EL-SUR

Viernes 03 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Hacia el control de los residuos sólidos

Jesús Castillo Aguirre

Marzo 04, 2022

Semanas antes de asumir el gobierno del municipio, la alcaldesa se ocupó del problema de la basura decidiéndose por una medida radical: dar por concluido el contrato con la empresa subcontratada por el gobierno saliente encargada del servicio de recolección, transporte y confinamiento de los desechos sólidos, y que el nuevo gobierno asumiera este servicio desde la Dirección de Saneamiento Básico (DSB). Para ello, gestiono un parque vehicular de 35 camiones nuevos, tipo rectangular, que fueron entregados a esta Dirección.
Así se comenzó a enfrentar la crisis por la acumulación de la basura en la vía pública y en otros tiraderos. Durante al menos tres semanas de septiembre de 2021, 20 mil toneladas de residuos sólidos se habían tirado en cualquier punto de la ciudad. Los puntos negros llegaron a contabilizarse hasta en 63, 20 de los cuales estaban desbordados en calles y banquetas. Para resolver este problema en 24 horas, los 35 nuevos camiones deberían hacer 81 viajes cada uno al relleno sanitario, algo fuera de toda proporción.
En medio de esta crisis, la nueva alcaldesa no se intimidó; y personalmente dedicó varios días de su tiempo a reestructurar, a darle aliento y forma, a una DSB que por varios trienios se había abandonado a su suerte, sin capacidad técnica para enfrentar una crisis como consecuencia del paro de actividades de los operadores privados.
Desde septiembre de 2021 las autoridades de salud del estado y de la federación decretaron una alerta sanitaria y dieron ultimatos al gobierno municipal para retirar de la vía pública las miles de toneladas de basura, encontrando oídos sordos de parte de las autoridades salientes.
Es de hacer notar que, contra todo pronóstico, el problema de la basura se ha ido controlando bajo la conducción del gobierno municipal y la DSB, sin el derroche que representaban los leoninos contratos con empresas particulares. Hoy sólo quedan nueve puntos negros por controlar, y el gobierno del municipio está recuperando su preeminencia sobre el manejo de los desechos, tanto de los domiciliarios como de los grandes generadores. Asimismo, la autoridad está dando pasos firmes para que todo aquel particular que participe en la recolección de residuos se obligue a transportarlos al relleno sanitario y no a tiradores al aire libre.
Ciertamente la tarea no ha resultado fácil porque la basura no es cualquier cosa ni un problema común. Para una familia es sin duda un problema, pero para otros es capital. Puede pensarse que el problema se reduce en solo recoger y llevarse la basura en los carretones del Ayuntamiento; y también puede preguntarse que cómo esa operación tan fácil no se puede garantizar. Pues no lo es porque la basura contiene materiales con gran valor en el mercado del reciclaje, lo que hace que su manejo sea un negocio muy atractivo. Más lo es cuando funciona en lo invisible, fuera del marco regulatorio y empleando a trabajadores “voluntarios” sin derechos sociales ni prestaciones de ley. Pero, además, la basura es un “desperdicio” que nadie desea tener por días en sus domicilios o negocios. Esto hace que los desechos generen problemas más allá de su simple recolección.
Un manejo anárquico y mercantil de la basura conlleva a riesgos ambientales y de salud pública, por lo que involucra a toda dependencia pública que tenga que ver con la prevención de estos riegos.
En el proceso hacia un control estable de los residuos sólidos, cabe el rediseño de un programa de su gestión integrada y sustentable, involucrando también a todos los actores que manejan los residuos, incluidas las áreas correspondientes de gobierno en sus tres órdenes. Esta gestión pondrá en práctica los principios de valorización de los residuos para aprovecharlos como insumos en las actividades productivas, en un contexto de economía circular, y transportar y depositar en el relleno sanitario solo aquel residuo cuyo valor o tratamiento no sea económicamente viable, tecnológicamente factible ni ambientalmente adecuado. Desde el gobierno y desde la sociedad se debe tener claro que el mejor residuo es el que no se genera y que la materia prima que no se convierte en producto no es negocio. Y en la forma insustentable como opera el negocio es en donde se ubica un gran parte del problema a resolver.
Con el gobierno municipal al frente de la recolección de los desechos sólidos, no se correrá más el riesgo de que una empresa privada lo pare de golpe y vuelva a introducir a la ciudad y a todo el municipio en un serio problema de riesgos a la salud humana y del medio ambiente. De paso, y algo no menos importante, este nuevo gobierno está evidenciando que es un mito el que los contratos con particulares para el manejo de los desechos son mejores que el servicio municipal. Sin mayores reservas, ahora el municipio puede continuar mejorando la estructura técnica y financiera para el aseo urbano de Acapulco y que nunca más el tema del manejo de la basura quede relegado en la agenda ambiental.