EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Informar y sólo informar

Abelardo Martín M.

Septiembre 10, 2019

Con su estilo personal el presidente Andrés Manuel López Obrador acostumbró en muy poco tiempo a los mexicanos a ventilar todo, hablar de todo y no tener nada escondido o reservado. Si le preguntan del clima, contesta; de economía, aclara; de los ricos opina abiertamente y de los conservadores siempre los cuestiona o señala.
Para los mexicanos, la mañanera se convirtió, por derecho y revés, en el evento de mayor audiencia de los medios, con una repercusión garantizada en televisión, radio, redes sociales y los llamados “medios tradicionales”, es decir los escritos.
La influencia de “la mañanera” es tal que miles de empresarios están pendientes de lo que dice y también de lo que se calla; de sus gestos, de sus invitados. Cotidianamente se hacen “sesudos” análisis de lo que el presidente López Obrador informa u opina. Quienes asisten a la conferencia de prensa, sean reporteros, influencers, articulistas, invitados especiales, publirrelacionistas, vendedores de publicidad y muchos “colados”, contribuyen a la frescura que cada “mañanera” tiene, nada se desperdicia.
Han transcurrido nueve meses y prácticamente ningún secretario “de Estado” o funcionarios de alto nivel han aprendido, así sea un poco, de lo que su jefe, el presidente López Obrador, todos los días da una cátedra.
De hecho, ninguno es capaz de convocar a reuniones de información, “on u off the récord”, porque aparentemente no se han desprendido de la costumbre del viejo sistema político-comunicacional de ocultar lo más que se pueda. Es más, conscientes o no, ya dejaron solo al presidente, creyendo que él es el único que debe cumplir lo que ofreció: informar y atender al pueblo de México.
López Obrador ha hecho hábito de informar, de enfrentarse a todo tipo de preguntas, cuestionamientos, señalamientos, advertencias, etcétera, etcétera, sin que nadie siga su ejemplo. Es mejor seguir atrás de las cortinas y que el desgaste (o las palmas, si las hay) lo asuma él solito.
Parte de esta forma de interpretación son sus informes de gobierno. Para algunos, formalmente, ya va en el tercero. La realidad es que, legalmente a los nueve meses de haber asumido la presidencia, tuvo que rendir su primer informe de gobierno el que entregó, en tiempo y forma, al poder legislativo.
Sin embargo, en su mejor estilo, el presidente Andrés Manuel López Obrador generó polémica desde la forma de presentar su Informe de Gobierno: el primero, según el ordenamiento que establece la Constitución, la cual señala que al inicio de cada año legislativo el Primer Mandatario debe informar del estado que guarda la administración pública; o el tercero de los que ha rendido al pueblo de México en diversas fechas.
Pero en los días previos, algunos de sus opositores le habían reprochado con sorna que en realidad no era su primer informe, pues en otras dos ocasiones había realizado eventos para informar, primero de lo avanzado en los primeros cien días de su gobierno, luego con motivo del primer aniversario de su triunfo electoral.
El presidente no dejó pasar la malévola crítica, que pudo simplemente haber ignorado. Es bastante absurdo que alguien se queje de que se informa más allá de la obligación legal. Si algo fomenta la corrupción es que el pueblo no esté informado de lo que pasa con su gobierno.
López Obrador, por cierto, ha hecho de la información y la comunicación el eje de su gobierno. Todos los días a primera hora, cuando habrá gente que todavía no se levanta, él ya ha encabezado una reunión con el gabinete de seguridad, y da la “mañanera”, para responder a las inquietudes de los medios.
Así que esta vez tomó el desafío y se lo apropió, llamó al evento previo a la entrega del documento oficial en la Cámara de Diputados, su Tercer Informe.
Luego hubo más diatribas, reclamándole que en los nueve meses de su administración los resultados han sido magros.
No obstante, tanto en Palacio Nacional como en el material que se entregó en San Lázaro, se exponen múltiples avances, y la puesta en marcha de múltiples proyectos, entre ellos toda una generación de nuevos programas sociales que buscan dar bienestar y encarrilar en el desarrollo a los sectores más vulnerables y desprotegidos.
Fiel a su principio de no mentir, López Obrador no ocultó ni minimizó las dificultades a las que se ha enfrentado, y señaló dos grandes temas no resueltos todavía: el crecimiento económico, y la seguridad, que es una asignatura pendiente.
En el tema de la economía, es demasiado temprano para demandar resultados, y en las circunstancias del cambio de gobierno más aún. Todo relevo gubernamental genera un compás de espera, en que los hombres del dinero de dentro y de fuera del país se reservan hasta ver claro cuáles son las nuevas reglas del juego.
Tratándose de un régimen que ha anunciado una profunda transformación del país y que ha volcado la correlación de fuerzas en favor de los más necesitados, ese compás se hace aún mayor.
Lo notable es que en circunstancias tan extraordinarias, no hay crisis económica, la cotización del peso no tiene grandes altibajos, la inflación incluso disminuye y el empleo se mantiene y tiene incluso un modesto crecimiento.
Del lado de la seguridad, luego de doce años de una guerra insostenible, la pacificación requerirá también paciencia. La Guardia Nacional apenas empieza a integrarse, y la política social, la más importante, es una estrategia de mediano plazo, cuyos impactos se irán dando con el tiempo.
Mientras tanto, es inocultable que, como resultado de la delincuencia organizada, vivimos en distintos puntos del territorio nacional los momentos más sangrientos de la historia.
En nuestro ámbito cercano, en ambos lados de los límites entre Guerrero y Michoacán, en la llamada Tierra Caliente, la violencia se recrudece, por el enfrentamiento entre distintos cárteles que se disputan el trasiego de la droga y el control territorial para su producción y su traslado.
Luego de diversos tanteos, el gobierno federal decidió no negociar con los llamados grupos de autodefensa, pues en realidad muchos de ellos se convirtieron en aliados de los grupos criminales.
En los últimos días, se tienen noticias de la llegada del Ejército y la Guardia Nacional a diversos puntos de la zona mencionada. El hecho conocido más reciente es la detención de más de setenta personas armadas, incluso con equipo reservado al Ejército, en el municipio de La Unión.
Ojalá que esto sea el principio de una estrategia estructurada para avanzar en la pacificación del país, condición que se torna indispensable para todos los demás avances que se pretendan.
Así estamos en los inicios de septiembre, el mes de la Patria. Y que “reviva” México.