EL-SUR

Sábado 14 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión

¿Jair Bolsonaro llegará al final de su mandato?

Gaspard Estrada

Marzo 13, 2019

 

En los últimos días, los editorialistas de la prensa comercial brasileña, hostiles de manera general al Partido de los Trabajadores (PT) y al ex presidente Lula, han comenzado a manejar un discurso sorprendente: ¿Acaso el presidente Jair Bolsonaro logrará llegar al final de su mandato? Si bien al día de hoy esta afirmación puede parecer extraña –al fin y al cabo, el ex capitán del ejército tomó posesión hace poco menos de 100 días–, sin embargo, la cascada de noticias negativas, así como la multiplicación de revelaciones sobre las relaciones turbias de la familia de Bolsonaro han puesto al presidente de la principal potencia de América del Sur en el ojo del huracán.
A pesar del hecho de que, por estar en el hemisferio sur, los meses de enero y de febrero sean considerados como de baja actividad política, al tratarse del momento en el cual se celebran las vacaciones de verano, Jair Bolsonaro ha continuado a hacer declaraciones más que condenables, tanto en el plano político como económico, e inclusive social. De la misma manera que durante la campaña electoral, en la cual llamó a “fusilar” a los militantes del PT, y le pidió a los militantes de ese partido que escogieran entre la cárcel y el exilio, Jair Bolsonaro dijo en un evento con cadetes del ejército que la democracia brasileña estaba en pie “porque los militares así lo querían”, dando a entender que la existencia de la democracia en Brasil sería una concesión del cuerpo castrense a ese país, y no un hecho consagrado por la Constitución votada en 1988. Esta declaración no solo es una afrenta para el país, sino que debería ser objeto de una condena internacional. Jair Bolsonaro ha decidido dirigirse a la población brasileña como presidente de la misma manera como se comportó durante la campaña presidencial: a base de gritos, insultos y mentiras. Sin embargo, no está claro si esta estrategia, que tiene como objetivo mantener unida a su base política, le permitirá gobernar, y sobre todo construir las mayorías políticas necesarias para tener una mayoría en el Congreso, teniendo en cuenta que el régimen político brasileño (el presidencialismo de coalición), obliga a todos los presidentes a construir coaliciones gubernamentales extremadamente amplias para tener mayorías en ambas Cámaras.
La apuesta de Jair Bolsonaro y de su núcleo político más cercano, es decir sus tres hijos, que también hacen política, es que los mercados financieros y el sector bancario brasileño presionarán a los congresistas para votar a favor de las reformas impopulares que presentó recientemente su secretario de Hacienda, Paulo Guedes. En esta perspectiva, poco importa lo que digan los medios de comunicación. De ahí que en las últimas horas, el presidente Jair Bolsonaro no haya tenido problemas en denigrar y difamar abiertamente a periodistas a través de la red social Twitter con base en mentiras. El problema político para Bolsonaro y su equipo, es que la política no siempre funciona con base en dinero y prebendas, como él la practicó cuando fue diputado, durante casi treinta años, sobre todo cuando se trata de obtener una mayoría calificada (308 votos en dos ocasiones en la Cámara de Diputados, y dos terceras partes de los votos de los senadores) en el Congreso. Para eso, es necesario construir una mayoría política. Y para eso, es necesario hacer alianzas y llegar a acuerdos, como lo tuvieron que hacer Fernando Henrique Cardoso, Lula da Silva, Dilma Rousseff y Michel Temer. Al multiplicar los frentes, y mantener el discurso de odio, Jair Bolsonaro está perdiendo fuerza política: el día de su investidura, 65 por ciento de los brasileños aprobaban la gestión de Bolsonaro. El día de hoy, son menos del 40 por ciento. Es decir, en poco más de dos meses, su aprobación ha caído más de 20 puntos. Si la tendencia se confirma, no se puede excluir una nueva crisis política en Brasil, en un contexto en el cual los militares terminen expresando su disgusto ante las políticas del presidente. Todo esto no es de buen augurio para el futuro cercano. Definitivamente, Brasil no es para principiantes.

Twitter: @Gaspard_Estrada

*Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París