EL-SUR

Viernes 26 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La barbarie de nuevo

Arturo Martínez Núñez

Marzo 01, 2022

Nuevamente los tambores de guerra suenan en el mundo. Por primera vez en varias décadas lo hacen en Europa y esto hace que de pronto el mundo vuelva a sentir escalofríos.
Es imposible que algún demócrata pueda defender a Vladimir Putin, un tirano, racista, abiertamente homófobo, imperialista y colonialista. Pero tampoco podemos caer en la trampa de condenar a los rusos y santificar a los ucranianos, sin tener toda la información del conflicto. Sin duda y como siempre ocurre, los más afectados son los civiles que poco tienen que ver con los conflictos que generan sus dirigentes. Tenemos que ser sumamente cuidadosos y responsables a la hora de fijar posturas porque estamos en una época especialmente complicada ante el cúmulo de información que recibimos por distintas fuentes y que es muy difícil de verificar. Incluso si estas fuentes son “serias” como los periódicos prestigiosos o las cadenas informativas globales, tenemos que ser cautelosos; no olvidemos que estos medios también responden a intereses particulares y que difícilmente nos van a dar el punto de vista de la parte no occidental.
Recordemos conflictos recientes que no han sido tratados informativamente con la objetividad requerida: Siria, Irak, Afganistán, Palestina, Yemen, conflictos locales en el sudeste asiático y desde luego, hechos de violencia en países occidentales o semi occidentales como México y otros hermanos latinoamericanos.
La guerra sin duda se condena de inmediato. En este espacio hemos repudiado reiteradamente la violencia, venga de donde venga. La guerra y la violencia son la negación de la política, de la armonía, de la conciliación y del bienestar. Por ello, jamás estaremos a favor de ninguna forma de violencia. Pero esto también incluye a la violencia no necesariamente bélica. El imperialismo occidental tiene muchas formas de violencia pasiva y se trata de vender siempre como el cordero que es atacado por el lobo oriental y esto no es así. Baste simplemente con revisar qué empresas son y de qué nacionalidad, las que se benefician con los conflictos bélicos: la mayoría son de Estados Unidos y otras de la Unión Europea.
El llamado es a repudiar la guerra, a repudiar la violencia en todas sus formas, incluida la violencia informativa, la violencia económica, y la violencia cibernética. El capitalismo salvaje también mata, también genera asimetrías que causan la muerte. No todas las guerras se libran en los campos de batalla y estas también deben de ser repudiadas.
Al sátrapa de Vladimir Putin no hay quien pueda defenderlo, pero tampoco seré yo quien defienda al colonialismo occidental que no entiende que hay otras formas de organización y de convivencia y que no todo es la democracia occidental pequeño burguesa que tratan de vendernos como único remedio para los males que genera el propio capitalismo salvaje.
Es momento de plantearnos lo que debe de cambiar en el mundo porque el futuro ya está aquí, la globalidad es un hecho y lo único que parece no cambiar son las instituciones de gobierno mundial que siguen atrapadas en una realidad que ya no es la que se vive en las calles. Repudiamos la violencia, venga de donde venga.