EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La literatura no puede darse en comodato

Federico Vite

Diciembre 31, 2019

Debido que mi esperanza no solo es religiosa (sugiero que por favor no entonen durante la lectura de este texto la canción Experiencia religiosa, interpretada por Enrique Iglesias), me gustaría pensar que el año entrante el panorama literario de Guerrero y de Acapulco será menos ominoso para quienes viven inmersos en las siempre arriesgadas empresas de la expresión escrita, la lectura y la práctica rutinaria de lo literario, ya sea como pasatiempo, como oficiante o como un egregio observador del espíritu humano, porque eso es un lector.
Con la consciencia de que un escritor en Guerrero carece por completo de una infraestructura que lo respalde y que propicie su crecimiento, pienso que la experiencia atroz de padecer la violencia en esta geografía no será redimida por ningún político, así que no hay que arroparnos en las banderas transidas de la izquierda o de la derecha. Aceptemos de una vez, espléndidos lectores, que la literatura no puede darse en comodato a los políticos o a los promotores culturales, pero ellos son quienes deben crear, por lo menos, las condiciones para que los ciudadanos elijan si la expresión escrita es una herramienta para conocerse mejor o un mero vehículo para mitigar la violencia de nuestra cotidianidad en las sensibles y gloriosas vías de la ficción. Ergo: la literatura no le pertenece a los políticos. Dicho eso me gustaría señalar que la experimentación apasionada del ayuntamiento en el rubro literario, como la Feria de Libro Internacional y Popular (FLIPA), debe poseer una seriedad a prueba de fuego. No importa que este proyecto vuelva a ser organizado por los amigos del primer síndico procurador administrativo, financiero, contable y patrimonial, Javier Solorio. No importa que sea una feria de libro austera y presuma esa austeridad como un baluarte artístico o un estandarte literario. No importa si contrata o no a redactores que usan cobardemente pseudónimos para atacar a los escritores locales, no importa que el Fondo de Cultura Económica use esas notas redactadas con dolo para el denuesto de quienes no se cuadran con las figuras emblemáticas del redil morenista. No importa nada de eso, porque finalmente es pura narrativa política; lo verdaderamente valioso será que la Brigada para Leer en Libertad, que encabezan Paloma Saiz y Marina Taibo, ofrezca algo más atractivo que un festival cuya etiqueta panfletaria olvida lo más importante: la literatura.
En ese mismo tenor de añoranza esperanzada se debe clamar por la reactivación del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Guerrero (PECDAG), de igual manera, se debe exigir la continuidad del Programa Editorial del Estado de Guerrero y, obviamente, se deben conocer cuáles son los proyectos anuales, porque lo estipulado en los planes de desarrollo son meras ficciones de una narrativa política. Da la impresión de que la cabeza de la Secretaría de Cultura y la cabeza de la Dirección de Cultura de Acapulco no entienden que su trabajo es gestionar recursos, no mendigarlos. Su trabajo es gestionar y el hecho de que sean tibias sus quejas por los recortes presupuestales solo refiere la incapacidad tanto política como negociadora de estas instituciones. De continuar con la nula capacidad de gestión, esas entidades culturales se limitan a administrar pobreza y pobreza es justamente lo que comparten. Pobreza e injusticia, lectores políticos, es lo que no se necesita. Más que instituciones sin recursos, realmente parecen organismos artríticos, anquilosados, con muy poca intención de vivificar su existencia. Se nota voluntad e incluso buenas intenciones, pero la resolución en la praxis es patética. Me parece obsceno que el rubro literario carezca de apoyo real en un gobierno que supuestamente entendía el desarrollo de otra manera, supuestamente iba en contra del neoliberalismo.
Es prudente decir que mi esperanza en la mejoría radica en algunos chispazos loables. Por ejemplo, la continuidad del proyecto Red de Letras, organizado por la Dirección de Cultura de Acapulco; sumado a este bastión, aplaudo la vigorosa presencia de todos los premios literarios organizados por la Secretaría de Cultura. De igual forma, me parece acertada la pervivencia del Festival del Libro y la Palabra Acapulco en su Tinta, el Festival de Poesía El Avispero, la Feria de Libro Guerrerense (Felig), el proyecto Acapulco en Voz Alta Escritores en Verano y las Jornadas Alarconianas.
Sirva este ligero texto para enfatizar que no deseo que el despótico gobierno de la nada, esa vacuidad solo argumentada desde un discurso político, nos vuelva a poner sobre la frente el sello magistral de la propaganda. Espero que la educación y la cultura sean asuntos primordiales de Guerrero y de Acapulco, porque eso podría ayudarnos a ser menos lo que somos y empujaría un poquito más en la transformación de lo que queremos ser. Como bien señala el fenomenal Ernest Bloch en El principio de esperanza (Trotta, España, 2007, 554 páginas), lo importante sería comenzar con un análisis de los sueños diurnos, pues desde los primeros años el niño vive con una curiosidad insaciable y goza soñando despierto con juegos y fantasía. En la adolescencia surgen los deseos de escaparse, el ansia por buscar nuevos horizontes, por perseguir lo novedoso sin temor a la muerte. Se sueñan aventuras y conquistas. El amor, la melancolía y las ilusiones son los principales ingredientes de los diarios íntimos de la adolescencia y es justo en la juventud cuando los deseos se hacen más realistas. En esa edad se cree saber lo que la vida ofrece, pero se busca más, mucho más de lo real. Es ahí cuando soñar diurnamente se convierte en la clave de la esperanza, entonces la consideración de la utopía como una función esencial del ser humano adquiere resonancias amorosas. Bloch logra en el libro mencionado una enciclopedia de utopías y a la vez ofrece pensamientos fundamentales para entender el arte, la sociedad, la política y la religión de nuestra época. Debemos agradecer que Bloch reflexione sobre la dimensión utópica del ser humano como una glosa de la filosofía marxista, pero el alcance de su indagación va mucho más allá de cualquier cuestión ideológica, pues logra una gran relato sobre la esencia de la fragilidad humana. Nos recuerda también que “la verdadera génesis no se encuentra al principio, sino al final”.
Tengo esperanza, pero tampoco me engaño. El engaño, no encuentro otra manea de explicarlo, es una experiencia religiosa para los políticos. Ni duda cabe. Que tengan un esplendoroso, saludable y bien amado 2020.