EL-SUR

Viernes 26 de Julio de 2024

Guerrero, México

Opinión

La impostura de Sergio Moro

Gaspard Estrada

Mayo 06, 2020

Desde el pasado veinticuatro de abril, la política brasileña entró en un laberinto cuyo epílogo nadie puede vislumbrar. En efecto, ese día, el controvertido ministro de Justicia de ese país, Sergio Moro, decidió renunciar a su cargo, no sin antes hacer duros señalamientos contra el presidente Jair Bolsonaro. El ex juez a cargo de la tristemente célebre operación Lava Jato, reafirmó durante una conferencia de prensa que Jair Bolsonaro le habría exigido cambiar al director de la policía federal para poder ejercer una interferencia política en las acciones de esta corporación. Pocas horas después de haber hecho estas declaraciones ante los medios de comunicación, el ahora ex ministro entregó a la TV Globo extractos de conversaciones entre él y el presidente de la república, para que el periodista del noticiero de mayor rating del país, William Bonner, los lea y le dé veracidad a la versión de Moro. Y así pasó: durante trece minutos, los reporteros del Jornal Nacional respaldaron la versión del ex juez de la operación Lava Jato. De tal suerte que el poderoso conglomerado de medios, el más influyente del país, volvió a respaldar a Sergio Moro como en los viejos tiempos de la operación Lava Jato.
Paradójicamente, para intentar rescatar la imagen del icono de la derecha brasileña, la TV Globo usó el mismo artificio que utilizó durante los últimos cuatro años para desacreditar y lograr la condenación y posterior encarcelación del ex presidente Lula durante casi dos años: presentar delaciones como pruebas, dar la palabra únicamente a uno de los lados en disputa, y sobre todo editorializar sobre la supuesta virtud del ex ministro Sergio Moro, que lucharía en contra de la interferencia política del presidente Jair Bolsonaro. Esto no quiere decir que el presidente brasileño sea un demócrata. Desde el principio de su carrera política, hace más de treinta años, Jair Bolsonaro se ha dedicado a amedrentar a las instituciones democráticas, hacer la apología de la dictadura militar y de la tortura, y hostilizar a los periodistas –ayer, Bolsonaro exigió que los periodistas que cubren la fuente presidencial se “callaran la boca”. De tal manera que el actual presidente de extrema derecha muy probablemente intente por todos los medios evitar que los actos delictivos de sus hijos, en particular sus vínculos con las milicias paramilitares de Rio de Janeiro, sean puestas al descubierto por la policía federal.
Sin embargo, estos hechos no eximen a Sergio Moro de su responsabilidad al haber realizado diversas ilegalidades e inmoralidades como juez a cargo de la operación Lava Jato, así como ministro de justicia de Jair Bolsonaro. Pero en el momento actual que vive Brasil, en medio de la peor crisis sanitaria y económica de la historia, buena parte de la élite política y económica de ese país está intentando revivir a la figura de Sergio Moro, para construir una candidatura potencial a la presidencia de la República para las próximas elecciones. Según este cálculo, muchos de los electores decepcionados con Jair Bolsonaro, en particular de las clases medias, podrían respaldar una candidatura presidencial de Sergio Moro, que no es evangélico y que no respaldaría las posiciones más retrógradas del Bolsonarismo. Es decir, lo que buscan estos estrategas es poder generar una candidatura de extrema derecha que parezca “aceptable” a los ojos de una opinión pública cada vez más reticente en respaldar al (des)gobierno de Jair Bolsonaro. El problema para Sergio Moro (y para los estrategas detrás de esta operación), es que será difícil despegar su imagen de la de Jair Bolsonaro. Durante casi dieciséis meses, Sergio Moro no paró de defender en público como en privado a Jair Bolsonaro, para mantenerse en el cargo y disfrutar los placeres de vivir en el presupuesto. Los próximos meses nos dirán si la máxima priista de “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” funciona también en Brasil.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada