EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Gobiernos sin (con) ciencia

Octavio Klimek Alcaraz

Diciembre 21, 2019

La Vigésimo Quinta Conferencia de las Partes (COP 25) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático tiene un nuevo récord: nunca en la historia de las 24 reuniones anteriores de estas cumbres había pasado tanto tiempo hasta el comienzo de la sesión plenaria final. El gran evento realizado en Madrid, España, pero presidida por Chile, con decenas de miles de participantes de casi 200 países debía durar 12 días de acuerdo con el cronograma oficial y finalizar el viernes 13 de diciembre por la tarde de la segunda semana de negociaciones, sin embargo, las negociaciones continuaron el viernes por la noche y todo el sábado. Por ello, se dio la plenaria final de la Conferencia hasta el domingo 15. Los medios de comunicación narran de una sensación entre muchos delegados de poco o nulo avance en los temas a tratar al final de esta reunión. Ya había signos de que no habría grandes avances en esta Conferencia, que originalmente se había programado en Brasil, pero la llegada a su presidencia del derechista Jair Bolsonaro la suspendió, así que fue trasladada a Chile, también ahí estalló allá la crisis social y política, y su presidente Sebastián Piñeira la declinó, por lo que finalmente en tiempo récord España la organizó.
En esas dos semanas de negociaciones se observó cómo la ciencia del cambio climático y la sociedad que espera una respuesta política ambiciosa va por un lado, y muchos gobiernos de la Tierra van por el otro. Así, Estados Unidos, China, Rusia, India y Brasil, que representan en la actualidad más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero, se esmeraron en bloquear de una u otra forma el buen resultado de las negociaciones en Madrid.
Primordialmente, se trataba de aumentar la denominada ambición climática, es decir, enunciar un mayor grado de compromiso de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Ya desde el ámbito científico se ha demostrado, que con los actuales de compromiso de reducción no hay posibilidad de parar el aumento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2º C en los próximos años, objetivo principal del Acuerdo de París. En la COP 25 no hubo un llamado explícito a ello, sino débiles declaraciones al respecto. En otras palabras, la conferencia de Madrid fue más una batalla defensiva de países afectados por el cambio climático y de la Unión Europea contra los países antes citados, que intentaban suavizar el Acuerdo de París.
El mecanismo de daños y pérdidas, con el que se trata de ayudar a los países vulnerables a hacer frente a las pérdidas y los daños relacionados con los impactos del cambio climático, no tuvo avance alguno. De hecho, los países insulares cuya existencia está amenazada por el aumento del nivel del mar consideraron como un verdadero acto criminal, lo que sucede. Finalmente, no existe un mecanismo, que obligue a los países responsables del cambio climático a asumir su responsabilidad y ayudar a países que el día de hoy ya están siendo afectados por el cambio climático.
En el caso del conocido Fondo Verde del Clima, en la Conferencia no se logró asegurar el dinero comprometido para 2020 (100 mil millones de dólares). En general países como Estados Unidos continúan evadiendo su responsabilidad histórica por el cambio climático en marcha y por tanto su gran obligación de financiamiento.
En el mismo sentido no se logró fortalecer los asuntos técnicos del Marco Reforzado de Transparencia para el informe de las acciones de mitigación y de financiamiento climático, elementos claves de la implementación del Acuerdo de París.
Pero, en especial en las negociaciones, no hubo acuerdo sobre los lineamientos que requiere el Artículo 6 del Acuerdo de París, con los que se trata de establecer un sistema internacional de mercados de carbono. De hecho, se prefirió no acordar y posponer un año para la siguiente conferencia una propuesta más adecuada. El riesgo de un mal acuerdo fue evidente, en los países donde hay conciencia, no se desea inundar el sistema con bonos de carbono baratos de acuerdos anteriores, y abrir la puerta a la doble contabilidad. La doble contabilidad se puede dar cuando un bono de carbono de un país sea comprado por otro y éste sea contabilizado como cumplimiento de contribución en ambos países. Por ejemplo, el Brasil de Bolsonaro quiere al mismo tiempo vender bonos de reducción de carbono en el extranjero en forma de certificados y compensarlos con su propio objetivo climático. Estos mecanismos de implementarse así, agravarán aún más la crisis climática y perjudicar a países vulnerables al cambio climático, como el propio México. Esperemos que se logren consensos suficientes a lo largo del próximo año 2020 hacia la próxima Conferencia.
Seguramente hay un sinfín de asuntos tratados en los grupos de trabajo y comités que giran en torno a la Conferencia, pero de este apretado balance de sus principales temas es clara señal de la complejidad para avanzar en el combate al cambio climático global.
La próxima Vigésimo Sexta Conferencia de las Partes (COP 26), de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se realizará en noviembre del 2020 en Glasgow, Escocia. El Reino Unido tendrá un reto enorme para lograr resultados que verdaderamente permitan cumplir con los retos que marcan el cambio climático ya en marcha. Lo que es un hecho es que no es posible abandonar las negociaciones multilaterales entre países, ir a negociaciones fuera de ese marco, por mucha desilusión que origine lo barroco de la diplomacia del cambio climático, pondría en riesgo futuro a los países vulnerables al cambio climático.