EL-SUR

Sábado 09 de Diciembre de 2023

Guerrero, México

Opinión

Gabriela Wiener: remontar la barbarie

Adán Ramírez Serret

Abril 22, 2022

Gabriela Wiener (París, 1974) es una escritora peruana que pertenece a este nuevo boom de escritoras latinoamericanas como Fernanda Melchor, Mariana Enríquez o Mónica Ojeda –por tan sólo citar algunas–, que están marcando la pauta de la literatura escrita en español, y buena parte –¿por qué no?–, de lo que se escribe a nivel mundial, al menos de la literatura europea, para no ir demasiado lejos.
A diferencia de Melchor, que escribe desde un realismo sangriento; de Enríquez, desde un terror gótico u Ojeda desde un apocalipsis bolañesco, Wiener lo hace desde la crónica, género en el que tiene una vasta obra que se entremezcla con la novela, como en su entrega más reciente, Huaco retrato, en la cual va en busca de sus raíces, de su padre en específico, que acaba de morir, de su ascendencia tanto europea como inca a la vez que reflexiona sobre su condición identitaria y física.
La novela, autoficción contada en primera persona, comienza con la narradora viendo en un museo de Europa piezas incas. Se pregunta qué hacen allí, qué hace ella allí, que deberían estar, ambas, en Perú.
Pero ¿qué es huaco? Desde las primeras páginas comienza a darle vueltas a la expresión peruana y di-ce: “La palabra huaquero viene del quechua huaca o wak’a, como se le llaman en los Andes a los lugares sagrados que hoy son en su mayoría sitios arqueológicos o simplemente ruinas”. Pero Huaco retrato es un intento por representar un rostro indígena de la manera más fiel.
A partir de aquí comienza a desarrollar lo que será una poética de su obra: la intervención, conquista cultural de Europa a América: “Les llamo huaqueros sin eufemismos a los saqueadores de yacimientos arqueológicos que extraen y trafican hasta el día de hoy”. Porque todos estos cuestionamientos que se hace Wiener provienen directamente de tener un padre blanco, europeo –Wiener quiere decir de Viena en alemán– y una madre inca, o peruana, para decirlo en un sentido más moderno.
Así que en ella misma confluye la lucha de un país y de un continente. Escribe: “La bastardía corre por mis venas en las dos direcciones”.
Sobre esto mismo reflexionaba Carlos Fuentes: “Qué terrible conocimiento el del instante mismo de nuestra gestación, con todas sus ternuras y crueldades contradictorias; qué intensa conciencia: la de la hora que fuimos creados, hijos de madre sin nombre, anónimos nosotros mismos pero conocedores del nombre de nuestro terrible padre; qué magnífico dolor: nacer sabiendo cuánto debió morir para darnos el ser”.
Wiener retoma esta confluencia, este origen de los países de Latinoamérica de manera desparpajada, no tiene miedo de hablar de Europa, dice, “es 1877, nos acercamos al siglo XX, y mi pariente europeo no puede evitar civilizar todo a su paso”. Confronta de manera certera esa visión despectiva de civilizar que aún continúa. Sin embargo, no hay un indigenismo en Wiener, no hay una búsqueda de los orígenes romántica. Ella, la narradora, es una peruana del presente que vive en Europa con su esposo peruano y con una mujer española que también es su esposa. Además, se echa un amante en el viaje fúnebre. Esto sucede en la realidad. Gabriela Wiener practica el poliamor en donde dos mujeres viven con un hombre y tienen ambas descendencia de él.
Esta intrusión de la vida personal le da un tono indispensable al libro. Porque le quita el carácter ideológico, de manifiesto y lo transforma en una reflexión, que tiene mucho de denuncia, claro, de quién es ella, y quiénes somos, me atrevo a decir, todos los latinoamericanos porque en la mayor parte somos mezcla de europeos y las culturas originarias. Incluso, si no de sangre, sí culturalmente, sobre todo en países como Bolivia, Perú o México.
Huaco retrato, de Wiener, es una crítica a la ascendencia, un análisis del origen de un continente que crea una nueva identidad. No necesariamente original y agraciada, pero sí suya: remontar la barbarie.
Gabriela Wiener, Huaco retrato, Ciudad de México, Random House, 2021. 176 páginas.