Jorge G. Castañeda
Mayo 21, 2018
Este gobierno ha cometido una enorme cantidad de errores a lo largo de sus cinco años y medio de gestión. Al grado que puede llegar a ser repudiado por más de 80% de los mexicanos en las urnas. Pero pocos yerros podrán pasar a la historia como el que se propone ahora: firmar un acuerdo de “País Tercero Seguro” (Safe Third Country Agreement) con Estados Unidos. Es una barbaridad.
El concepto se refiere a una excepción al derecho de asilo, según el cual un ciudadano de Siria, por ejemplo, que se encuentra en Austria y solicita asilo en Alemania (país aledaño), puede ver rechazada su solicitud en vista de que las autoridades alemanas consideran que Austria es un país “seguro”, es decir, un país donde se respetarán los derechos humanos y de asilo del expatriado sirio.
De acuerdo con la base de datos del Consejo Europeo “AIDA”, varios países europeos, así como Turquía, han celebrado acuerdos de esta índole entre ellos, o con otros. La Unión Europea consagra el principio, en ocasiones denominado “derecho de primer asilo”, en su Reglamento de Dublín; Alemania considera que todos los miembros de la UE son “países seguros”; y Turquía determinó que Irán y Pakistán eran “países seguros”, por lo menos para refugiados afganos.
Son varios los principios que deben respetarse en estos acuerdos. Entre ellos figuran el de “non-refoulement” (no re-envío a país de origen); que las vidas y las libertades de las personas involucradas no se encuentren en peligro por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opinión política; que el solicitante disponga de la oportunidad de pedir asilo en el país “seguro”; que exista un “vínculo razonable” entre el solicitante y el “país seguro”. Para ello, debe aplicar una de las siguientes condiciones: que el solicitante cuente con familiares en el país tercero; que haya vivido en dicho país, con trabajo; que disponga de vínculos culturales firmes con ese país, por ejemplo el idioma.
Ahora bien, el acuerdo que Estados Unidos busca imponerle a México, y cuya existencia ha sido divulgada por The New York Times y el medio on-line POLITICO, y únicamente por Proceso en México, y que comenzó a ser negociado el jueves y viernes pasados en Washington, no cumple con estas condiciones. Según los medios mencionados, los aspirantes no mexicanos al asilo en Estados Unidos –principalmente nacionales de los países del Triángulo del Norte– ya no podrían ingresar a ese país –como lo hicieron en Tijuana, hace un par de semanas– sino que solicitarían asilo en México, que sería un Safe Third Country, o “país tercero seguro”. Como lo pudieron comprobar, por ejemplo, los hondureños masacrados en San Fernando hace unos años; o las decenas de miles de salvadoreños o guatemaltecos “refoulés” cada mes a partir de 2014; o los nacionales de otros países, incluyendo a Cuba, que carecen de cualquier vínculo familiar o de otro tipo, salvo el lingüístico, con México. Sus solicitudes se procesarían en México con celeridad, transparencia, honestidad y apego a la ley, como lo saben bien todos los extranjeros que han tenido tratos con el Instituto Nacional de Migración a lo largo de los últimos 40 años. Obviamente cumplimos con todos los requisitos para ser tercer país seguro, como Suecia, Canadá, y los miembros de la UE.
Los medios citados sospechan que México aceptó la exigencia de Trump a cambio de una flexibilización de Estados Unidos en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio. Si bien The New York Times cita a Videgaray afirmando que no existen condiciones hoy para un acuerdo de esa naturaleza (por eso de los animales, tal vez), ni se suspendieron las pláticas, ni México ha informado a los mexicanos sobre el tema. Una barbaridad, para un gobierno de barbaridades.