó en 2012 es de mil 229 millones: en África se dio el repunte más alto, con 29 por ciento, hasta llegar a los 199 millones de católicos; en Europa, el catolicismo tuvo un incremento de 2 por ciento, mientras que en América la cifra no creció. Así que la esperanza, insisto, es para todos; y es que, si no es la esperanza lo que nos mueve en estos tiempos, nada podrá hacerlo.
En lo personal tengo la esperanza que esta visita sea el motivo de muchos, creyentes y no creyentes, compradores y vendedores, políticos y apolíticos, por retomar el rumbo como nación.
Es la oportunidad para que la Iglesia pueda mover y remover sentimientos y conductas que la han alejado de su misión; es la oportunidad para que los creyentes católicos, incrementen su fe; es la oportunidad para que los no creyentes ejerciten sus teorías; es la oportunidad para que los compradores y vendedores muevan en algo la economía; es la oportunidad para que los políticos tomen algo del ejemplo de renovación, de vanguardia, de liderazgo, de congruencia, de prudencia y carisma que, sin tratar de exagerar, han sido las tarjetas de presentación del papa Francisco en este tiempo y acorde a estos tiempos.
Y qué es más esperanzador para México y sus habitantes, que querer abrazar la oportunidad de vivir un mejor presente y construir un mejor futuro.
Vuela vuela palomita y ve y dile: a todos los gobernantes y políticos que se pongan las pilas y tomen el buen ejemplo que nos da desde San Pedro, el papa Francisco y se dejen de banalidades en estos tiempos que México requiere de todo nuestro empeño.