El periodo de las intercampañas presidenciales no ha sido sólo para que los candidatos estén quietos en espera de los procedimientos formales de impugnación electoral intrapartidarios, se está utilizando para destruir a los adversarios políticos como está ocurriendo entre los candidatos del PRI y del PAN.
1.- Las precampañas presidenciales desarrolladas entre el 14 diciembre del 2017 y el 11 de febrero del 2018 sirvieron para que oficialmente los precandidatos realizaran actividades al interior de los partidos o coaliciones que los postularon, pero fundamentalmente para ver su posicionamiento en el electorado nacional. De ahí resultó que todas las encuestas ubican a Andrés Manuel López Obrador –candidato de Morena-PT-PES como el aspirante en primer lugar –arriba del 35 por ciento de preferencias–, al candidato del PAN-PRD-MC Ricardo Anaya en segundo lugar con un promedio de 25 por ciento de intención de voto y al candidato del PRI-PVEM-Panal José Antonio Meade Kuribreña en un lejano tercer lugar con un promedio del 17 por ciento de aceptación electoral. Sobre esta base de información es que se ha desplegado en estos días la estrategia de la contienda por la Presidencia de la República.
2.- El objetivo del candidato del PAN ha sido desbarrancar de la competencia electoral al candidato del PRI, anularlo de la contienda para quedarse en el resto de la campaña como el competidor frente a AMLO, intentando que los electores del PRI al ver a su candidato ya perdido voten por él; para ello, ha atacado al gobierno y al PRI de corrupción. Anaya fue aliado de Peña Nieto y del PRI en la aprobación de las reformas estructurales que tanto han dañado al pueblo de México con el aumento a los impuestos como los gasolinazos, a la luz, al gas, a la tortilla y todos los productos de primera necesidad, incluso pronunció discursos elogiosos de Peña Nieto y de funcionarios de su gobierno, pero ahora busca deslindarse de eso para sacar provecho electoral y ubicarse como un opositor al PRI, sin embargo por su adhesión al Pacto por México su discurso no es creíble.
3.- Por su parte el candidato del PRI Meade Kuribreña, busca desbancar del segundo lugar al candidato del PAN Anaya, para arrebatarle esa posición y colocarse como el competidor ante AMLO durante la campaña oficial a partir del 30 de marzo, y para ello ha desplegado una estrategia de embarrarlo con actos de corrupción y una fuerte campaña mediática con el apoyo de la mayoría de medios de comunicación al servicio del gobierno, al vincularlo a hechos de lavado de dinero para desacreditarlo ante los electores, para lo cual ha contado con el aparato del gobierno como la Procuraduría General de la República que se ha prestado a este propósito al emitir boletines de prensa en donde da a entender que Anaya se ha negado a declarar sobre las acusaciones que se le formulan, haciéndolo aparecer como evasor de la justicia. Con todo esto, Meade intenta que los electores de Anaya al verlo perdido, se inclinen a su favor al cierre de la contienda presidencial.
4.- La reacción de Anaya y su equipo ha sido en semejante proporción a los ataques que ha recibido, por ello han solicitado a la PGR que investigue el desvío de más de mil 300 de millones de pesos –detectados por la Auditoría Superior de la Federación (ASF)– en la Secretaría de Desarrollo Social –mediante la contratación de empresas fantasmas– dependencia de la cual fue titular Meade Kuribreña. Este mismo esquema de desvío de dinero público fue utilizado en los gobiernos corruptos de Javier Duarte en Veracruz y César Duarte en Chihuahua, por lo cual es necesario que se investigue y aclare plenamente lo que ha señalado la ASF, para que los electores conozcan la verdad sobre el uso del dinero público que pagan de sus impuestos. Los editorialistas del régimen ya no saben que decir: unos sugieren al PRI ya no atacar a Anaya y enfocar sus baterías contra AMLO y otros combatir a los dos. Así despliegan sus estrategias candidatos y partidos en este periodo de intercampaña –en una guerra política encarnizada por el segundo lugar– que es el anuncio de lo que veremos con mayor rudeza en las campañas.

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