EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Jorge Alberto Gudiño: los vestigios que nos describen

Adán Ramírez Serret

Agosto 26, 2022

Los humanos somos una especie presuntuosa que se jacta de dominar el fuego, de haber inventado la música, construir ciudades con drenajes y un sinfín de tecnologías más.
Sin embargo, hablamos poco de algunos inventos un tanto incómodos que forman parte de nuestra vida diaria como la basura que nos habita y la habitamos como si no existiera. Y olvidamos que, sin la humanidad, no habría basura. En un ecosistema todo es cíclico, se regenera.
En datos duros, “en el planeta, se generan al año, tres millones 561 mil 642 toneladas de basura” (Ruby July Peñaranda Espinoza, La basura también da plata: dos rutas de reciclaje paceño, La Paz, CIS:17, 2019., p.13). Pocos se cuestionan el significado social, el humano, de la basura. Porque en el económico, ya se sabe que la basura genera muchísimo dinero.
El novelista Jorge Alberto Gudiño (Ciudad de México, 1974) trata sobre esto en su más reciente novela Historia de las cosas perdidas. En donde el relato comienza en medio de la noche cuando suena el teléfono. A esa hora, sabemos, solamente pueden ser malas noticias. Y así es, pues a Roger, personaje principal de esta historia, le marcan del hospital porque su jefe acaba de sufrir un accidente y necesitan autorización para poder amputarle un brazo.
Tras tomar una decisión radical, Roger comienza a preguntarse la razón que haya sido precisamente a él a quien han llamado pues no es ni remotamente la persona más cercana a su jefe.
A partir de aquí comienza a introducirse a una historia como por accidente y es en este tono, de claroscuros, matutino en el que la duermevela aún invade todos los sentidos. En este ambiente se desarrolla esta melancólica y profunda novela, en el silencio y la reflexión.
Tras en accidente de su jefe Roger asume un papel importante en la empresa donde trabaja, Vestigios, que se dedica a analizar la basura para entender a una sociedad: ver los desechos como una especie de algoritmo para conocer el mundo, y, por supuesto, saber qué venderle.
La empresa y su poético nombre, Vestigios, comienza a funcionar cada vez más como una metáfora de la novela, porque según sucede la trama, vemos cómo Roger está invadido por todo lo que ha perdido. Por basura cibernética, por desechos orgánicos e inorgánicos, pero también vive con fantasmas, en su trabajo, y con la ausencia constante de su ex pareja. ¿Qué tanto forman parte de él las cosas perdidas? Quizá acaso digan más que aquello que conserva y que forma parte de su vida diaria.
Además, lo perdido es también un motor. Los huecos que deja la gente que ya no está son una razón para habitar el mundo, para convertirse en diferentes personas. Así, en Historia de las cosas perdidas, el vacío va invadiendo cada vez más la realidad hasta convertirse en el silencio que habita la vida cotidiana de manera ubicua. La de la historia de las cosas perdidas, de los vestigios que nos describen.

Jorge Alberto Gudiño, Historia de las cosas perdidas, Ciudad de México, Alfaguara, 2022. 270 páginas.