EL-SUR

Martes 30 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La crisis de expectativas de Mauricio Macri

Gaspard Estrada

Julio 18, 2018

En Argentina, las semanas pasan y el panorama político continúa siendo sombrío para el presidente Mauricio Macri. Desde la caída abrupta del peso argentino hace unos meses, lo que parecía ser una tranquila segunda mitad de mandato para el ex dueño del club de futbol Boca Juniors, se ha transformado en una tormenta política que podría costarle la reelección el próximo año. En efecto, su elección a finales de 2015 frente al candidato del oficialismo, Daniel Scioli, se debió en buena medida a una demanda de la población de ver mejoras en la economía, usando para ello su imagen de empresario de éxito. Desde entonces, si bien el gobierno y el presidente Macri se han esforzado en atraer a las grandes empresas transnacionales y a la inversión extranjera, los resultados han sido bastante deficientes. En particular, se pudo notar la llegada del capital especulativo, motivada por las altas tasas de interés determinadas por el banco central; en cambio las inversiones productivas de largo plazo han sido escasas. Esto provocó una suerte de espejismo en las cuentas públicas, que mostraban por un lado el aumento de la inversión extranjera, lo que servía para alimentar el discurso triunfalista del gobierno, sin considerar que se trataba de aplicaciones financieras y no de inversiones productivas. Por ende, cuando el gobierno norteamericano decidió aumentar las tasas de interés (uno de sus privilegios como superpotencia), esos mismos capitales golondrinos que habían sentado cabeza en Buenos Aires se regresaron a Nueva York, lo que provocó a su vez un aumento de las tasas de interés en Argentina, con la esperanza del gobierno de retener estas aplicaciones. El banco central argentino llegó a ofrecer tasas de 40% del índice de referencia en Argentina, el LEBAC, con ese objetivo, que resultó infructuoso, porque al aumentar las tasas de interés a tal nivel, mecánicamente la actividad económica tendió a disminuir. Paradójicamente, el gobierno de empresarios de Macri, que se vendía como el mejor amigo de los mercados en América Latina, se volvió la víctima de estos mismos mercados.
De ahí que la principal crítica hecha tanto dentro como fuera del gobierno sea la de la falta de conducción política del gabinete, y la mala gestión de las expectativas políticas y económicas por parte del presidente. En pocas palabras, el gobierno de Macri se posicionó ante los argentinos como el gobierno del cambio político (por primera vez en la historia políticos no peronistas controlan al mismo tiempo la alcaldía de la capital, la gubernatura de la provincia de Buenos Aires y la Presidencia de la República) que permitiría la mejora económica. Después de lo que sucedió hace algunos meses, los argentinos sintieron que el gobierno Macri era más de lo mismo, con un empeoramiento de las condiciones económicas. El símbolo de este continuismo fue el llamado hecho por Macri al Fondo Monetario Internacional (FMI), que impuso durante décadas sus planes de ajuste estructural, los cuales se tradujeron en un aumento considerable de la pobreza, de las desigualdades, y… de la deuda del gobierno.
Si bien es cierto que el propio FMI cambió parte de sus lineamientos de trabajo, y del tipo de exigencias que impone a países con necesidades urgentes de capital, los mecanismos de condicionalidad continúan existiendo. De tal suerte que Argentina deberá cumplir las exigencias del Fondo, y reducir drásticamente el gasto público, en particular en las áreas sociales y de infraestructura, para poder disminuir el déficit público. El problema para Macri es que el regreso de las políticas de austeridad se acompañará de un aumento de la pobreza y de la desigualdad, lo que dificultará sus ambiciones electorales. Si no hace más política, y cambia su rumbo, su gobierno podría terminar en 2019, contrariando de esta manera su ambición de ser el primer presidente no peronista en ser reelecto en la historia de Argentina.
* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada