EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La elección presidencial brasileña en la incertidumbre

Gaspard Estrada

Agosto 01, 2018

A menos de 100 días de la elección presidencial más controversial en décadas, la indefinición continúa siendo total. Las encuestas de opinión publicadas en los últimos días dan cuenta de un aumento ligero, pero consistente, de las intenciones de voto a favor del ex presidente Lula, lo cual le permitiría ganar en la primera vuelta. No obstante, la posibilidad de una impugnación de su candidatura por parte del Ministerio Público (que ha dado claras muestras de su parcialidad en ese caso) es elevada, lo que deja presagiar una batalla jurídica en las próximas semanas. Si bien existe jurisprudencia suficiente para permitir que el encarcelado Lula sea candidato (más de 150 candidatos con procesos judiciales fueron electos en los comicios municipales de 2016), la voluntad política de ciertos sectores de la justicia de evitar su candidatura parece evidente, sobre todo después del escándalo de su no liberación por parte de la policía federal a instancias del juez Sergio Moro, el pasado 8 de julio.
Por otro lado, los demás candidatos consistentes permanecen estables hasta ahora. Sin embargo, es en este campo que las cosas parecen comenzar a moverse, de cara al inicio de la campaña electoral propiamente dicha, lo que ocurrirá el 15 de agosto próximo. Geraldo Alckmin, gobernador de São Paulo durante cuatro mandatos, logró reposicionarse en el juego político, a pesar de su nimia intención de voto, que se encuentra entre el 5% y el 10% en las encuestas. En efecto, recibió el apoyo oficial de la mayoría de los partidos de llamado bloque “Centrão” (el centro en portugués), compuesto por partidos de centro-derecha y de derecha, lo que le permitirá agregar recursos, estructura y spots de televisión y radio para su campaña presidencial. Los dirigentes de este bloque, que están acostumbrados a aliarse con el candidato que tenga la mayor posibilidad de triunfo, no pensaban apoyarlo en un primer momento. De hecho, Alckmin es considerado por buena parte del establishment político como un candidato sin carisma, con poca capacidad de iniciativa política. A título de ejemplo, es el único candidato presidencial en la historia que ha perdido votos entre la primera y la segunda vuelta electoral, en 2006, precisamente ante Luis Inácio Lula da Silva.
La gran ventaja para Alckmin se encuentra en la fragilidad del resto de sus adversarios, y en la gran impopularidad del actual presidente Michel Temer, que no será candidato a la reelección. Por un lado, su opositor de derecha, el ex coronel Jair Bolsonaro, vive una situación paradójica. Al día de hoy, las encuestas de opinión le dan una ventaja confortable sobre Alckmin, con un promedio de entre 10 y 15%. En un escenario en el que Lula no sea candidato, Bolsonaro encabeza los sondeos. El principal problema para este candidato radica en la debilidad de su estructura partidaria, así como en su nula capacidad de construir acuerdos que le permitan ampliar su discurso. Durante la campaña oficial, Bolsonaro sólo tendrá 8 segundos de tiempo aire para spots por semana, frente a casi 10 minutos de Alckmin. La formación que postula a Bolsonaro, el Partido Social Liberal (PSL), es un micro partido con poco más de 10 diputados, algunos alcaldes y ningún gobernador, mientras que el PSDB dispone de más de 700 alcaldes, gobernadores, diputados, senadores, además de haber estado a la cabeza del gobierno federal. Finalmente, la incapacidad del ex militar de debatir frente a los medios y a personas que no piensan como él hacen pensar que su candidatura tendrá dificultades para atraer a un electorado más amplio que el actual, compuesto principalmente por jóvenes de clase media- media alta, creyente, y localizada en el estado de Río de Janeiro, dónde él construyó su carrera política. De tal manera que habrá una disputa encarnizada entre los dos para saber quién llegará a la segunda vuelta.
Por el lado de la izquierda, el principal rival de Geraldo Alckmin es Ciro Gomes, candidato del Partido Democrático de los Trabajadores (PDT). Conocido por su temperamento explosivo, este último intentó montar una alianza con los partidos del Centrão. Sin embargo, el presidente Michel Temer actuó para evitar que esto suceda, para favorecer la candidatura del ex gobernador de São Paulo. Los demás candidatos, como Marina Silva, del partido REDE, y Henrique Meirelles, del PMDB, no parecen tener la fuerza suficiente para llegar al final de la primera vuelta en posición competitiva. Las próximas encuestas nos dirán si gracias a estos apoyos, el candidato de la continuidad, Alckmin, logrará crecer en los sondeos, a pesar del enorme rechazo hacia la política del gobierno actual.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada