EL-SUR

Viernes 03 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿ Hacia qué tipo de régimen nos dirigimos?

Jorge Camacho Peñaloza

Julio 13, 2018

Para mí, el consenso parece ser el proceso de abandono de todas las creencias, principios, valores y políticas. O sea que es algo en lo que nadie cree y a lo que nadie pone objecciones. Margaret Thatcher.

Pasada la elección pasemos a la lección. La primera es que a todas luces hay un resultado que parece ser consenso nacional, habrá que esperar para ver qué nuevo tipo de consenso es. Si los votantes del candidato presidencial ganador no reclaman el incumplimiento de sus promesas entonces habría sido un simple voto contra el PRI, un voto de venganza, de hartazgo, por verlo en la lona y no por cambios reales y profundos en el país como lo pregonan los vencedores; estaríamos ante un consenso de enojo.
En cambio, si el candidato presidencial ganador empieza a desdecirse, como ahora sostiene que la gasolina bajará hasta el cuarto año de gobierno; a no cumplir sus propuestas de campaña, como que siempre sí se va hacer el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México o a mostrar el cobre erigiendo figuras de poder no surgidas de la voluntad ciudadana como son los virreyes con funciones de coordinadores federales en los estados, y sus votantes reclaman de igual forma en todo el país para que cumpla o se abstenga de hacer lo que no es voluntad ciudadana, entonces estaremos hablando de un verdadero consenso político que reclama que los nuevos gobernantes cumplan y actúen legal, honesta y eficientemente.
Aún es temprano para saber si se está abriendo la puerta a un nuevo régimen político. No sabemos si los votantes sólo castigaron al PRI o si votaron por las propuestas del candidato presidencial ganador de iniciar la cuarta transformación de la República, o dicho de otra manera, han pasado poco tiempo para saber si estamos ante los albores de un nuevo régimen político ciudadanizado, o si el pasado primero de julio sólo se le abrió la puerta a un régimen caudillista.
La historia nos ha enseñado cómo hasta el mismo Juárez desdeñó la democracia, a la ciudadanía, centralizando el poder, y cómo Porfirio Díaz traicionó el sufragio efectivo y la no reelección impidiendo a la ciudadanía elegir libremente a sus gobernantes, y también cómo el PRI a lo largo del siglo XX hizo de la ciudadanía simple clientela y membresía de sus sectores políticos corporativizados; así como el ahora candidato vencedor desconfía de las organizaciones ciudadanas para proponer un fiscal general independiente no carnal que sea un freno a los excesos del poder y de los poderosos contra el débil y el bien público.
Finalmente, el resultado de la elección no fue sorpresa, que haya sido así coincide con un estado de ánimo de cambio en la mayor parte de la población y contra el PRI, y el candidato que mejor transmitió esa idea fue el que ganó, quien ya la traía casi patentada, monopolizada y de uso casi exclusivo, ante una coalición Por México al Frente que exhibió ambición, exclusión, centralismo, obscura vida personal y corrupción de sus principales candidatos, mientras que a los candidatos independientes nuestro sistema partidocrático sólo les dio un papel legitimador.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A toda la paisanada que aunque hay amplio reconocimiento del triunfo del ganador por parte de los contendientes, y de Vicente Fox, Carlos Salinas y Carlos Slim, y con la algarabía de sus seguidores festejando con atole y tamal, todavía falta que la mera mera ciudadanía determine si votó bien o si votó mal.

Jorge Camacho Peñaloza