EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Gasolinazo de Peña Nieto

Marcial Rodríguez Saldaña

Julio 07, 2016

El gobierno de Enrique Peña Nieto realizó durante el año 2013 una campaña publicitaria en medios electrónicos e impresos muy costosa para legitimar en la opinión pública la aprobación de la reforma energética que implicó reformas a la Constitución de la República, para permitir que empresas extranjeras o nacionales pudiesen extraer petróleo del subsuelo mexicano y con ello gran parte de la renta petrolera pasara a manos del capital especialmente del exterior, y prometió al pueblo de México que la gasolina ya no subiría de precio, sino que por el contrario esta bajaría.
1.- El mal llamado Pacto por México, producto nítido de las políticas neoliberales, que aprobaron con Peña Nieto el PRI, PAN y PRD, firmado el 2 de diciembre del 2012, al día siguiente de su toma de posesión, tuvo entre otros acuerdos la reforma energética, que significó un retroceso histórico después de que Lázaro Cárdenas había expropiado el petróleo a empresas extranjeras en 1938. El PRI tuvo que convocar a una asamblea extraordinaria para modificar sus estatutos que prohibían concesionar a particulares la explotación del petróleo y el gobierno y los partidos signatarios se plegaron a la dinámica privatizadora que han impuesto los gobiernos de México en las últimas tres décadas.
2.- Otro de los efectos del Pacto Por México, ha sido el aumento de los impuestos, entre ellos el de la gasolina que Peña Nieto ha incrementado en 30 por ciento en lo que va de su gobierno. Este primero de julio subió nuevamente el precio de la gasolina, lo cual provoca efectos devastadores a la economía popular. Los tecnócratas neoliberales del gobierno federal, sus aliados políticos y corifeos en medios de comunicación arguyen que el aumento del precio de las gasolinas sólo afecta a los ricos que tienen vehículos, lo cual es una falsedad, toda vez que hay millones de mexicanos que tienen vehículos modestos –incluso forman parte de sus instrumentos de trabajo– pero además al subir la gasolina sube todo, ya que los productos de la canasta básica que consume la mayoría de los mexicanos son transportados en unidades que consumen combustible y al aumentar este, automáticamente se incrementa el precio de los alimentos y artículos de primera necesidad, lo cual golpea los bolsillos de los más pobres del país.
3.- El aumento del precio de la gasolina se da en un contexto de rotundo fracaso de la política económica de Peña Nieto, que se comprueba con el escaso crecimiento de la economía –apenas 2.2% en el 2015–, con los recortes en miles de millones del presos –124 mil en el 2015, 134 mil en el 2016 y anuncian más de 175 mil en 2017– que afectan directamente programas en los sectores de salud y educación, con la constante inflación producto del aumento del precio del dólar frente al peso mexicano, lo cual que contrasta con los raquíticos aumentos a los salarios mínimos, con los miles de trabajadores que han sido privados de su fuente de trabajo como en el caso del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y ahora con la amenaza y despido de trabajadores de la educación, que se oponen a la reforma laboral en el sector educativo.
4.- Peña Nieto y su gobierno juegan con la economía de la nación en torno a decisiones político-electorales, toda vez que el incremento del precio de la gasolina lo hacen con base en cálculos de votos, en razón de que la aplicación de esta medida la llevaron a cabo una vez que pasaron las elecciones del 5 de junio del 2016 y aun así sufrieron una estrepitosa derrota ¿qué hubiera ocurrido si el aumento de la gasolina lo hubiesen aplicado antes de las elecciones? Seguramente la derrota hubiese sido catastrófica. Estas decisiones que se han derivado del Pacto por México, de reformas neoliberales de aumento de los impuestos, de entrega de energéticos a capitales privados nacionales y trasnacionales tienen a Peña Nieto en los índices más bajos de aprobación –2.9% de acuerdo con la encuesta más reciente publicada por el periódico El Universal– lo cual prefigura la culminación del ciclo de los gobiernos neoliberales en la elección presidencial del 2018, frente a un proyecto alternativo de profundo contenido nacionalista y popular.
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