EL-SUR

Miércoles 17 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Joe Biden y América Latina

Gaspard Estrada

Enero 20, 2021

 

El día de hoy, Joe Biden asume hoy como nuevo presidente de Estados Unidos. Sin duda alguna, se trata de un hecho histórico. Después de cuatro años de una presidencia disfuncional en todos los sentidos, un político experimentado volverá a tomar las decisiones en el salón oval de la Casa Blanca. Parece poco decirlo, pero es mucho si tenemos en cuenta la cantidad de temas con los que tendrá que lidiar desde este miércoles 20 de enero.
Luego de cuatro años de unilateralismo, el nuevo jefe del ejecutivo estadunidense pretende retomar el “liderazgo” de su país en los asuntos internacionales. Sin embargo, el regreso de Estados Unidos a la escena mundial promete ser particularmente delicado –en gran parte por el legado del presidente saliente. Donald Trump está dejando atrás un país cuya imagen ha sido sacudida por su presidencia caótica, por la negación de muchos acuerdos internacionales que llevaban las iniciales de Washington, y luego por su manejo errático de la epidemia de Covid-19. El asalto al Congreso por parte de algunos de sus partidarios el 6 de enero pasado dio un golpe devastador final a la ejemplaridad de Estados Unidos y aumentó las dudas y preguntas sobre la capacidad de Joe Biden para cumplir con el papel que pretende tener. Pero también le dio la oportunidad de afirmarse como nuevo líder de su país por encima de los partidos – y en particular del Partido Republicano, que respaldó en buena medida las posturas antidemocráticas del ahora ex presidente Donald Trump.
Para México y América Latina, la llegada de Joe Biden representa al mismo tiempo una oportunidad y un desafío. En efecto, después de cuatro años de desdeño profundo de Estados Unidos hacia la región – debido en gran parte a a la falta de conocimiento e interés de parte de Trump y de su entorno más cercano – la Casa Blanca tendrá como inquilino a uno de los políticos con mayor conocimiento de la región. Como senador – y presidente de la poderosa Comisión de Relaciones Exteriores– Joe Biden emprendió durante décadas numerosos viajes a América Latina, lo que le permitió conocer a buena parte de los líderes del subcontinente. Gracias a este expertise, Biden, ya como vicepresidente, fue nombrado por Barack Obama como su emisario informal para América Latina. Al hacerlo, Obama le abrió las puertas al más alto nivel, lo que le permitió planear e instrumentar varias de las políticas llevadas a cabo por la administración demócrata en esta región.
Biden fue un actor central en la política de Estados Unidos hacia Centroamérica. La idea de financiar programas de desarrollo social para evitar la migración hacia Norteamérica desde el llamado “triángulo norte” (expresión que hace referencia a Guatemala, El Salvador y Honduras) con dinero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), fue de Biden. También jugó un papel destacado en la reaproximación de Estados Unidos con Cuba. Cuando el periodista Glenn Greenwald reveló que Dilma Rousseff fue espiada por la NSA, en 2013, Biden viajó a Brasilia para disculparse a nombre de Estados Unidos e intentar un acercamiento con el gobierno brasileño. De tal manera que la llegada al poder del ex senador por Delaware representa una oportunidad para América Latina.
Sin embargo, también representa un desafío. El plan de desarrollo social de Centroamérica impulsado por Biden fue un fracaso: muchos millones de dólares terminaron en los bolsillos de contratistas, políticos y funcionarios inescrupulosos, y no permitieron que la migración centroamericana dejara de fluir hacia Estados Unidos. Por otro lado, Donald Trump ha hecho todo lo posible para intentar sabotear un posible acercamiento entre la nueva administración demócrata y Cuba y Venezuela. Finalmente, la relación con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ve cada día más compleja, tras la exoneración por la Fiscalía General de la República del general Salvador Cienfuegos. Sobre todos estos frentes, la administración norteamericana que asume el poder el día de hoy tiene inmensos desafíos en su relación con América Latina. Esperemos que en este caso, el eventual regreso de Washington a nuestra región sea sinónimo de progreso y cooperación, y no de retroceso.

* Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada