EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Iván

Arturo Martínez Núñez

Julio 02, 2005

 

El 25 de junio de 1995, mi primo hermano –más mi hermano que mi primo– Iván Núñez Bespalova falleció tras una larga y dolorosa agonía. Guerrero perdió a un arqueólogo en ciernes, sus familiares perdimos un pedazo del alma. Yo perdí a mi único hermano y aprendí a golpe de vacío lo que era el verdadero dolor.

Querido primo:

El sábado se cumplieron diez años de tu ausencia. Recuerdo con una claridad que espanta, el día que llegaste solo al hospital procedente de Durango. Habían pasado varios días desde que junto con tu equipo escolar de la ENAH, ingresaste a esa gruta en Campeche. A veces la naturaleza obra de maneras muy extrañas. Debido a tu magnífica condición física, quizás por tu gran capacidad pulmonar y atlética, producto de tus casi 1.90 metros de estatura y al entrenamiento con el equipo de basquetbol de la UNAM, fuiste el único del grupo que aspiró el maldito hongo que consumiría vorazmente tu sistema respiratorio. Cuando arribaste al hospital, lo hiciste por tu propio pie y sólo sentías algunos mareos que el doctor duranguense intentó paliar con Bactrim pensando que sufrías algún tipo de infección menor. Esa tarde, solos en una habitación de Médica Sur, conversamos largo y tendido como hacía mucho tiempo que no hacíamos. En ningún momento pude –creo que tú tampoco– percibir la magnitud de los que se cultivaba dentro de tu cuerpo. Cuando llegó tu mamá, yo me retiré tranquilo, pensando que no tenías nada y que era una exageración el ingreso al hospital. Nunca regresé a verte. A las pocas horas tu cuadro se complicó y los doctores decidieron sedarte. Jamás volviste a tener conciencia. El maldito bicho avanzó inexorablemente y ni todos los esfuerzos del equipo médico que te administró cualquier cantidad de cocteles antivirales, ni los ruegos ni rezos de tus seres queridos, sirvieron para detenerle.

El fin llegó y todos los que intentábamos negar la dimensión del problema, recibimos de golpe la noticia fatal. Nada volvió a ser igual. Todos tuvimos que aprender a vivir resignados a tu ausencia. Tú firmaste tu pacto de eterna juventud y siempre serás en nuestro recuerdo el hermoso muchacho de veinte años con todo el futuro por delante. Jamás habrás de decepcionarnos. Los que quedamos aquí, luchamos por vivir la vida que tú ya no vivirás, luchamos por ser felices cada día y luchamos para que Guerrero y México sean algún día el lugar que soñamos juntos.

A los tres días de tu muerte otro golpe sacudió nuestros corazones. Con el dolor a flor de piel, recibimos la noticia de la masacre de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas. En un principio los asesinos intentaron hacerse pasar como las víctimas y no conformes con la sangría pretendieron sembrar armas en las manos de los muertos. Por algunos meses consiguieron distraer a la opinión pública, pero la verdad tiene la propiedad –al igual que la mierda– de salir siempre a flote. Un aterrador video mostró a la opinión pública y en cadena nacional lo que muchos sabíamos: aquello había sido una carnicería cobarde y artera. Todavía escucho con pavor los gemidos de los moribundos que fueron rematados o dejados a su suerte por los verdugos. Figueroa tuvo que renunciar. La CNDH emitió una recomendación culpando a varios altos funcionarios y la Suprema Corte hizo lo propio, utilizando por segunda vez en la historia su facultad como entidad investigadora. A diez años de aquellos sucesos, los responsables se pasean con pasmosa impunidad y tanto las viudas de los asesinados como las familias de los pocos chivos expiatorios que permanecen en la cárcel siguen reclamando justicia justa.

En Guerrero, el PRD comenzó a ganar espacios paulatinamente. Aunque hay algunos que piensan que Roma se construyó en un día, nosotros sabemos que esto sólo ha sido la coronación de un largo camino. En 1996 se ganaron varios distritos electorales y al año siguiente ganamos en la Costa Grande, en Acapulco y a nivel nacional pasamos a ser la segunda fracción parlamentaria. Cuauhtémoc Cárdenas ganó en la ciudad de México, y por primera vez en la historia moderna del país, el Presidente de la República dejó de tener mayoría en la Cámara de Diputados. El PRI intentó por todos los medios impedir la instalación de la ésta y mira, lo que son las cosas, los operadores de dicho intento fueron por un lado, Ricardo Monreal, a la sazón senador priísta y Emilio Chuayffet, secretario de gobernación. Hoy Monreal ya fue gobernador de Zacatecas abanderando al PRD y hoy día es una de las principales figuras del partido mientras que Chuayffet dejó Gobernación después de otra espantosa masacre, esta en Acteal, Chiapas, y después de estar en la banca durante varios años, hoy es diputado por el estado de México, líder de la fracción del PRI en la cámara baja y ferviente defensor de la independencia del legislativo ante el ejecutivo. Por suerte aún no pertenece al PRD aunque como van las cosas…

¿Te acuerdas de la elección de 1988? Tú y yo estábamos en La Pintada como casi todos los años durante las vacaciones de verano. La gente votó mayoritariamente por el hoy extinto (gracias al cielo) PFCRN porque para no regarla, prefirió irse a lo seguro y tachar sobre la carita del general. El único voto raro fue el de Fide que votó por el PMS a sabiendas de que también contaría para la causa de Cárdenas. En La Pintada, vimos el noticiero de Zabludowsky hablando de una clara mayoría a favor de Salinas de Gortari. Para nosotros era muy difícil de creer esto, después de haber atestiguado una abrumadora victoria cardenista en la sierra, donde los únicos que votaron por el PRI fueron los guachos que patrullaban la zona.

Cuando Cuauhtémoc salió de la jefatura de gobierno del DF para buscar por tercera ocasión la Presidencia de la República, dejó en su puesto a Rosario Robles. Quizás recuerdes a Rosario de los años en que cursamos la primaria en el Centro de Estudios Pre Escolar y Primaria del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México. Con un nombre tan estratosférico, era de explicarse que los niños estuviésemos tan politizados desde tan temprana edad. Pues sí, Rosario, la del STUNAM, se convirtió en la primera mujer en gobernar el Distrito Federal. Su gestión fue tan buena que su popularidad alcanzó niveles nunca vistos para alguna autoridad. Gracias en parte a la buena labor y al apoyo de Rosario, Andrés Manuel López Obrador refrendó el triunfo del PRD en el DF. Hoy Rosario pasó de ser una política con estrella a una política estrellada. Mezcló los negocios con el placer y cayó en las garras de un gigoló argentino y videoaficionado, que curiosamente comenzó su ascenso al amparo del difunto gobernador de Guerrero José Francisco Ruiz Massieu. Cuauhtémoc va por la cuarta, enfrentado a Andrés Manuel que increíblemente encabeza las preferencias electorales de cara al 2006.

El PAN ganó la Presidencia de la República en el 2000. Como dice el mentado Tomasi di Lampedusa, fue necesario que todo cambiara para que todo siguiera igual. Vicente Fox no quiso o no se atrevió a utilizar el enorme capital político con que llegó al poder para hacer los cambios necesarios. Prefirió pactar con el PRI, quizás espantado con el petate del muerto, y cuando quiso recular ya era demasiado tarde. Los priístas son unos maestros para pasar a ser oposición en un abrir y cerrar de ojos. Pronto, Vicente Fox se encontró defendiendo el sistema y los programas priístas y el PRI pasó a ser oposición de su propio espejo. Aunque me resisto a creerlo, temo que en Guerrero está ocurriendo algo similar.

Hoy, querido primo, al momento de la aparición de esta carta, se cumplen tres meses del arribo al poder de Zeferino Torreblanca Galindo, quien fuera alcalde de Acapulco y dos veces diputado federal, impulsado por el PRD. El 6 de febrero vivimos una jornada histórica y emocionante cuando el pueblo de Guerrero decidió una vez más ponerse de pie y sacar de una buena vez al PRI de Casa Guerrero. A lo largo y ancho del estado, la fiebre amarilla inundó las casas y los corazones de los guerrerenses. La noche del 6 de febrero este valiente pueblo recibió algo de recompensa por tanto sacrificio y tanta sangre ofrendada al servicio de la patria.

Hoy se cumplen tres meses de que Zeferino tomara posesión. Sólo un ingenuo pensaría que a tan corta distancia pudiéramos estar ya disfrutando del cambio. Zeferino pidió paciencia y es de esta virtud de la que intento echar mano en estos momentos. Yo no esperaba de ninguna manera que a los tres meses hubiera resultados. Lo que sí esperaba eran al menos las señales claras de que las cosas serían distintas. Sinceramente no comprendo que muchas de las personas que integraron el régimen anterior, hayan repetido en sus cargos como si hubieran tenido un desempeño notable. Hay momentos en que llego a pensar en que hubo pactos secretos e inconfesables con el grupo del poder caciquil en Guerrero. Aún así, yo sigo confiando en Zeferino. Yo quiero seguir creyendo que la esperanza e ilusión que pude ver en los ojos de las y los guerrerenses de cada región del estado, no serán defraudadas. Sigo esperando que Zeferino nos convoque a todos los guerrerenses a ayudarle en su enorme tarea. Sigo creyendo que la confidencialidad, casi clandestinidad con que se manejan los asuntos estatales, obedecen a un plan rector que sentará las bases para que Guerrero sea mejor.

En fin zanca, por acá seguimos y seguiremos. Tus hermanos están muy bien. Te recuerdan e idolatran con cariño. Tus primos y tus tíos siempre tienen una lágrima en los ojos en cuanto suena tu nombre. El día de tu sepelio vi llorar por primera vez a mi abuela. Por cierto, los viejos siguen al pie del cañón. Cada mañana abren su tiendita frente a la estación de bomberos de Chilpo y se imaginan que un par de güeritos con la trompa llena de chile de los mangos verdes y las narices mocosas, cruzan la calle de Moisés Guevara para jugar con los changos del zoológico.

Te recuerdo cada día hermano. Ojalá que al menos uno, logre ver el sueño de los dos.