EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

HABLEMOS DE LIBROS

La 1ª Gran Transformación La consumación de la Independencia de México, hoy hace 200 años (1821-2021)

Julio Moguel

Abril 21, 2021

(Novena parte)

I. Otro paréntesis importante, para una mejor comprensión de la naturaleza de las fuerzas dominantes “del Sur”, espacio de rearticulación del ejército insurgente a partir de 1818

En la última entrega hicimos una “vuelta hacia atrás”, hasta 1811, para revisar de alguna forma aspectos de la biografía de Vicente Guerrero que permitan entender el “quién era quién” en realidad en aquellos meses felices, de 1821, en el que México logró su independencia.
Revisamos a la vez algunos elementos que permiten explicar por qué el Sur del país no sólo era una “guarida” natural prácticamente infranqueable ante los persistentes ataques de los realistas, sino el por qué allí, justo allí, Dios y la naturaleza abrupta, ajada, calurosa, cargaba determinantemente los dados en favor de las capacidades ofensivas y de reorganización de la insurgencia.
Pero no podemos dejar de considerar otro elemento que resulta decisivo para la revisitación y la reconstrucción de esa magnífica historia, a saber, el carácter vivamente pluricultural y diverso de la población que allí habitaba, construida desde mucho tiempo atrás por “sistemas sociales” articulados y por esferas de integración ideológica o cultural, fueran ésta míticas, fantásticas, mesiánicas o de saberes, aspectos que son vistos por una buena parte de historiadores como simples campos gregarios fértiles en “producir” soldados asimilados. Pensando, por lo demás, dichos historiadores, que tales soldados “asimilados” eran ignorantes, flojos, indisciplinados, y obcecados creyentes de dioses, ritos y magias que los volvían algo así como una simple masa de vivientes que valían muy poco, fuera en “su grupo” o en su frágil e indescifrable individualidad.
Ajenos por completo a esta circunstancia, los “soldados asimilados” a la insurgencia en las tierras del Sur conformaban poblaciones humanas pluriétnicas, plurilingüísticas y pluriculturales, con muy diversas actividades productivas y comerciales articuladas en redes de pueblos, villas, rancherías, familias o grupos de familias; o en núcleos organizados, congregaciones religiosas, cívicas o agrupamientos calificados para la defensa y la seguridad de pueblos y regiones, religiosas, o de cualquier otro tipo. Y tenían, por lo demás, uno o varios esquemas organizados de gobierno local, muchos de ellos provenientes de ese reciente pasado en el que José María Morelos había logrado crear el primer “estado independiente del país”, con Tecpan como su capital.
Sin este marco de análisis es difícil entender el sentido y la profundidad de la rearticulación de las fuerzas insurgentes después de las grandes derrotas sufridas en los tiempos que precedieron la debacle militar de las fuerzas rebeldes comandadas por Morelos en Santa María, pero sobre todo después del fusilamiento de este gran jefe de la insurgencia en diciembre de 1815.
Aquí hablaremos de otro elemento importante para la comprensión del fenómeno comentado. Y nos referimos al peso de “lo negro” o de “la negritud” en la lucha general de la insurgencia en el espacio ya calificado como “Sur profundo”, lejos, por supuesto, de cualquier consideración específicamente racial –o natural–, más ubicado en un campo de análisis que aún tiene que encontrar las claves profundas de “su magia”, más allá también de consideraciones que pudieran ser meramente casuísticas o “de época”.

II. La “negritud” de la insurgencia: fuerza clave y decisiva en la 1ª Transformación

Ya hablaremos con más detenimiento sobre el tema de “la negritud” o de la mezcla racial que permitió la existencia y extensión de “los mulatos”. Pero quepa decir, en forma simple, que Morelos y Guerrero tenían esta condición de “hibridez” racial en su ADN, cuestión que hay que señalarlo una y otra vez frente aquellos historiadores, pintores, dibujantes o escritores que han querido “blanquear” su espíritu y su cuerpo.
En el espacio que queda en esta entrega me conformaré con transcribir dos relatos que vienen de la pluma de Ignacio Manuel Altamirano. En su “Morelos en Tixtla”, el histórico personaje relata cómo, en una emboscada que los realistas habían desplegado con muchísima ventaja frente a un pequeño núcleo de insurgentes que se bañaban y lavaban su ropa en el ojo de un río, la ofensiva militar de los “grandes maestros” de la guerra fue repelida y derrotada. Veamos el relato:
“Galeana se dirigió al río, en el que sus costeños se bañaban y lavaban su ropa, y haciéndoles tomar sus machetes, así desnudos como estaban, los condujo frente a los realistas, lanzando su terrible grito de guerra: “¡Galeana! ¡Galeana! ¡Galeana!, que debía ser por mucho tiempo el terror de sus enemigos. Los realistas, sorprendidos a su vez, aterrados ante el aspecto de aquellos intrépidos combatientes negros, que acometían como fieras, echaron a correr despavoridos, dejando en poder de los insurgentes armamento, parque, dinero y cuantas cargas llevaban”.

En un pasaje posterior, cuando quien había dirigido desde el flanco de los realistas el ataque fallido tuvo que dar explicaciones sobre su rápida fuga, no lograba dar las razones que habían hecho que “esos negros” generaban en sus huestes un pánico especial. Diciéndole a un cura que lo increpaba y tachaba de ridícula su historia:
“Señor cura, si el carácter colérico de usted no me pusiera un sello en los labios, yo le respondería como merece. Yo he visto negros, y en efecto, así es; pero usted parece indicar que el susto me hizo ver negros a todos; ¡esto es decir que yo tengo miedo!”
La negritud generaba en las fuerzas realistas un pánico indescriptible, difícilmente de explicar o de considerar en sus concreciones políticas, sociales y militares. ¿Provenía esa fuerza generadora de temor del simple sello físico de la raza? No, en lo fundamental. Habrá muchísimas cosas más a decir sobre este tema, justo para tratar de darle su lugar –lugar que le ha sido negado– a la afrodescendencia, a “la negritud” y “a lo mulato” en la construcción del México independiente.
Seguiremos en este punto en nuestra próxima entrega.