EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Hans Magnus Enzensberger

Octavio Klimek Alcaraz

Diciembre 03, 2022

 

El pasado jueves 24 de noviembre murió Hans Magnus Enzensberger. Así, se marcha a los 93 años una de las figuras literarias fundadoras de la República Federal Alemana. Fue poeta, ensayista, novelista, editor, agitador, coleccionista, polemista, traductor, crítico, reportero, pedagogo, pero, sobre todo, todo lo realizaba bien, su ingenio y espíritu universal permanecerán insuperables. Sus libros superan fácilmente más de setenta. Sin duda alguna, uno de los últimos enciclopedistas de este mundo.
Nacido el 11 de noviembre de 1929 en Kaufbeuren, en Baviera, como el mayor de cuatro hijos. En 1949, Enzensberger inició sus estudios de germanística, literatura y se doctoró en Filosofía en 1955 con una tesis sobre la obra poética de Clemens Brentano. Sus universidades fueron Erlangen, Friburgo, Hamburgo en Alemania, y la Sorbona de París.
Enzensberger inició su carrera literaria con la publicación de sus libros de poemas La defensa de los lobos contra los corderos (1957) y Lengua del país (1960) que recibieron buenas críticas. Participó de manera activa en el movimiento democrático de regeneración de la literatura alemana posguerra, en el denominado Grupo 47.
Transformó el antiguo ensayo de estilo alemán en un ensayo moderno y controvertido como él. Textos y más textos sobre Alemania, Europa y el mundo global fueron escritos en una muy variada multitud de temas, que van desde la política, la historia contemporánea, la comunicación, el periodismo y los medios, entre otros. Editorial Anagrama ha publicado varios de sus textos en español para quien quiera leerlo.
En 1963, muy joven, le fue otorgado el Premio Georg Büchnes de la Academia Alemana de Lengua y Literatura, luego el Heinrich Böll en 1985, y el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2002, entre otros muchos premios.
Enzensberger vivió en la Cuba socialista. Su compromiso político se expresa en la carta abierta en la New York Review of Books, con la que Enzensberger renunció a su beca en la Wesleyan University (Connecticut) en 1968 para viajar a Cuba y ser parte de algo insólito, una revolución que se estaba gestando. Por eso nunca tuvo que curarse de la nostalgia por la revolución, sino en el mejor de los casos explicar su curiosidad por los experimentos de izquierda.
Asimismo, vivió en distintos momentos en Noruega (de donde era su primera mujer), Italia, México y Estados Unidos, hasta que se estableció en Munich en 1979. De ahí, que fuera un maravilloso poliglota, hablaba alemán, inglés, francés, italiano, español, noruego, sueco y algo de ruso. Mucho me recuerda a otro hombre universal, Alexander von Humboldt.
Visitante asiduo de España, su interés por la cultura española se manifiesta en su única novela El breve verano de la anarquía. Vida y muerte de Buenaventura Durruti (1972), refleja su conocimiento de la temática española, en particular de la Guerra Civil.
Fue editor de la editorial Suhrkamp y en 1965 fundó la revista Kursbuch junto con Karl Markus Michel, que se convirtió en referencia intelectual del movimiento estudiantil de 1968. En esa época participó activamente en los debates políticos de la época. Luego siguió otra revista literaria TransAtlantik, de 1980 a 1982, esta junto con el escritor chileno Gaston Salvatore.
Esa capacidad de dejar brillar a los demás también se dio, cuando fundó la colección literaria Die Andere Bibliothek (La otra biblioteca), junto con Franz Greno, en la editorial de izquierda Eichborn, en la que publicó libros clásicos u olvidados, así como primeras ediciones de autores de otras culturas. Más de doscientos hermosos volúmenes han aparecido en casi veinte años, entre 1985 y 2004. Hoy esa colección es tesoro de los coleccionistas de libros.
En su libro de bocetos autobiográficos Tumulto (2014), decía que la consistencia no es su fuerte. Fue padre de dos hijas, Tanaquil, nacida en 1957, de su primer matrimonio con la noruega Dagrun Kristense, y Theresia, nacida en 1986, de su tercer matrimonio con la periodista Katharina Bonitz. En su segundo matrimonio, Enzensberger estuvo casado con la rusa María Makararowa a finales de los años sesenta. En Tumulto dice de este último episodio de su vida, que se parecía a una “novela rusa”.
Enzersberger publicaba no sólo con su nombre, sino también con seudónimos, el más conocido fue el de Andreas Thalmayr, con el que publicó en 2018 un ameno manual para autores en ciernes, Escribir para eternos principiantes y Lousiana Story, en 2019. Otros conocidos son femeninos: Elizsabeth Ambras y Linda Quilt. En 2019, publicó con la primera Extraños secretos.
Curiosamente, el mayor éxito de ventas de Enzensberger es un texto de divulgación de las matemáticas que escribió especialmente para niños El diablo de los números (1997), que vendió más de un millón de ejemplares en 30 idiomas. Tratando de demostrar que las matemáticas pueden ser fascinantes para los niños, y como se ve por su éxito, lo logró.
En lo personal, conocí a Enzensberger a través de un ensayo que de alguna forma me ayudó a orientarme muy joven en mis posteriores intereses profesionales. Se trata de la Contribución a la crítica de la ecología política publicada originalmente en alemán en 1973, y traducida en 1976 al español, por otro gran intelectual mexicano, José María Pérez Gay, en una edición de la Universidad Autónoma de Puebla. Este ensayo de 64 páginas es fundacional de la actual ecología política. En este trabajo diseccionó las condiciones históricas e ideológicas del movimiento ecológico de ese entonces, en un texto programático que criticaba la ecología política. El “revoltijo metodológico” con el que el pensamiento ecológico quería convertir casi todo –desde la teoría de sistemas hasta la ciencia de la población– en una síntesis políticamente activa conduce a relaciones discursivas inciertas entre cultura y naturaleza. Su crítica a esa ecología política apunta únicamente a reducir la devastación causada al hombre y la naturaleza por el modo de producción capitalista hasta tal punto, que no pueda poner en peligro la existencia continua de estas condiciones mismas. Desde la década de 1970, las declaraciones pronósticas de esa ecología política han producido un futuro tan hipotético como catastrófico. Pero los más ricos no asumen sus responsabilidades y le cargan los costos a los más pobres. Enzensberger identificó a las principales voces de ese eco-movimiento de la época (como el Club de Roma) como representantes de grupos de interés económico. Así, criticaba la ignorancia social de los ecólogos de esas épocas, que de manera simplista y superficial hacían propuestas para frenar la contaminación y sobrepoblación, sin querer comprender que el modelo de acumulación capitalista de libre mercado nos lleva a la destrucción del planeta.
Sin duda alguna, Hans Magnus Enzensberger no sólo fue el pulso intelectual de una Alemania más descarada e interesante en todas las facetas y a lo largo de muchas décadas, él era su representante probablemente más cosmopolita y, a menudo, muy por delante de su propio país. Descanse en paz.