EL-SUR

Lunes 15 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Incendios forestales 2019

Octavio Klimek Alcaraz

Mayo 18, 2019

Me voy a permitir transcribir buena parte de un artículo que escribí sobre incendios forestales en este diario en una época similar en el año 2016 (El Sur, 28 de mayo de 2016), sigue con su actualización vigente.
Se entiende que se tiene un incendio forestal cuando existe quema sin control de la vegetación forestal. Se queman así pastizales, vegetación secundaria y áreas con masa forestal. Las consecuencias son negativas generalmente para estos ecosistemas, tanto en su función de prestar servicios ambientales, como el agua, así como de espacio de vida para la diversidad biológica. Ya no se diga los costos económicos de quemar bosques, que se desvalorizan y serán sujetos posteriormente a plagas y enfermedades. Aunque, también se sabe que en ciertos ciclos naturales de ecosistemas, un incendio forestal de dimensiones pequeñas no puede ser negativo del todo, al propiciar germinación de semillas, o el rebrote de pastos, entre otros efectos.
En México, se sabe que las causas de los incendios forestales tienen que ver en su mayor parte con actividades humanas, desde aquellos productos del mal manejo de quemas agropecuarias principalmente, hasta quemas forestales propiciadas de manera intencional en entornos de asentamientos humanos para especular cambiando el uso de terrenos forestales para uso urbano. En algunos casos, los menos, se da por causas naturales, como son las descargas eléctricas de los relámpagos.
Para que se produzca un incendio forestal, se requiere la vegetación como combustible, el oxígeno presente en el aire y altas temperaturas. Por ello, una mala noticia en materia de incendios forestales, es que este año 2019, se tiene las características de temperaturas más altas tanto en México, como en el planeta, desde que se tienen registros históricos.
Conforme a la Organización Meteorológica Mundial, los años 2015, 2016, 2017 y 2018 han sido caracterizados como los cuatro más cálidos jamás registrados, lo que confirma la continuidad del cambio climático a largo plazo provocado por las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero.
Un análisis consolidado de cinco de los mejores conjuntos internacionales de datos, realizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), revela que la temperatura media mundial en superficie en 2018 superó aproximadamente en 1.0° grado Celsius (con un margen de error de ±0.13°C) a la de la era preindustrial (1850-1900). Se trata del cuarto año más caluroso jamás registrado (https://public.wmo.int/es/media/comunicados-de-prensa/la-omm-confirma-que-los-últimos-cuatro-años-han-sido-los-más-cálidos).
Con el inicio del año 2019, todo indica según la Organización Meteorológica, que la temperatura seguirá siendo por lo menos similar a la del 2018. El inicio de 2019 ha estado marcado por un clima de alto impacto en muchas partes del mundo, incluido el calor récord, los incendios forestales y las precipitaciones en América del Sur y Australia, el frío extremo y peligroso en América del Norte y las fuertes nevadas en los Alpes y el Himalaya. En el mundo, las temperaturas fueron un poco más de 0.4 ° C más cálidas que el promedio de enero de 1981 a 2010, según el Servicio de Cambio Climático de la Unión Europea Copérnico (https://public.wmo.int/en/media/news/2019-starts-extreme-high-impact-weather).
Ante esos escenarios de altas temperaturas propicios para los incendios forestales, no deja de interesar el reporte de incendios forestales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), que presenta los datos del 1 de enero al 9 de mayo de este año. En ese periodo se han producido 4 mil 425 incendios forestales en 30 entidades federativas, afectando una superficie de 152 mil 952 hectáreas. En el mismo periodo de 2018 en total se pr45odujeron 5 mil 122 incendios y se quemaron 214 mil 958 hectáreas. Es decir, se presenta un decremento de menos 14 por ciento en términos de número de incendios y de menos 29 por ciento en términos de superficie afectada. De tal forma, que la afectación por incendio fue de 41.97 hectáreas en dicho periodo del 2018, mientras que ahora en este periodo del 2019 cada incendio afecta 34.57 hectáreas. Un decremento de 17.64 por ciento. Esto significaría que existe una percepción pública respecto a los incendios forestales que no cuadra con la información oficial (https://www.gob.mx/conafor/documentos/reporte-semanal-de-incendios).
Además, no debe dejar de comentarse que en años anteriores, en especial el 2011 y 2017, las afectaciones fueron mayores, ya que en dichos años en el mismo periodo se habían quemado en el país 463 mil 873 hectáreas y 337 mil 414 hectáreas respectivamente. Sin embargo, el año 2016 fue menor con 120 mil 212 hectáreas. Por eso, lo deseable era no bajar la guardia y seguir en una tendencia hacia la baja en incendios forestales en los siguientes años.
No obstante, algo no está funcionando en el 2019, por lo menos en la percepción pública, cuando los datos de los dos últimos años 2017 y 2018 son en cuanto incendio forestal más negativos. Seguramente, es debido a que los incendios forestales y agrícolas presentes en el centro del país han contribuido de manera significativa a la declaración de contingencia ambiental atmosférica en el área del Valle de México por la mala calidad del aire, que aunque es producto de múltiples y añejas causas estructurales, se agrava con los incendios forestales y agrícolas. Esto ha provocado que se use de manera politizada el tema para atacar a la nueva administración federal en turno, cuando se debería también aclarar, que en las labores de la prevención, combate y control de los incendios forestales deben concurrir los municipios, entidades federativas y la federación. Nunca ha sido tarea de un solo orden de gobierno. Lo anterior, sin dejar de reconocer, que además la Conafor ha estado literalmente al pie del cañón en el combate y control de los incendios forestales, en un escenario de reducción presupuestal, en la que han hecho seguramente más con menos y diría de manera exitosa según las estadísticas.
Veamos, ahora cómo anda Guerrero en el periodo del 1 de enero al 9 de mayo de este año. En ese periodo se han producido 140 incendios forestales en Guerrero, afectando una superficie de 17 mil 269 hectáreas. Dado, que no tengo la estadística disponible para el mismo periodo, pero sí el reporte de cierre de la Conafor del 1 de enero al 31 de diciembre del 2015, se puede dar una idea de la magnitud del problema de incendios forestales en Guerrero. En dicho año 2015 en total se produjeron 147 incendios en Guerrero y se quemaron 5 mil 487 hectáreas. Aunque puede decirse que no se alcanza el número de incendios del 2015, es muy probable que en lo que resta del año 2019 se rebase el número de incendios reportados ante las altas temperaturas. Lo que preocupa es que ya para estos días se ha rebasado de manera holgada en 11 mil 782 hectáreas la superficie afectada de terrenos forestales de todo el 2015, un 214.7 por ciento superior. De tal forma, que la afectación por incendio fue de 22.03 hectáreas para todo el año 2015, mientras que ahora en este periodo del 2019 cada incendio afecta 123 hectáreas. Es decir, hay un incremento en el daño por incendio de cinco veces más, con relación al citado año. Difícilmente a estas alturas podrá reducirse esta tendencia negativa en lo que resta del año. De tal forma, que Guerrero ocupa el nada agradable primer lugar nacional de entidades federativas con mayor superficie afectada por incendios forestales.
Con esta información, se concluye que no se puede generalizar la situación de catástrofe por incendios forestales en el país. ¿Cuáles son las causas por las qué determinados estados tienen más superficies afectadas por incendios forestales de manera crónica? ¿Cuál es la causa por la que determinados estados tienen poca o nula superficie afectada por incendios forestales?
De entrada, ante los escenarios de altas temperaturas y sequía extremas por cambio climático habría que revisar las políticas públicas permisivas del sector agropecuario, que no inhiben las quemas agrícolas, ahí es donde se debe hacer mayor énfasis, en los aspectos de la prevención. Se debe impedir a quienes hacen labores con uso del fuego en contra de las tierras forestales. Me pregunto si se puede ligar los subsidios agropecuarios sólo a quienes no usan el fuego para sus actividades. Hay derechos, pero también responsabilidades cuando accedes a recursos públicos gratuitos.
Habría que fortalecer a la Conafor seguramente, se necesitan vehículos, equipo de radiocomunicación, entre otros aspectos de inversión en infraestructura básica; pero en mi opinión se deben orientar más recursos a elevar el valor de las tierras forestales a través de impulsar los aprovechamientos sostenibles de los recursos forestales maderables y no maderables de las comunidades forestales. Finalmente se cuida lo que se aprecia. Pero, eso no necesariamente debe correr solamente en el gobierno federal, los gobiernos estatales y municipales, que pueden concurrir en estas acciones.
De todas las lecciones aprendidas, queda claro que hay que aplicar una nueva política pública para que los incendios forestales y agrícolas sean en tiempos de cambio climático un problema menor.