EL-SUR

Sábado 11 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

Jalemos juntos

Eduardo Pérez Haro

Marzo 07, 2017

(Tercera y última)

Para Ademar Calegari.

¿Qué hacer frente a Donald Trump? Es la pregunta que se mantiene pendiente de respuesta. Para los dueños del duopolio televisivo de México Ricardo Salinas Pliego y Emilio Azcárraga, es urgente que, en toda entrevista, los interlocutores del caso ayuden a esclarecer el “plan maestro” de la estrategia de negociación del TLC, y ayuden para ponerle enjundia a los responsables del caso, el secretario de Relaciones Exteriores Luis Videgaray y el de Economía Ildefonso Guajardo.
Se abre la bandera nacional para abrigar a todos los que quieran sumarse a la lucha contra Trump. “Jalemos juntos”, dice el líder del PRI y se pone al frente de la marcha junto con Claudio X. González y otros. Es el momento del amor por México. El presidente de la República Enrique Peña Nieto, da su aval para que los mexicanos se expresen con libertad. ¡Viva el pluralismo democrático! ¡Jalemos juntos!
En la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Hacienda hacen cálculos para ver si alcanza el presupuesto para asimilar a los escolares que pueden llegar del éxodo impuesto por la deportación masiva de nuestros connacionales. Los consulados de México en la unión americana ahora se tornan solícitos a brindar asesoría jurídico-institucional para la defensa de nuestros paisanos ante la arbitrariedad del gobierno estadunidense. No nos preocupemos. ¡Sí se puede!
El gobierno de México, en voz del Presidente, reafirma su lealtad al libre comercio del que Trump osa desmarcarse. La diversificación del comercio no tiene pierde y el libre comercio será una realidad al amparo de la Organización Mundial de Comercio. Ya el secretario de Agricultura José Calzada nos tuitea sus fotos desde Japón donde está ampliando las ventas de la agricultura de México como “potencia alimentaria”, según consigna National Geographic. No hay mayor problema, ¡México es más grande que sus problemas!
“Negociar con firmeza en favor de los intereses de México”, “negociar ojo por ojo, y sí nos ponen aranceles a las exportaciones mexicanas, nosotros les pondremos aranceles a las importaciones estadunidenses”, “es el momento de hacer lo que no hizo Carlos Salinas de Gortari, defender un acuerdo en favor de los migrantes y proteger el campo mexicano”. Muy bien dicho, eso sí tiene carácter, suena bien, firme, valiente, muy recomendable, si no es así, suena débil, entreguista ¡y eso, pus no, nomás no debe ser! México es un país rico, tiene abundancia de recursos naturales y los mexicanos no somos poca cosa, más de una vez lo hemos demostrado, ahí están nuestro prócer de la Patria Benito Juárez y el General Lázaro Cárdenas, incluso ¡hemos sido autosuficientes!
Mucho nacionalismo oficial y no oficial. El nacionalismo se desparrama. Pero poca objetividad. El sentido común, desprovisto de un análisis objetivo se torna común, pero sin sentido. Para quienes hicieron del libre comercio y el TLC el modelo con el cual aterrizaríamos en el primer mundo, el desconcierto es terrible pues, aún no dan crédito de la temeridad que representa echarlo atrás, máxime que la iniciativa viene del propio Estados Unidos, casi casi de sus inventores y sin duda, sus operadores más conspicuos.
¡Todos somos nacionalistas! Trump es nacionalista, China es nacionalista, Peña Nieto es nacionalista. El nacionalismo venido del gobierno y de los grupos de interés adyacente, es entendible por cuanto el propio gobierno está siendo “desconocido” y “confrontado” lo cual obliga su reacción frente a la afectación del proyecto gubernamental, el mismo gobierno que nos enganchó a la locomotora estadunidense y que ahora que el propio Estados Unidos nos desengancha se queda sin opción globalifílica. ¡Todos somos nacionalistas!
Para quienes criticaron el TLC no habrá mayor problema pues se empata con los designios trumpistas y ahora sí estamos ante la oportunidad del desarrollo nacional. Ambas posturas se juntan y frente al hecho, ahora dicen que al fin que ni queríamos, que si no hay TLC está la OMC, que al fin que hay otros mercados, que al fin nosotros somos muy capaces ¡¡¡Pamplinas!!! Las cosas no son así, por supuesto que el giro de 180° que se da en la estrategia norteamericana y nuestra alta dependencia nos representa un gran problema para México y reconocer nuestras grandes debilidades para afrontarlo es el principio obligado para dilucidar lo que se tiene que hacer. El gobierno lo sabe perfectamente y fuera del gobierno no hay que hacerle el juego. El nacionalismo en una sociedad de clases y dominada por los poderes de élite es una abstracción que se manipula y se le convierte en un despropósito.
El ajuste en la globalización, basado en el giro nacionalista de las principales economías (entre las que Estados Unidos es protagonista), presupone una ruta para resarcir su progresivo debilitamiento y con ello pertrecharse para las próximas batallas por las hegemonías en el mundo. La globalización no se desmonta, es irreversible en su sentido relativo, pero sus actores se reordenan internamente en tanto el mundo global se reestructura. En qué grado están asegurados sus resultados, tampoco la tienen fácil las potencias pues el peso de la deuda los limita, los monopolios se indisponen a asumir los costos y las bases tecnológicas de una nueva etapa están en ciernes cuando no atrapadas, estos tres factores no están siendo removidos y ello hace del nacionalismo globalizado un proyecto débil y de muy alto riesgo pues en esta reciedumbre está su debilidad y eventual fracaso.
No obstante, México no puede ilusionarse y apostar a una negociación favorable con Estados Unidos cuando el punto de arranque está localizado en el área más fuerte y dinámica del comercio exterior mexicano como es el automotriz y de autopartes que le representa la cuarta parte del total. Esto es, la exportación de automóviles y autopartes, se eleva a 90 mil millones de dólares lo cual equivale a los ingresos de divisas por exportaciones agropecuarias más las agroindustriales, más los ingresos por petróleo, más los ingresos por remesas, más los ingresos por turismo, y cuando la discusión no está propuesta por México sino por Estados Unidos de inicio no es para ver qué nos conviene, sino qué le conviene a ellos, y en esta partida Estados Unidos trae las fichas blancas y tira primero. Revisar un acuerdo de eliminación de impuestos al comercio exterior de entrada implica discutir qué impuestos se regresan al comercio exterior, y México no está en condiciones de dejar de comprar o comprar más caro las cosas que no se producen en México como tampoco está en condiciones de producirlas de un día para otro.
Estados Unidos está discutiendo el factor de su déficit y éste se encuentra en la industria automotriz en primer lugar. Habrá que dilucidar bien el espectro de la discusión para hablar con certeza de lo que puede o debe suceder en la mesa de negociación, pero una cosa debe de quedar clara: no es en esa adversa mesa donde se define el quehacer para el desarrollo nacional sino en la mesa interior que aún no está puesta y de la que nadie habla. Sí, efectivamente, nos referimos a la mesa de negociación entre las sociedades de base de la nación y el gobierno, o, mejor dicho, los aspirantes al próximo gobierno, pues el régimen en curso no está en la ruta necesaria del debate interno, ni tiene margen de maniobra, ni tiempo.
Por el contrario, sin cambio alguno ante su evidente fracaso (por el lado que usted quiera verlo), el peñanietismo se dispone para dar la batalla por su continuidad. ¡Vaya despropósito! Mayor es el problema que representan las debilidades acumuladas en la capacidad de producción no sólo por el costo y el tiempo que implican (una generación al menos) sino por la indisposición del gobierno y los poderes fácticos de optar por un desarrollo incluyente. Así que jalemos juntos, pero a lo que sigue… por un desarrollo realmente incluyente, para empezar desde la plataforma de los movimientos sociales y claro sin Ochoa Reza.

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