EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La crisis del petróleo en tiempos de pandemia

Gaspard Estrada

Abril 22, 2020

 

El pasado lunes, los mercados financieros internacionales vivieron un día histórico. Por primera vez, la bolsa de Chicago, donde se comercia buena parte del crudo estadunidense, vio cotizar, en su subasta de mayo de 2020, el barril de la mezcla norteamericana West Texas Intermediate (WTI), en números negativos. Es decir, en vez de que el comprador pague para obtener un barril, este último pasó a recibir dinero. Este hecho no tiene precedentes en la historia financiera internacional, en particular en un mercado tan estratégico para las relaciones internacionales y de manera más general para el mundo, como lo es el sector petrolero. Y tal como apuntan las cosas, todo indica que está situación va durar un buen tiempo. ¿Cómo explicar esta situación?
Como es sabido, el petróleo ha constituido hasta el día de hoy un activo muy preciado. Numerosas guerras y conflictos en el mundo han sido originados por la disputa que se vive por el control de los recursos naturales, en particular del sector energético. Y durante los últimos años, el mercado mundial del petróleo ha vivido numerosas transformaciones, en particular en Estados Unidos. En efecto, después de los shocks petroleros de 1973 y 1979, llevados a cabo por los principales productores de petróleo como Arabia Saudita –que era hasta entonces un aliado incondicional de Estados Unidos–, Washington decidió crear un sistema de reservas estratégicas de petróleo para evitar depender totalmente de los productores de petróleo. También tuvo la idea de crear un organismo internacional, la Agencia Internacional de Energía (AIE, con sede en París y albergada en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE), con la intención de darle a los países consumidores de petróleo un contrapeso a la organización de los países productores, la Organización de los Países Productores de Petróleo (OPEP). Más recientemente, el avance tecnológico provocó una de las mayores transformaciones del mercado energético internacional de los últimos años: la llegada de la tecnología de extracción del gas y del petróleo de esquisto (shale gas, y shale oil), que permite a Estados Unidos aumentar significativamente su producción de petróleo, hasta cambiar su estatus de importador a exportador neto de petróleo. Para los principales países productores de petróleo, este cambio en el mercado internacional de energía supondría evoluciones políticas sustantivas, en el sentido que Estados Unidos dejaría de tener razones estratégicas para mantener acuerdos políticos con algunos países productores de petróleo (como Arabia Saudita), si Washington logra terminar con su dependencia al petróleo de esos países. De tal suerte que para los líderes de estos países, la “revolución del esquisto”, como fue nombrada por los medios de comunicación, fue una pésima noticia. Ante ello, estos últimos decidieron en 2014 aumentar de manera agresiva su producción de petróleo, con la intención de hacer disminuir el precio del barril de petróleo y así romper el modelo de negocio de la “revolución del esquisto” en Estados Unidos. Después de dos años de guerra de precios, y a pesar de la caída significativa de los precios, las empresas dedicadas a la explotación del petróleo de esquisto lograron sobrevivir, y mantenerse como actores rentables reduciendo sus costos de operación, y aumentando su productividad. De tal suerte que los países de la OPEP tuvieron que suspender su guerra de precios. Pero cuatro años más tarde volvieron a la carga con volúmenes de aumento de la producción todavía mayores a los 2014. Con la llegada de la pandemia, este fenómeno se aceleró. De tal suerte que la demanda mundial de petróleo disminuyó de manera exponencial, dejando a millones de barriles de petróleo a la espera de un comprador. Y a los productores de petróleo de esquisto, con un aparato productivo inviable desde el punto de vista económico. Desde esta perspectiva de corto plazo, podría decirse que los países de la OPEP, comenzando por Rusia y Arabia Saudita, han logrado su cometido con este shock financiero. Sin embargo, el impacto de la pandemia será tan importante en el mundo que es de temer que esta vez, en aras de golpear a Estados Unidos, los países de la OPEP se hayan pasado la mano y en lugar de contribuir a la paz, hayan potenciado las tensiones geopolíticas globales.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada