EL-SUR

Martes 30 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Juan Álvarez

Arturo Martínez Núñez

Enero 29, 2019

 

El pasado 27 de enero se conmemoró un aniversario más del natalicio de Juan Álvarez, padre fundador del Estado de Guerrero, jefe de la Revolución de Ayutla, Presidente de la República, héroe de la Independencia, de la Reforma y de la lucha contra la intervención francesa y primer gobernador de nuestra entidad.
Guerrero y México tienen deudas pendientes con la figura de Álvarez quien es a mi juicio uno de los próceres mas importantes de la patria. El domingo terminaron las actividades de la Tercera Semana Alvarista, importante aunque insuficiente esfuerzo de la Secretaría de Cultura y del Honorable Ayuntamiento de Atoyac de Álvarez por conmemorar el natalicio de la Pantera del Sur. Es necesario que los guerrerenses sigamos difundiendo y divulgando la vida y obra de este gran hombre cuya biografía corre paralela con la del México del Siglo XIX.
Álvarez peleó al lado de Morelos, de Galeana y de Guerrero; logró la consumación de la independencia nacional y fue el comandante militar de Acapulco y en los hechos de todo el sur. No dudó en comenzar la lucha contra Iturbide tras su coronación como emperador. Luchó en las intervenciones estadunidense y francesa. Antes de morir, pudo ver derrotado al régimen de Maximiliano y a la República restaurada. En 1849 logró la erección del estado de Guerrero del que fue su primer gobernador.
Pero acaso la hazaña mas grande de Álvarez, fue la de encabezar la Revolución de Ayutla, lanzada tras la proclama del Plan del mismo nombre y que buscaba terminar con el régimen de Antonio López de Santa Anna, nombrar a un presidente interino y convocar a un congreso constituyente para la creación de una República representativa y popular bajo el régimen federalista en contraposición del centralismo hasta ese entonces dominante.
Tras el triunfo militar y su elección como presidente, Juan Álvarez promulgo la Ley Juárez y convocó al congreso constituyente que elaboraría la Constitución de 1857. Ajeno a la vida de la capital, Álvarez estuvo solo dos meses al frente de la Presidencia y decidió regresar a su Hacienda de La Providencia dejando el poder en manos de los gigantes que llevaron a cabo la Reforma.
Juan Álvarez fue un caudillo extraño. Quizás el único en el Siglo XIX en toda Latinoamérica, que habiendo conseguido hacerse con el poder, prefirió renunciar a este y retirarse a la vida privada. Álvarez era consciente de sus limitaciones y sabía que la obra de Reforma debía de concluirla otra generación de mexicanos: la generación de Juárez, Comonfort, Montes de Oca, Altamirano, Lerdo de Tejada, Prieto, Degollado y tantos otros ilustres.
Juan Álvarez merece ser estudiado, homenajeado y celebrado. Álvarez merece una celebración estatal y nacional de altura.
Juan Álvarez es mucho mas que calles y escuelas con su nombre. Álvarez representa al federalismo triunfante, al orden constitucional y a la rebelión intelectual. Álvarez es el sur, su lucha contra la imposición de las oligarquías y aristocracias centralistas. Es la lucha contra la dictadura y la lucha por la libre determinación de los pueblos.
Desde el Congreso de Guerrero, como representante del Distrito 10 donde nació Juan Álvarez, haremos todo lo necesario para consagrar la Semana Alvarista como la gran conmemoración que merece el hombre nacido en lo que hoy es el Arenal de Álvarez en la Costa Grande de Guerrero.