EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La isla La Roqueta

Octavio Klimek Alcaraz

Noviembre 05, 2005

En esta semana se ha informado mediante notas periodísticas que en la isla La Roqueta se tiene previsto iniciar un proyecto privado para impulsar actividades de recreación en ella. Es conveniente, comentar algunos aspectos que a nuestro juicio deben ser tomados en cuenta.

Hay que recordar primeramente, que para Acapulco la isla La Roqueta tiene un valor histórico desde cuando Pablo Galeana y sus tropas en 1813 la capturaron para los nobles fines de la independencia de México, durante el sitio del general José María Morelos a Acapulco.

La isla La Roqueta con sus 45 hectáreas de superficie, es una de las pocas islas en buen estado de conservación en la entidad, esto si se le compara a otras islas de Guerrero como Isla Ixtapa.

La mayor parte de su vegetación es de bosque tropical seco, tiene algunos manchones de matorral espinoso y de vegetación acuática y subacuática. Existe fauna terrestre escasa como iguana, armadillo, tortuga de agua, boa, diversas especies de aves terrestres y marinas. Su franja litoral presenta distintos tipos de corales, crustáceos, moluscos y peces propios de arrecifes, o lo que queda de ellos, después de décadas de saqueo por propios y extraños.

Lo anterior significa que en un futuro sistema estatal de áreas naturales a proteger, la isla La Roqueta requiere pertenecer a este sistema, impulsando un manejo que le permita recuperar en lo posible lo que fue como ecosistema insular natural. Sin embargo, su destino siempre ha sido incierto.

Para los navegantes su faro ha sido un símbolo. El actual faro de navegación es custodiado por la Secretaría de Marina Armada de México. Si mal no recuerdo, hay un acuerdo de coordinación publicado en 1982 compartiendo la Secretaría de Marina y la Secretaría de Turismo federal la administración de la isla. Muchas dependencias federales tienen que ver con el destino de la isla, no sólo Marina y Turismo, sino también Gobernación y Semarnat. Sin embargo la isla no puede verse sólo como un asunto de competencia federal, tiene que ver forzosamente con el gobierno del estado de Guerrero y el gobierno del municipio de Acapulco.

Es decir, hay conceptos como pacto federal y soberanía estatal que no deben ser olvidados a pesar del centralismo histórico de este país, cuando se decide sobre el destino de toda una isla símbolo de Acapulco y de Guerrero. Más aun si hablamos de coordinación y manejo integral, en especial para autorizaciones de usos de suelo y construcciones, entre otros asuntos.

En su momento desde la Procuraduría de Protección Ecológica del gobierno de Guerrero se trató de mandar una señal de la importancia de que la isla La Roqueta tuviera un destino de conservación, lejos de los intereses de particulares. El 5 de junio del año 2000 se dio un paso al respecto, al impulsar una declaratoria de área natural protegida, en un acto manifestado en la propia isla. Sin embargo, el decreto que se trabajó, finalmente no fue publicado en el periódico oficial del gobierno del estado. A mi juicio, el Ejecutivo Estatal, no le quiso entrar en una controversia seguramente legal con el gobierno federal sobre el destino de la isla.

En particular como ex-Delegado de la Semarnat en Guerrero me tocó el caso de la entrega de una concesión de zona federal marítimo terrestre (Zofemat), en la isla La Roqueta entre el 2001 y el 2002. Lo que me quedó claro de esa entrega de concesión, es que con relación al manejo de la isla se mueven diversos intereses, en general relacionados con la codicia, el usufructo de la misma para fines de beneficio particular y no para beneficio del interés general. Desde el punto de vista legal las concesiones en la isla han cumplido con todos los requisitos, pero sobre las bases de unos cuantos se beneficien con un bien que es patrimonio de México.

Recuerdo, que ante la evidente irritación de buena parte de la ciudadanía, el hoy gobernador, entonces presidente municipal de Acapulco, en una reunión de trabajo con el entonces director general de Zofemat en la Semarnat afirmó: no somos convidados de piedra”.

En aquel entonces, quedó claro, que no se debería permitir que se siguieran presentando situaciones donde la sociedad y las autoridades locales de Acapulco estuvieran al margen de las decisiones de la Zofemat ubicadas en el municipio, incluyendo la isla La Roqueta.

En esa idea, se reactivaron los trabajos del subcomité de concertación de Zofemat de Acapulco, para evitar que nunca más desde un escritorio en la ciudad de México se tomaran decisiones en contra del interés de la sociedad. Una de los primeros acuerdos del subcomité de concertación fue que para no generar más cargas ambientales a la isla La Roqueta no se permitirían más obras o actividades a concesionar por particulares en la isla.

En ese mismo sentido, se empezó a valorar la pertinencia de mantener el zoológico del DIF estatal en la isla La Roqueta. Aunque el sitio es espléndido, se sabía que los animales tenían problemas para recibir alimentos y agua, especialmente en mal tiempo.

Además preocupaba la presencia de especies exóticas como la gran cantidad de felinos salvajes, como los tigres. La conclusión fue que el DIF estatal replanteara el concepto de zoológico en la isla La Roqueta. Se pensaba en la posibilidad de hacer de este zoológico un verdadero centro de educación ambiental, de interpretación de la naturaleza, para que tanto los habitantes de Acapulco, como los turistas que visitaran la isla entendieran la importancia de conservar este tipo de ecosistemas insulares, además de incorporar un valor agregado a la actividad turística de la isla.

Con este concepto se posibilitaría la oportunidad de tener especies de flora y fauna nativas de la región, en especial pequeños mamíferos, aves y reptiles. No habría más especies exóticas al ecosistema de la isla La Roqueta, como fue el caso de los tigres.

Entiendo se cumplió con la primera parte de que salieran los grandes animales del zoológico, incluyendo la trágica muerte de la jirafa, que nunca entendí por que estaba ahí.

En lo que quiero hacer énfasis es que se trataba que el DIF estatal se mantuviera, pues eso significaba una presencia institucional en la isla, siempre sujeta a la codicia de unos cuántos.

En estos días surge un nuevo proyecto, admito desconocer la propuesta técnicamente. Lo que sí sé, es que no es deseable impulsar o abrir la puerta para el lucro particular ahora o a futuro en la isla La Roqueta. Mucho lamentaría que las autoridades de los tres órdenes de gobierno tiraran la toalla definitivamente y se declaren incompetentes para administrar una isla que es propiedad de todos.

Urge la intervención de las autoridades del gobierno estatal y municipal, y que trabajen con otra lógica distinta a la meramente económica. Su responsabilidad es velar por los intereses colectivos y generales de la sociedad. Hay que rescatar la isla La Roqueta como patrimonio natural de los mexicanos y guerrerenses.

No hay porque ser unos convidados de piedra.