EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La gira zapatista por Europa va

Tryno Maldonado

Mayo 04, 2021

METALES PESADOS

 

Una gran fracción de la militancia partidista que se dice identificada con la izquierda –pero paradójicamente capitalista, desarrollista y militarista– suele esgrimir una única pregunta cuando los procesos de las comunidades zapatistas salen a la luz mediática: “¿Por qué hasta hoy y dónde estaba ustedes cuando…?”.
La respuesta, para quienes caminan, tiene oídos y corazón atentos a las luchas y las resistencias de los muchos abajos de este país, es simple: siempre han estado allí. Si no han escuchado es, tal vez, porque su atención está puesta en otros ámbitos, en las luchas por el poder descarnado. Es también, quizá, porque la izquierda partidista ha secuestrado y reducido la imaginación política de 30 millones de “votantes” –qué triste autonombrarse así, como quienes en esta misma lógica de democracia capitalista se autonombran “consumidores”– al estrecho espacio comprendido en las cajas de cartón llamadas urnas electorales y a los espaciados tiempos sexenales llamados elecciones.
Quien haya tenido oídos y corazón, recordará que en 2017 tuvo lugar la caravana del Concejo Indígena de Gobierno –del que es parte el EZLN– por todo lo largo y ancho del país. La visita del CIG y su vocera Marichuy pudo ser leída en su tiempo no solamente como un evento histórico de una alta carga simbólica, sino también como un recorrido estratégico para afianzar los procesos organizativos del CIG y, de paso, dejar en evidencia que órganos rémoras del Estado, como el INE, están exclusivamente construidos para la vida de la mafia de los partidos políticos: jamás para los pueblos ni disidencias organizados fuera de esos esquemas clientelares. En este sentido, la provocación del Concejo Indígena de Gobierno y el EZLN de aquel entonces representó lo que Iván Illich llamaría un acto de contra-productividad en el sistema electoral capitalista del que se benefician unos cuantos.
La provocación zapatista –como suelen serlo siempre– fue una grieta en el engranaje de la simulación de democracia representativa que evidenció lo que muchos hemos denunciado. A una mujer indígena nahua como Marichuy –cuyo proceso fue legal y legítimo y del que miles participamos como auxiliares, desde las asambleas de los pueblos y barrios hasta la recolección nacional de firmas– le fue negada; mientras que a personajes impresentables como Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco –a quien se le probó corrupción en el proceso de compilación de firmas para su candidatura–, no sólo se le aprobó su candidatura, sino que fue electo como gobernador de Nuevo León.
No muy lejos de ese escenario nos volvemos a encontrar hoy: con el nuevo llamado que hace el EZLN al iniciar una caravana transatlántica en estos días y, por oprobioso contraste, el deprimente espectáculo de los partidos políticos y sus candidatos impuestos desde el poder unipersonal y de manera monárquica. Es el caso de Evelyn, hija de Félix Salgado Macedonio.
No es un gesto fortuito el que la caravana del Concejo Indígena de Gobierno que recorrió el país hace tres años estuviera encabezada por mujeres. Tampoco, que el CIG estuviera conformado por una mujer concejala por cada concejal varón a lo largo de todo el país. Todos nombrados desde abajo, desde las asambleas populares. Desde el arranque del recorrido nacional por territorio zapatista en octubre de 2017, suelen ser mayormente las mujeres quienes han tomado la palabra y han alzado la voz para hacerse oír en un país donde ser mujer implica correr el riesgo de ser violentada en muchos ámbitos.
El llamado de la vocera Marichuy ha sido fuerte y claro: “Descolonicemos el pensamiento capitalista y patriarcal”. Esto contrasta con las prácticas partidistas donde, ya sea por cuotas, imposición o lazos sanguíneos, y con una carencia absoluta de representatividad, las mujeres son empleadas como títeres para perpetuar las parcelas familiares de poder. El caso de Evelyn Salgado Pineda ilustra mejor que ningún otro la decadencia de estas prácticas.
Por otro lado, la histórica tripulación zapatista que se adentró en alta mar a bordo de la embarcación La Montaña hace un par de días, en sentido contrario al emprendido por los colonizadores hace 500 años, está conformada por cuatro mujeres, dos hombres y una compañera transexual. Serán quienes lleven la voz de una esperanza democrática e internacionalista, y se encarguen de tejer los dolores, las formas de organización, de resistencia, y las distintas formas de imaginar otros mundos hacia Europa y de regreso. El así llamado Escuadrón 421 será el encargado de hacerle ver al mundo –siempre atento a los procesos zapatistas y sus aprendizajes, a diferencia de los corruptos procesos partidistas que nada tienen de modélicos– la urgencia de desdoblar y hermanar nuestras luchas más allá de los mezquinos cotos de simulación democrática con los que los Estados-nación capitalistas disfrazados de progresistas o de trasformadores mantienen sedada sexenalmente a una clientela que se limita a introducir una boleta cada tres o seis años sin alzar la voz, sin ser críticos, sin atreverse ya siquiera imaginar que existen otras formas de vida más dignas, sin despojo, en organización y en auténtica democracia.
¡Buen viaje, compas zapatistas!