EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Informe Cambio climático y tierra

Octavio Klimek Alcaraz

Agosto 10, 2019

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) aprobó en su sesión 50, celebrada del 2 al 7 de agosto, su esperado Informe Especial Cambio climático y tierra. El nombre completo es: Cambio climático y tierra, un informe especial del IPCC sobre cambio climático, desertificación, degradación de la tierra, gestión sostenible de la tierra, seguridad alimentaria y flujos de gases de efecto invernadero en los ecosistemas terrestres. El Resumen aprobado para responsables de políticas (acrónimo en inglés SPM) se presentó en una conferencia de prensa el pasado jueves 8 de agosto de 2019. Se trata de uno de los tres informes especiales que el IPCC está preparando durante el ciclo actual del Sexto Informe de Evaluación, que concluirá en el 2022 (https://www.ipcc.ch/report/srccl/).
Este informe, que viene después del Informe Especial del IPCC sobre 1.5 grados y el Informe de Evaluación Global de IPBES sobre Biodiversidad, aglutina a la mejor ciencia disponible respecto a cómo la enorme presión sobre la tierra está exacerbando la crisis climática.
El citado resumen para formuladores de políticas se divide en cuatro partes: A) Gente, tierra y clima en un mundo más cálido; B) Opciones de respuesta en adaptación y mitigación; C) Habilitar opciones para la acción; y D) medidas a corto plazo. Algunos aspectos presentados en el resumen son los siguientes:
En el SPM del informe se señala que la tierra ya está bajo una presión humana creciente y el cambio climático se suma a estas presiones. Al mismo tiempo, mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados sólo se puede lograr reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los sectores, incluidos la tierra y los alimentos.
Los sistemas terrestres son la base principal para la existencia y el bienestar de los seres humanos, incluida la provisión de alimentos, agua potable y muchos otros servicios ecosistémicos y biodiversidad. El uso humano afecta a más del 70 por ciento de la superficie terrestre global, libre de hielo.
Desde la era preindustrial, la temperatura del aire sobre la superficie de la tierra casi se ha duplicado tan alto como la temperatura promedio global. El cambio climático, incluyendo aumentos en la frecuencia e intensidad de eventos extremos, tiene consecuencias negativas para la seguridad alimentaria y los ecosistemas terrestres, así como contribuido a la desertificación y degradación de la tierra en muchas regiones.
La tierra juega un rol importante en el cambio climático. Las actividades de agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra (AFOLU) representaron alrededor del 13 por ciento de CO2, el 44 por ciento de metano (CH4) y el 82 por ciento de las emisiones de óxido nitroso (N2O) de actividades humanas a nivel mundial durante 2007-2016, que representan el 23 por ciento de emisiones antropogénicas netas totales de gases de efecto invernadero.
Si se incluyen las emisiones asociados con las actividades de producción y consumo en el sistema alimentario mundial, se estima que las emisiones son del 21 al 37 por ciento del total de las emisiones antropogénicas netas de gases de efecto invernadero.
Al mismo tiempo, la tierra puede actuar como un poderoso reservorio de carbono para ayudar a mitigar lo peor del cambio climático, existiendo un sumidero neto equivalente al 29 por ciento de las emisiones totales de CO2. La persistencia del sumidero es incierta debido al cambio climático.
Otros datos interesantes son que el consumo de carne se ha más que duplicado en los últimos 60 años, ya que la tierra se convirtió para uso agrícola a un ritmo sin precedentes en la historia humana. Asimismo, alrededor de 2 mil millones de adultos tienen sobrepeso u obesidad, pero 821 millones de personas todavía están desnutridos, lo que pone de relieve la necesidad de reformar el sistema alimentario mundial.
En el SPM del informe se señala que, una mejor gestión de la tierra puede contribuir a combatir el cambio climático, pero no es la única solución. La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los sectores es esencial para mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 grados, si no es de 1.5 grados, objetivo del Acuerdo de París.

En el SPM del informe se destaca que el cambio climático está afectando a los cuatro pilares de la seguridad alimentaria: disponibilidad (rendimiento y producción), acceso (precios y capacidad para obtener alimentos), utilización (nutrición y cocina) y estabilidad (interrupciones en la disponibilidad). La seguridad alimentaria se verá cada vez más afectada por el cambio climático futuro a través de la disminución del rendimiento, especialmente en los trópicos, el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro.
Adicional a ello, se registra que aproximadamente un tercio de los alimentos producidos se pierden o desperdician. Las causas de pérdida y desperdicio de alimentos difieren sustancialmente entre los países desarrollados y en desarrollo, así como entre las regiones. Reducir esta pérdida y desperdicio reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero y mejoraría la seguridad alimentaria.
La tierra debe seguir siendo productiva para mantener la seguridad alimentaria a medida que aumenta la población y aumentan los impactos negativos del cambio climático en la vegetación. Esto significa, que hay límites a la contribución de la tierra para abordar la mitigación del cambio climático, por ejemplo a través de la reforestación. También lleva tiempo para que los árboles y los suelos almacenen carbono de manera efectiva. La bioenergía debe gestionarse cuidadosamente para evitar riesgos para la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la degradación de la tierra. Los resultados deseables dependerán de políticas y sistemas de gobernanza localmente apropiados.
Cuando la tierra se degrada, se vuelve menos productiva, restringiendo lo que se puede cultivar y reduciendo la capacidad del suelo para absorber carbono. Esto exacerba el cambio climático, mientras que el cambio climático a su vez exacerba la degradación de la tierra de muchas maneras diferentes.
En un futuro con lluvias más intensas, aumenta el riesgo de erosión del suelo en las tierras de cultivo, y el manejo sostenible de la tierra es una forma de proteger a las comunidades de los impactos perjudiciales de esta erosión del suelo y deslizamientos de tierra. Sin embargo, hay límites para lo que se puede hacer, por lo que en otros casos la degradación podría ser irreversible.
Las tierras secas y las áreas que experimentan la desertificación también son más vulnerables al cambio climático y los eventos extremos, como la sequía, las olas de calor y las tormentas de polvo, con una población mundial cada vez mayor que ejerce más presión. Esto es crucial para aproximadamente 500 millones de personas que viven en áreas que experimentan la desertificación.
En el SPM del informe se encuentra que hay formas de gestionar los riesgos y reducir las vulnerabilidades en la tierra y el sistema alimentario.
La gestión de riesgos puede mejorar la capacidad de recuperación de las comunidades ante eventos extremos, lo que tiene un impacto en los sistemas alimentarios. Esto puede ser el resultado de cambios en la dieta, adoptando la agricultura agroecológica, o garantizar una variedad de cultivos para evitar una mayor degradación de la tierra y aumentar la capacidad de recuperación ante climas extremos o variables. Las soluciones basadas en la naturaleza deben ir acompañadas de abandonar el uso de combustibles fósiles e invertir en energías renovables.
Hay que reducir drásticamente el desperdicio de alimentos y cambiar a dietas más equilibradas basadas en vegetales, particularmente en las sociedades con altas emisiones de gases efecto invernadero, para contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y desarrollar la adaptación.
A esto último, reducir las desigualdades, mejorar los ingresos y garantizar el acceso equitativo a los alimentos para que algunas regiones (donde la tierra no puede proporcionar alimentos adecuados) no estén en desventaja, son otras formas de adaptarse a los efectos negativos del cambio climático. También hay métodos para gestionar y compartir riesgos, algunos de los cuales ya están disponibles, como los sistemas de alerta temprana.
Aunque en la opinión de un servidor, los integrantes del IPCC en el SPM del informe no se atreven de manera contundente a dejar en claro que el modelo capitalista es el causante de este desastre, hacen énfasis en que un enfoque general en la sostenibilidad junto con la acción temprana ofrece las mejores oportunidades para enfrentar el cambio climático. Esto implicaría un bajo crecimiento demográfico y una reducción de las desigualdades, una mejor nutrición y un menor desperdicio de alimentos.
En conclusión, el Informe Especial del IPCC sobre Cambio climático y tierra es otro claro recordatorio de que estamos en una emergencia ecológica y climática. Este informe debe formar la base para una convicción política renovada para detener el colapso climático. Se trata de presentar una dirección clara a los gobiernos para transformar rápidamente los sistemas de tierras y alimentos, detener la deforestación y aplicar políticas que empoderen a los pequeños agricultores, eliminen la pobreza y el hambre y protejan a los más vulnerables de las calamidades climáticas cada vez más frecuentes.