EL-SUR

Lunes 22 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La campaña presidencial colombiana entra en terreno peligroso

Gaspard Estrada

Mayo 04, 2022

El pasado lunes, el candidato a la presidencia de Colombia por la coalición Pacto Histórico, Gustavo Petro, hizo un anuncio inesperado: no acudirá esta semana al Eje Cafetero, en el centro del país, como tenía previsto, para hacer campaña, ante la amenaza de un grupo paramilitar que, según información a la que ha tenido acceso, planea atentar contra su vida. Su equipo de campaña dice tener datos fiables, compartidos por la policía, de que un clan mafioso llamado La Cordillera pretendía acabar con él en estos días.
Este grupo, según el comunicado que ha hecho público el candidato, se dedica al narcotráfico y al sicariato. A ellos se les atribuye el asesinato de Lucas Villa, un lider estudiantil al que dispararon desde un puente durante las protestas del año pasado contra el gobierno. Villa se había hecho popular en redes sociales por su mensaje de no violencia, era un convencido de que la mejor insurrección era la pacífica. Su muerte conmocionó a Colombia en los días más álgidos del estallido social. Sus verdugos, de acuerdo a esta información, tienen ahora en la mira a Petro.
Colombia tiene un largo historial de magnicidios. Hace unos días se cumplieron 32 años del asesinato de Carlos Pizarro, el líder de la guerrilla del M-19 que llegó a un acuerdo de paz con el Gobierno y se reintegró a la vida civil. Unos pistoleros lo balearon a bordo de un avión cuando hacia campaña como candidato presidencial. Un año antes, unos sicarios acabaron con la vida, en medio de un mitin, de Luis Carlos Galán, la principal figura liberal de Colombia, alguien que cuestionó al establishment y a sus vínculos con el narcotráfico. Su muerte se llora todavía hoy en día. En esa misma campaña fue asesinado otro candidato, Bernardo Jaramillo Ossa. La estabilidad de la nación pendió de un hilo. Esa forma perversa de manipular la vida pública no paró ahí. En 1995 fue acribillado Álvaro Gómez, un político conservador que en la última etapa de su vida fue un creyente ferviente de la paz. Las FARC se atribuyeron el año pasado su muerte, aunque la autoría no está del todo clara.
En las últimas décadas no ha ocurrido nada semejante, pero el hecho de que Petro destaque en las encuestas ha revivido el tema. Sobre ninguno de sus adversarios pesa tal amenaza. Y es que en las últimas semanas, una serie de encuestas fueron publicadas por los principales medios de comunicación del país. Estos números dan cuenta de un aumento de la preferencia electoral del ex alcalde de Bogotá, no sólo en la capital del país, sino que se extiende en buena parte del territorio, incluyendo el Pacífico colombiano, la costa Atlántica y varias ciudades importantes, como Barranquila, Cali, o Bucaramanga. Si bien estos datos no permiten decir que la izquierda colombiana tiene la posibilidad de ganar la elección desde la primera vuelta, las posibilidades de ver una alternancia histórica han ido ganando cuerpo.
Ante ello, los sectores mas conservadores de la sociedad colombiana han multiplicado las señales de hostilidad. El jefe del Ejército colombiano también ha ayudado a enrarecer el ambiente.
En Twitter, el general Eduardo Zapateiro arremetió abiertamente contra Petro, algo sorprendente porque es inconstitucional que los militares participen en política. Las declaraciones del general fueron un desacato directo al presidente Iván Duque, que inexplicablemente se puso de su lado. La revista Semana, este domingo publicó un reportaje en el que generales de todo el país hablaban de manera anónima. Era una sucesión de amenazas veladas entre las que se insinúa incluso un golpe de Estado. El aludido, por el momento, ha decidido recluirse hasta que la supuesta amenaza se disipe.
Gracias a las redes sociales, Petro ha podido seguir haciendo campaña. Su postura ha sido prudente. Así debería continuar de aquí al final de la primera vuelta, para dar certidumbre a los electores –pero también para proteger su vida–, y de esta manera, asegurar una alternancia histórica para el futuro de América Latina.

* Director Ejecutivo del Observatorio Politico de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada