EL-SUR

Sábado 15 de Junio de 2024

Guerrero, México

Opinión

Jordi Ramiro Lobato. El tenor acapulqueño que triunfó en la Opera de Viena

Anituy Rebolledo Ayerdi

Mayo 23, 2024

 

I

 

A pedido de lectores y amigos muy queridos.

La infancia

Jordi Ramiro Lobato nace en Acapulco, en el barrio de El Capire, el 22 de enero de 1942. Hijo de Bernabé Ramiro Carbonel, comerciante de origen catalán avecindado en el puerto y de Alicia Lobato Fajardo, perteneciente a una antigua y distinguida familia porteña de grandes y variados talentos.
El niño –moreno, delgado y dueño de una enorme simpatía–, cursa sus estudios primarios en la Escuela Primaria Ignacio M. Altamirano, donde su voz aguda llama la atención de maestros y compañeros al cantar cada mañana el Himno Nacional. Tendrá mucho que ver en ello su padre quien, apasionado de la ópera, sólo escucha grabaciones de los grandes intérpretes del bell canto. Bajo tal estímulo, el muchacho alcanzará desde muy temprano altos registros vocales sorprendiendo gratamente a sus vecinos, más tarde sus impulsores entusiastas.

Algunos de ellos:

Don Alberto Escobar, director de la orquesta Minerva; Ignacio Nogueda Reyes, también director orquestal y fundador de Sindicato de Músicos; Don Manuel Pérez Rodríguez, director del diario Trópico localizado en la plazoleta del mismo barrio. Arturo Escobar y Enrique Díaz Clavel, reporteros del mismo diario. Adelantito, la familia Suástegui y doña Tita Lobato con sus hijas Macrina y Tuly, además de don Pepe Villalvazo, alcalde porteño en los años 60 y el resto del vecindario, por supuesto.
Apenas cumplidos los 8 años, el niño Jordi participa en un concurso de canto infantil patrocinado por una firma chocolatera y será a partir de entonces ganador de eventos similares. Uno de ellos, de “aficionados,” se trasmitía entonces por la radiodifusora XEKJ, cuyo premio único era un enorme pastel de la casa patrocinadora. Jordi se los llevará a casa en dos ocasiones. Será entonces cuando el barrio vecino del Pozo de la Nación, proclame tener a su niña cantante llamada Gloria H. Luz

El Orfeón Infantil Mexicano

Buscadores de talentos para el Orfeón Infantil Mexicano escuchan al pequeño Jordi en un festival de la escuela Altamirano y ahí mismo pactan con sus padres su incorporación al grupo, cuando cumpla 10 años. La agrupación era dirigida por su fundador el maestro potosino Rogelio Zarzosa y Obregón quien, por cierto, morirá en este puerto a los 91 años.
El Orfeón Infantil Mexicano estaba integrado por 20 varones entre los 7 y los 14 años e interpretaban música mexicana, regional, clásica y óperas. Conocían los himnos nacionales de los países que visitaban, cantándolos al iniciar sus presentaciones. En Roma, en el Vaticano, ofrecerán una audición privada al papa Pio XII, profundo conocedor del género coral, quien los colmará de felicitaciones y bendiciones.

El cambio de voz

Fue precisamente durante una gira europea del Orfeón Infantil, cuando en Jordi se produzca el natural cambio de voz y el acapulqueño no dramatizará su inminente salida del grupo. Conocía de sobra las biografías de muchos grandes tenores y sabía por tanto de tal proceso era ineluctable. El mexicano Ramón Vargas y el italiano Luciano Pavarotti, entre ellos. Llegado el momento, Jordi dice adiós a sus amigos y compañeros del Orfeón y lo hace con junto con dos compañeros mexicanos, Raúl Barragán y Francisco Javier Angulo, con quienes viaja a México bordo de un trasatlántico. Durante la travesía matarán el tiempo cantando su repertorio a tres voces y no será extraño que se concentren en torno a ellos compañeros de viaje. Estos los compensarán no sólo con aplausos. Ensayarán diariamente a lo largo de la travesía.
El trío Lobato, Barragán y Angulo llegará a los puños cuando un grupo de jóvenes pasajeros les llamen castratis, nombre con el que se conoció a los niños cantores que siglos atrás, obligados a la castración para conservar la tesitura de la voz. Uno de ellos fue el famoso tenor italiano Nicola Broschio, conocido como Farinelli. Su biografía cinematográfica, Farinelli. Il Castrato, sobrecogerá al mundo en 1994.
–¡Somos machos y a las pruebas nos remitimos!, contestarán la agresión, para luego lanzar a todo pulmón el Soy puro mexicano, de Pedro Galindo.

Ya en México

Jordi canta boleros en dueto con Chamín Correa, se integra al Sexteto Mexicano con ex compañeros del Orfeón Infantil; participa en el conjunto Los Charros y finalmente se incorpora a un conjunto de mariachis de lujo. Lo crea el licenciado Miguel Alemán Valdez, presidente del Consejo Nacional de Turismo, para viajar por el mundo en calidad de embajadores musicales de México. Pasado un tiempo, el conjunto regresa a México sin su cantante acapulqueño. Se ha quedado en Génova, Italia, haciendo esto y aquello pero siempre fiel a la música

Torna a Sorrento

El arribo de Jordi Ramiro a la ópera es tardío y él mismo lo aceptaba argumentando “ya estar muy viejo para esos trotes”. Contaba con 28 años y su residencia en Génova se había prolongado demasiado. Labora como mesero en un bar cercano a la Opera Estatal y suplía las ausencias del cantinero. Una noche cualquiera, golpeado por la nostalgia y la añoranza de su tierra, pide al pianista del lugar que le acompañe algunas canciones. La concurrencia lo aplaude entusiast pero bramará auténticamente cuando le escuche Torna a Sorrento.
A partir de aquél momento, el dueño del negocio y sus compañeros de trabajo verán a Jordi con otros ojos. Italianos sorprendidos por la calidad de la voz de un costeño mexicano, se unen para convencerlo de que se inscriba en una escuela de música. La de Génova, por supuesto, a la que logran incorporarlo. Los estrictos requisitos para el ingreso se allanarán cuando un exigente y malhumorado maestro pida al alumno interpretar una canción en el idioma nacional. Lo hace y en una parte de la pieza lanza una nota que estremece a los presentes.
–“¡Brava, brava, brava!” –estalla entusiasmado el vejete gruñón secundado por los hurras de los alumnos–.
“¡Un Do de pecho digno de nuestro Di Stéfano!”, presumirá el mentor.
Luego, el acapulqueño se asimilará a la disciplina casi conventual de la
institución, soportando estoicamente los rigores de la técnica.
–“¡No haga trampas, mexicano, quiero las vocales con los agudos”!… “¡El diafragma!… ¡use el diafragma, mexicano!”
Si bien educada, la voz aguda y ágil de Jordi adquirirá con el estudio potencia y expresión hasta llegar a ser profunda y bien timbrada. Cuando vuelva a Acapulco recordará con especial cariño a una de sus maestras, Magda Olivero, una notable soprano italiana.

Un tenor es…

Un cantante cuya tesitura está situada entre la del contratenor y el barítono. Su extensión o amplitud vocal suele ir, en índice acústico internacional desde el DO-3 hasta el LA-4, en canto coral, y hasta el DO-5 o DO de pecho, en solos. Algunos tenores pueden alcanzar extremos bajos como FA-2 o altos como SOL-5.1).

Los certámenes

Egresado de la escuela de Música de Génova, Jordi Ramiro podrá sin problemas participar en los diversos concursos operísticos celebrados anualmente en toda Europa. Se medirá entonces con los mejores tenores de su generación, logrando segundos y terceros lugares. Un galardón máximo le llegará 1978 en el certamen Bercellli y ya no parará. Ese mismo año recibe el Puccini de Oro, sin duda el más importante por su valor consagratorio, reservado sólo para los grandes intérpretes. El ya lo era a partir de su triunfo, apenas un años atrás, en el Teatro estatal de la Opera de Viena.

El Teatro de la Opera

Se trata sin duda de la institución que da a Viena fama y prestigio entre todas capitales europeas del bell canto, derivado de su tradición, la arquitectura de su sede y significado profundo en el mundo de la música clásica. Un teatro con antigüedad de más de 150 años.

Madame Butterfly

Fue en tal escenario donde debuta el tenor acapulqueño Jordi Ramiro Lobato, llevando el rol principal masculino de la opera Madame Butterfly, de Giacomo Puccini. Drama que tiene lugar en Nagasaki, Japón, hasta donde llega el teniente B.F. Pikerton, de la armada estadunidense, quien muy pronto encuentra compañía femenina de nombre Cio.Cio.San (“Mariposa”) de 15 años, con la que mantiene, según el lugar común, un tórrido romance. El marino está convencido de que la japonesita nunca podrá ser su esposa y es por ello que le urge regresar su país para sentar cabeza.
Pasan tres años y Butterfly ha perdido las esperanzas de que Pinkerton regrese para mostrarle el fruto de sus arrebatos carnales: un bebé de ojos rasgados. Pero hete aquí que el marino regresa a Nagasaki pero viene acompañado por su esposa estadunidense y hasta planea presentarla con Butterfly. Esta accede a recibirlos una vez que ha tomada la decisión de entregar al bebé a su padre. Antes reza a sus dioses ancestrales y se despide del niño al que venda los ojos.Toma una banderita de las barras y las estrellas y con la mano derecha un cuchillo con el que corta el cuello. Pinkerton llega tarde.

La Bohemia

Jordi Ramiro Lobato será tenor de la Opera de Viena por espacio de cinco años y durante ese tiempo llevará los roles principales de una docena de óperas. En La Bohemia, de Giacomo Puccini, será el poeta Rodolfo. La historia tiene como escenario el Barrio Latino de París y se centra esencialmente en el amor entre el poeta y una modista llamada Mimí. Un amor a primera vista que el varón decide terminar poco más tarde, acusando a la dama de comportamiento coqueto. Ella, mortalmente enferma, se agrava ante tal anuncio lo que obliga a Rodolfo a dar marcha atrás en su propósito. El encuentro será breve pues ella muere. Tres lustros atrás, Luciano Pavarotti había debutado en el mismo papel.

Don Pasquale

Ernesto es el sobrino de Don Pasquale, que da titulo a la obra, un anciano rico que pretende obligarlo casarse con una dama noble y rica, so pena de desheredarlo. Ernesto (Jordi Ramiro) rechaza tal decisión pues está enamorado de Norina, viuda joven y simpática pero pobre. Será entonces cuando Don Pasquale decida ser él el contrayente. Al final de tres actos de enredos y engaños, Ernesto y Norina lograrán unirse. Se trata de una ópera bufa o cómica de Caetano Donizzeti, cuya moraleja es “no hay que casarse siendo viejo”.

Rigoletto

Jordi Ramiro canta el aria La donna é mobile en su papel de duque de Mantua en la opera Rogoletto, de Giuseppe Verdi. Un drama de pasión, engaño, amor filial y venganza que tiene como protagonista a Rigoletto, el bufón jorobado de la corte del ducado de Mantua. La pieza habla de la infidelidad y la naturaleza voluble de las mujeres. (Continuará).