EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

Guerrero el olvidado II

Ángel Aguirre Rivero

Julio 26, 2019

LA POLÍTICA ES ASÍ

 

Aunque las estadísticas del Secretariado Nacional de Seguridad Pública dan testimonio de la disminución de la incidencia delictiva en Guerrero, los crímenes de profesionistas y empresarios generan desazón y lesionan la (de por sí frágil) confianza en las autoridades.
La violencia que azota a Guerrero y al país, es la punta del iceberg bajo el cual subyacen múltiples causas: incapacidad del Estado de brindar seguridad; miembros del Poder Judicial corrompidos o amedrentados por los capos de la droga; policías federales y locales penetradas; un marco jurídico inacabado; descomposición del tejido social; desigualdad social y falta de oportunidades; intereses económicos incluso trasnacionales; la vecindad con un país altamente consumidor como Estados Unidos. Y en niveles más profundos: corrupción, impunidad e injusticia.
Pese a los cambios que ha instrumentado el gobierno federal, los resultados no llegan, este año se encamina como el más violento en la historia del país.
Echar a andar una política pública en materia de seguridad pública, requiere voluntad política, recursos presupuestales, planeación estratégica y operativa, pero sobre todo: acciones y coordinación de esfuerzos.
Espero que el Plan Nacional de Paz y Seguridad del gobierno federal sea una política de Estado que utilice la inteligencia; respete el federalismo; incluya programas sociales para la paz e impulse un desarrollo económico regional equilibrado, sobre todo en los estados más pobres.
Sin embargo, al comparar el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 con el de 2018 hallamos reducciones que van en contra de lo que se ofreció en la estrategia presentada el pasado 14 de noviembre. No fue una buena señal que se cancelara el presupuesto para prevención del delito; a la PGR se le disminuyeron 915 millones de pesos; a la Segob se le recortarán 72 millones de pesos, también se le recortará el programa que atiende la prevención de la violencia contra las mujeres y hubo recortes a la capacitación de policías.
En tanto no se consolide la nueva estrategia de seguridad, permanecen como herencia perniciosa los vacíos que dejan con su inacción los gobiernos locales en materia de prevención, procuración de justicia, readaptación social, administración de justicia. Esos espacios son aprovechados por los delincuentes.
La impunidad no puede ser la regla. Si los sexenios anteriores atizaron al fuego en una lucha frontal, tampoco apostar a la pax narca es la solución
Yo creo que sí es posible conciliar el reclamo de justicia con el planteamiento del perdón. El papa Juan Pablo II en ocasión de la Celebración de la Jornada Mundial de la Paz en 2002, reflexionó: no se restablece completamente el orden quebrantado, si no es conjugando entre sí la justicia y el perdón.
Cuando las redes de la delincuencia volvieron nuestras calles en un gran coto de caza, y convirtieron a los mexicanos en víctimas propicias del despojo, la extorsión, el secuestro, el cobro de piso, se rompió la paz.
No hay casualidad en la escalada de violencia. Las entidades con mayores índices de homicidios y delitos representan la oportunidad de hacer bien las cosas, de hacer las correcciones necesarias, de devolverle la esperanza al país de que un mejor futuro es posible.
Por eso me da esperanza constatar que Guerrero, el olvidado (como escribí en mi entrega anterior) dé muestra al país de que se pueden hacer bien las cosas. Y no es echar la campanas al vuelo, sino reconocer que aún en un escenario adverso, donde no se combaten las causas económicas y sociales del delito, hay mejoría.
No podríamos pensar en soluciones de mediano y largo plazo al problema de la inseguridad si dejamos en los órdenes de gobierno el problema, se necesita un gran acuerdo donde participen instituciones educativas, medios de comunicación, iniciativa privada y sector social.
México y Guerrero no tendrán presente ni futuro, si no logramos que las familias puedan caminar por las calles y los empresarios encuentren seguridad a su vida y su patrimonio.
Hay dos caminos: prevenir o lamentar. Yo prefiero el primero.

Del anecdotario

Desde siempre me pronuncié a favor del proyecto político que encabezaba el entonces subsecretario de Salud, José Francisco Ruiz Massieu, para ser gobernador de nuestro estado. Era el más inteligente, preparado y con mucha visión de futuro.
En aquellos años ocupaba yo la Secretaría General de Gobierno y a la vez presidente de la Comisión Electoral local. Por tanto, me tocó organizar el proceso electoral que a juicio de los actores políticos había salido sin contratiempos.
En gratitud, “Pepe” me llamó para invitarme a comer y a celebrar su triunfo electoral.
Nos reunimos en el restaurante Champs Elysées… Sí, el que hizo famoso en su novela Morir en el Golfo el destacado escritor y periodista Héctor Aguilar Camín.
Pepe pidió una botella de vino blanco y luego degustamos de algunas cremas digestivas a la hora de tomar el café.
–Ángel, acompáñame a la casa, te quiero invitar un coñac en mi biblioteca… Lo cual me sorprendió porque José Francisco casi no tomaba.
En el trayecto rumbo a su casa me hizo dos comentarios que no me agradaron: –Ángel, estoy enterado que don Alejandro (Cervantes Delgado) está regalando algunos autos que pertenecen al gobierno del estado y expidieron un sinnúmero de notarías sin previo estudio para establecerlas.
–No Pepe, te han mal informado, don Alejandro es el hombre más honesto que he conocido en mi vida y por cuanto a las notarías, cuando gustes te envío el estudio sobre su justificación, porque como tú sabes es mi responsabilidad avalarlas y firmarlas.
Me reiteró su molestia, por lo que le pedí detuviera su vehículo para yo bajarme. No me hizo caso, llegamos hasta su casa de Las Aguilas.
–Pásale a la biblioteca como te dije, te invito un coñac.
Me negué a pasar y me despedí de él.
Sabía que el incidente cancelaba toda posibilidad de que me incorporara a su gobierno.
Transcurrieron más de 15 días y en una de esas tardes recibí una llamada del entonces delegado del PRI, Federico Granja Ricalde quien posteriormente fuera gobernador interino de su estado, Yucatán.
–Oye Ángel, necesito verte tengo un recado para ti del gobernador Ruiz Massieu.
Decidimos cenar en el restaurante Carlos And Charlies cuando éste se encontraba en la Costera.
El avezado político yucateco fue directo: –Es tiempo de que te reconcilies con el gobernador Ruiz Massieu… Me dijo, a lo que contesté que no tenía ningún inconveniente.
Al día siguiente nos encontramos con el gobernador en Casa Guerrero, para atender la invitación que me había formulado para desayunar.
Lo vi como si fuera hoy, saliendo de su recámara, recién bañado, con su clásico traje corto color caqui.
–Hola Ángel, ¿cómo estás? ¿ya se te bajó el coraje?
–Para nada mi gobernador, el enojado eras tú.
Desayunamos muy a gusto y reconoció en don Alejandro Cervantes a un político muy honesto y quien le había dado la oportunidad de llevarlo a Guerrero como su secretario general de Gobierno.
Con el paso del tiempo, José Francisco Ruiz Massieu escribió una bella carta reconociendo las cualidades que tenía el político chilpancinguense, a quien siempre trató con una gran generosidad.
–Ángel, quiero que te incorpores a mi gobierno… ¿quieres que te ratifique como secretario general de Gobierno?
Le dije que no.
Y me preguntó: –¿Por qué?
–Porque van a decir que Cervantes Delgado te heredó al secretario general de Gobierno.
–Tienes razón, (me contestó) bueno, entonces te propongo la Secretaría de Desarrollo Económico, lo cual me dio mucha risa.
–¿De qué te ríes?
–Es que me estás mandado de un extremo a otro, yo soy político antes de ser economista.
Generoso, me dijo: –Le voy a agregar el área de Trabajo, para que me ayudes en los conflictos laborales y manejes las juntas de conciliación y arbitraje.
Le dije que sí y lo acompañé tres años, para después darme la oportunidad de ser diputado federal por mi región.
Hoy rindo testimonio de gratitud a uno de los políticos más grandes que ha parido Guerrero: José Francisco Ruiz Massieu.
La política es así.