EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Hipócritas

Héctor Manuel Popoca Boone

Septiembre 17, 2016

“Temamos a la historia que ha de presentar al mundo el cuadro de nuestras acciones…” José María Morelos y Pavón. 14 de septiembre de 1813.

Recién hemos conmemorado, como anualmente lo hacemos, el evento histórico donde José María Morelos y Pavón dio a conocer, hará más de doscientos años, una declaración general de principios básicos denominados Los Sentimientos de la Nación, que debieron normar la génesis y funcionamiento de la República en ciernes, una vez conquistada la independencia de España.
Todos los 13 de septiembre, hipócritamente, la clase gobernante y política del país se congrega en la Catedral de Santa María de la Asunción, Chilpancingo, convertida ese día en recinto oficial del poder legislativo local, con el fin de llevar a cabo loas rituales institucionales, por haber sido el lugar donde sesionó el Congreso convocado por José María Morelos, principal y más importante político, estadista y militar que ha pisado estas tierras del Sur.
Pero lo no mencionable en dicha ceremonia es que a dos centurias del suceso histórico no hemos podido ni querido cumplir a cabalidad lo contenido en Los Sentimientos de la Nación, a saber: tener una República con la democracia como sistema de vida, la justicia social como instrumento de progreso del pueblo y la prevalencia de lo ético como fundamento de la convivencia social.
También estos principios indican claramente la consecución de un país de leyes. En pleno siglo XXI, doloroso es reconocer que la ley está al mejor postor, y por lo mismo, toda la estructura del poder judicial. No se diga del poder legislativo. La declaración también indica la intención de establecer un país republicano, con una auténtica división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), que sirvan de contrapeso mutuo y regulación propia. Lo cierto es que el poder ejecutivo, en términos generales, ha avasallado a los otros poderes, subordinándolos a sus particulares designios.
No hemos podido acatar del todo el señalamiento que el poder debe dimanar del pueblo. Hoy por hoy, el poder de facto, lo detentan unos cuantos poderosos, de dentro y fuera de gobierno, que lo usan las más de las veces en contra de los intereses genuinos de los mexicanos, dando por resultado el actual estado de postración nacional.
No podemos decir que somos un país independiente y con plena soberanía nacional, como lo mandata la declaración. Económicamente dependemos en grado sumo de nuestro vecino del norte. La dependencia por el estómago conlleva subordinación incondicional. Véase sino el patético evento suscitado semanas atrás con la visita del patán de Trump para espetarle públicamente al presidente de la República mexicana que se construirá un gran muro para impedir que nuestros paisanos crucen la frontera, y cuyo costo nos será endosado.
En los Sentimientos de la Nación queda preceptuado que imperará la moderación entre la opulencia y la indigencia. En otras palabras, que no haya grave desigualdad e injusticia social. Nuestro tiempo, nos dice todo lo contrario: la mayoría de la población está sumida en la pobreza, con costumbres degradadas, con bajo nivel educativo y con suficiente sumisión para vivir en un ambiente de rapiña y de hurto; proveniente de la delincuencia vulgar o de la refinada ubicadas respectivamente en las bajas o en las altas esferas del poder que actúan con impunidad, al tener prevalencia la corrupción e impunidad sobre cualquier ley.
También quedó asentado, en el documento de referencia, que seríamos un país de iguales, donde la diferencia fuera marcada únicamente por los vicios o las virtudes que cada cual poseyera. Escrito quedó también la abolición de la esclavitud -ya decretada por Hidalgo-, la tortura y la discriminación. La mayor ironía es que el documento indica algo que hoy hemos convertido en pura ceniza: “Que a cada uno se le guarden sus propiedades, y respete en su Casa como en un asilo sagrado, señalando penas a los infractores.”

PD. La debacle moral y política del gobierno municipal del PRD en Acapulco es haber publicado una gaceta municipal apócrifa, que contiene un acuerdo de cabildo ilegalmente enmendado. ¡Uf!