EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Hacia dónde va Europa?

Gaspard Estrada

Febrero 16, 2022

 

La situación política –y de seguridad– en Europa ha vuelto a las primeras planas de la prensa internacional. Y no es para menos: según fuentes de inteligencia norteamericanas y europeas, más de 120 mil soldados de Rusia habrían sido desplazados a la frontera de este país con Ucrania, al tiempo que la marina rusa desarrolla ejercicios militares en el Mar Negro, al sur de Ucrania, mientras que en Bielorrusia, al norte de Ucrania, el ejército y la fuerza aérea rusos hacen ejercicios similares.
De manera que Ucrania se encuentra a merced de una eventual acción hostil de parte del gobierno del presidente Vladimir Putin, quién ha multiplicado sus intervenciones mediáticas en las últimas semanas, en particular en contra de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Ante el desafío ruso, la respuesta de los países occidentales ha sido en dos sentidos: por un lado, Estados Unidos, y por el otro, la mayoría de los países de la Unión Europea, en particular Francia y Alemania. Desde Washington, la estrategia de la Casa Blanca ha tenido como objetivo evitar que Vladimir Putin pueda ejercer la iniciativa política de una eventual intervención militar en Ucrania. Para ello, los servicios de inteligencia de Estados Unidos han desclasificado un buen número de informaciones confidenciales sobre los movimientos militares rusos, para que la administración del Partido Demócrata pueda compartirla con sus aliados europeos y los medios de comunicación, y así disuadir a Moscú de poner en práctica sus intenciones bélicas.
Sin duda alguna, el problema de esta estrategia se encuentra en el asunto de la credibilidad de estas informaciones, teniendo en cuenta la experiencia desastrosa de la guerra en Irak en 2003, cuando el Departamento de Estado, al mando en aquel entonces de Colin Powell, mintió frente a los demás países miembros del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para justificar la invasión de Irak.
No obstante, a diferencia de 2003, la mayoría de los países europeos, en particular los que tienen acceso a sus propias fuentes de inteligencia y que no dependen de la información enviada por las agencias norteamericanas como la CIA para saber lo que pasa en el campo de batalla, también adoptaron un tono inquietante ante los movimientos militares del Kremlin. De tal manera que, progresivamente, la narrativa norteamericana fue ganando credibilidad en las principales capitales europeas, en particular en París y Berlín.
Los líderes de Francia y Alemania, Emmanuel Macron y Olaf Scholz, viven momentos radicalmente opuestos de sus mandatos a la cabeza de sus respectivos Estados: Macron se encuentra en plena campaña en vistas a ser reelecto por un segundo mandato, en abril de este año, al tiempo que el canciller alemán acaba de instalarse en el cargo, tras una alternancia histórica del poder después de 16 años de liderazgo de Angela Merkel. De hecho, para muchos analistas, ésta fue una de las razones por las cuales Putin decidió enviar a sus tropas a la frontera con Ucrania ahora, justamente para aprovechar esta situación política singular en Europa, que es concomitante con el invierno en esta parte del mundo
Y es que buena parte de los países europeos, como Alemania, dependen en buena medida de la energía rusa (en particular, del gas) para calentarse, lo cual tiende a aumentar el costo económico de las eventuales sanciones tomadas en contra del régimen ruso.
Sin embargo, lo que no tenía pensado Putin es que Macron en primer lugar, y más adelante la mayoría de las capitales euro-peas, decidieron asumir la iniciativa política para reivindicar la posibilidad para los europeos de contribuir a la resolución del conflicto, en vez de ser meros espectadores del enfrentamiento entre Estados Unidos y Rusia, como lo deseaba en un primer momento Moscú. Washington, por su lado, fue obligado a repensar sus prioridades de política exterior, que pasaban, en un primer momento, por su rivalidad estratégica con China. Gracias a ello, Putin parece haber decidido desescalar el conflicto y evitado la invasión, por el momento, de Ucrania. Esperemos que así siga.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada