Humberto Musacchio
Noviembre 09, 2015
Los actuales criterios del Senado para otorgar la Medalla Belisario Domínguez nos mueven a proponer la candidatura de Joaquín Guzmán Loera como merecedor de ese reconocimiento. Entre las razones que lo hacen acreedor a la citada distinción se cuentan su indiscutible amor a la libertad, su formidable éxito en los negocios y su no igualado aporte a la felicidad de millones de mexicanos y de estadunidenses. Como don Belisario Domínguez, el ciudadano Guzmán Loera ha defendido sus puntos de vista, aun a riesgo de su vida. Es uno de nuestros grandes creadores de empleos directos e indirectos, ha estimulado en forma notable la economía, por su fortuna tan duramente ganada figura en la revista Forbes entre los hombres más prominentes del mundo y con hechos, no palabras, se ha opuesto a las políticas que limitan el libre albedrío. Por lo anterior, esta columna solicita respetuosamente que se otorgue a este distinguidísimo mexicano la medalla que lleva el nombre del prócer chiapaneco.
La mota, libre a medias
La despenalización de la mariguana se quedó a medias. La primera sala de la Suprema Corte ampara a cuatro personas –cuatro nada más– para cultivar la yerba y consumir sus hojas. Obliga a los beneficiarios a que, con riesgo de su libertad, adquieran las semillas de la canabis en el mercado negro, de acuerdo con lo dicho por el ministro Jorge Pardo Rebolledo. Por su parte, el ministro José Ramón Cossío lamentó que el dictamen de su colega ponente, el también togado Arturo Zaldívar, lo considerara un asunto relativo a la libertad individual sin asumir un enfoque de salud pública. En fin, que el asunto se queda a medias, o menos que eso, pero no es culpa de Zaldívar ni de la Corte, sino de la cobardía de nuestros legisladores. Ningún partido quiere asumir los costos de proponer la liberalización de las drogas o, por lo menos, de la mariguana. El Ejecutivo, por su parte, anuncia que “respeta y acata” el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación –a lo que está obligado–, anuncia que seguirá la carnicería iniciada por Felipe Calderón y habla de que el asunto de la despenalización debe discutirse, lo que se viene haciendo desde hace más de 35 años sin que se tomen en cuenta las opiniones antiprohibicionistas ni el hecho de que en EU la mitad de los estados han procedido a permitir la producción y comercio de la mota. Aquí, la yerba está presente en la literatura de la Onda, en el rock y en otras expresiones culturales. Pero aquí sigue prohibida.
Gerzso, Gerzso, Gerzso
Cuando está por terminar la gestión del doctor José Narro Robles al frente de la UNAM, todos sus colaboradores hacen maletas y se disponen a dejar sus cargos. Aun así, algunos han decidido trabajar hasta el último momento, como Jorge Jiménez Rentería, director del Centro Cultural Tlatelolco, donde se presenta una interesante exposición de pinturas, fotografías y piezas arqueológicas de Gunther Gerzso en una muestra curada por James Oles y coordinada por Julio García Murillo. Gerzso, nacido en México en 1915 y fallecido en 2000, fue un artista multifacético que vivió en Suiza parte de su niñez y estudió escenografía en Cleveland, donde se inició en la pintura, a la que se dedicó profesionalmente a partir de 1950, en una carrera que empezó como artista figurativo, pasó por el surrealismo y desembocó en un peculiar abstraccionismo. Hizo más de 130 escenografía para cine y obtuvo sendos Arieles por Una familia de tantas (1948) y Confidencias de un ruletero (1949). Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1878.
Lila Downs y el escudo
Es encomiable el interés de la cantante Lila Downs por difundir la música mexicana aquí y en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, donde incluso ha sido invitada a cantar en la Casa Blanca. Para su actividad profesional echa mano de un vestuario con evocaciones de nuestro folklore, lo que es asunto suyo y de sus admiradores. Sin embargo, hace unos días apareció una foto en la que su falda tiene estampada el águila que devora la serpiente, y ocurre que la Ley es muy precisa en cuanto a los símbolos nacionales, que prohíbe su mutilación y su empleo para fines ajenos a los que establece la propia ley. Desde luego, uno puede opinar que esa ley es impracticable en varios sentidos, pero es la ley. La bandera mexicana, sin caer en la mojigatería patriotera, debe ser un símbolo respetable y no puede usarse para elaborar capas o calzones, como se hace con el lábaro de las barras y las estrellas. Si los estadunidenses consideran que está bien emplear así su bandera, es cosa de ellos. Acá es otra cosa.
Homenaje a Beatriz de la Fuente
Teresa Uriarte, Eduardo Matos Moctezuma, Renato González Mello y María Elena Medina-Mora destacaron la trayectoria y logros de Beatriz de la Fuente, quien falleciera hace diez años. En especial se exaltó la importancia del ambicioso proyecto La pintura mural prehispánica en México que desembocó en varios volúmenes de gran formato lamentable impresos con procedimientos del siglo XIX y con fotografías que están muy lejos de tener la calidad requerida. Mejor homenaje sería hacer una edición digna de tan loable esfuerzo.