EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

Igualapa: la puerta de la montaña

Ángel Aguirre Rivero

Diciembre 28, 2020

En Igualapa, un municipio de poco más de diez mil habitantes, nació Indalecio Ramírez Rodríguez, “el taciturno indio de Igualapa”, uno de los compositores cuyas canciones trascendieron las fronteras del país.
Sus letras marcaron sin duda a varias generaciones de mexicanos a través de creaciones como Una limosna, interpretada por Javier Solís; A quien, interpretada por Pedro Vargas; Que sepan todos, Se me van las ganas, Demente y Cruz de olvido, por Vicente Fernández; Envidio, por Pepe Aguilar.
La sensibilidad y el talento de Indalecio Ramírez le hicieron trascender del oficio de albañil y es uno de nuestros grandes referentes, al lado de Joan Sebastian, Pancho Padilla y un ometepequense por adopción: Álvaro Carrillo.
Pero quizá lo que más ha trascendido de Igualapa, conocido también como La Puerta de la Montaña (colinda al norte con el municipio de Metlatónoc), es la fama y la devoción hacia el Señor del Perdón.
Cada fin de semana el lugar recibe peregrinos de las siete regiones de Guerrero y estados cercanos, quienes acuden al santuario para refrendar sus votos hacia la imagen del Cristo.
Sobre su llegada corren diferentes historias, pero los lugareños cuentan que cuando pretendieron llevar al Señor del Perdón a Ometepec, resultó imposible porque de manera sobrenatural adquirió un peso tal que no se los permitió.
En El Señor del Perdón, sus milagros, su historia, Víctor Oliva Peralta narra que fue hallado en las playas del océano Pacífico, cerca de la barra de Tecoanapa; otras versiones indican que fue hallado donde se ubica la casa parroquial; y una tercera señala que fue encontrado en la comunidad de Cruz Verde, que era el color original en que se halló al Cristo Crucificado.
Como ocurriera es innegable que su llegada en 1533 marcó la conversión al catolicismo de un pueblo de origen tolteca.
Por tanto, los igualapenses como muchos pueblos de la Costa Chica, muestran en sus celebraciones el encuentro del mundo prehispánico con los españoles y la fe católica.
De tal suerte que tienen dos fiestas principales, una el 6 de agosto de 1553, donde se recuerda la aparición de la imagen y se celebra la fiesta de la transfiguración del señor. En esa fecha se realiza la “lavada de la plata” donde se bajan la corona, la cabellera, los clavos de la crucifixión y se llevan en procesión a la Poza del Señor, donde lavan estos símbolos sagrados.
El tercer viernes de cuaresma en marzo se celebran la feria y el pendón, a donde acuden danzantes de las diferentes regiones de Guerrero que desfilan y bailan al ritmo de chilenas y música de reminiscencias prehispánicas por las calles y en el atrio de la iglesia.
El baile de Los Moros, Los Diablos, las mojigangas, El Toro de Petate, Los Chinelos, La Danza de los Indios, la danza de la conquista con lugareños ataviados con trajes prehispánicos; y otros representan la contraparte española: la tigrada de Chilapa y los infaltables tlacololeros.
Igualapa se ubica a unos 15 minutos de Ometepec, y su nombre, de origen náhuatl, es Iuhualapan que se compone de dos términos: Iuhala que quiere decir: “Ya llegó o ya vino a”, Apan que quiere decir “lugar donde hay agua” (Enciclopedia de los municipios y delegaciones de México, INAFED)
Al ser vecino cercano y devoto como muchos de la fe en el Señor del Perdón apoyé a este municipio con la construcción de la carretera que conecta con Ometepec, durante mi primer periodo como gobernador.
En la iglesia hay una placa donde se reconoce la participación de mi gobierno para rehabilitar la iglesia a raíz del fuerte sismo (7.5 grados Ritcher) que sacudió al municipio el 14 de septiembre de 1995. Apoyamos en los trabajos de reconstrucción de la bóveda del santuario, así como la restauración de las dos torres.
A través de las décadas, Igualapa encontró en el apego a su fe y tradiciones, una oportunidad para el desarrollo como un sitio de interés turístico.
La ausencia de una infraestructura en hoteles para albergar a las caravanas de peregrinos que llegan en autobuses, es compensada con la hospitalidad de muchas familias que ofrecen alojamiento a los viajeros.
Igualapa tiene un gran potencial para que, una vez pasada la epidemia y las restricciones a la movilidad, sea promocionada y el municipio, que hoy es gobernado por el Partido Verde Ecologista de México, se consolide mediante inversiones federales y estatales.