Arturo Martínez Núñez
Diciembre 12, 2017
A medida que avanzan los días, las variables de la elección del 2018 comienzan a despejarse y permiten intentar analizar la situación de manera más clara.
Morena, como era de esperarse, llevará en la boleta a Andrés Manuel López Obrador en su tercer intento por alcanzar la Presidencia de la República. López Obrador es un candidato conocido por todos, con amplios negativos y con amplios positivos entre el electorado. Difícilmente ofrecerá algo distinto a lo que ha venido planteando al menos desde 2006. En todos los sondeos arranca a la cabeza de la carrera con amplias posibilidades de triunfo. Piso alto, techo bajo.
El PRI decidió que su candidato fuera el no priista José Antonio Meade Kuribreña. Meade es un servidor público con experiencia probada. Ha encabezado cinco secretarías de Estado en dos diferentes administraciones. Su imagen es buena, aunque su nivel de conocimiento entre la población es bajo. Meade tiene un piso bajo y un techo muy alto. Puede crecer, aunque su propia imagen sobria y anti carismática difícilmente levantará pasiones.
El llamado Frente por México, ahora Por México al Frente, coalición entre el PAN, el PRD y MC, ha quedado registrado formalmente ante el INE y llevará como su abanderado a Ricardo Anaya que consuma su estrategia original de hacerse con la candidatura presidencial de una alianza de los dirigentes (que no de los militantes), de partidos de distintos orígenes y objetivos ideológicos. Anaya puede convertirse en un buen candidato. Es correoso. Debate con enjundia y es un hombre muy estructurado y elocuente a la hora de expresar sus planteamientos. Anaya entiende perfectamente el lenguaje del siglo XXI, sabe a qué público se dirige y es muy coherente a la hora de desplegar su mensaje. Piso medio, techo alto.
En el terreno de los Independientes, Jaime Rodríguez El Bronco y Margarita Zavala van en camino de conseguir su registro electoral. Armando Ríos Piter se mantiene en un tercer lugar, aunque en los últimos días su crecimiento comienza a ser exponencial y conociendo la capacidad organizativa de El Jaguar no dudo que pueda alcanzar la meta de mantener la tendencia en el registro de apoyos. Armando Ríos sabe que, si logra tocar la punta de la curva exponencial, alcanzará la meta. La interrogante será si el tiempo será suficiente. A partir de esta semana, los independientes enfrentan el reto de mantener a sus activistas articulados en un mes donde toda actividad política entra en el receso navideño donde la gente lo último que quiere saber es de políticos o política. El resto de los aspirantes difícilmente alcanzará los apoyos necesarios para estar en la boleta.
De permanecer las cosas así, la boleta presidencial del 2018 tendrá a Andrés Manuel López Obrador por Morena, PT y probablemente el PES. José Antonio Meade por el PRI, Verde y Nueva Alianza; Ricardo Anaya por el PAN, PRD, MC; El Bronco, Margarita Zavala y Ríos Piter como independientes.
En un modelo basado en la encuesta más reciente de Buendía y Laredo para El Universal, AMLO tendría 31%, Anaya 23%, Meade 16%, Margarita Zavala 10% y El Bronco 4%.
López Obrador difícilmente crecerá por encima del 35% pero tampoco es probable que baje del 30%. La única manera de derrotarle sería que uno de los dos candidatos que vienen en el segundo lugar, pudiera aglutinar el voto anti AMLO. En el caso de Por México al Frente, se antoja poco probable que los panistas de cepa voten por el PRI, partido al que aborrecen con toda su alma. Los perredistas tampoco habrán de votar por el PRI en un probable voto útil. En el caso de los priistas de hueso colorado, tampoco se vislumbra que vayan a votar por una alianza que se ha dedicado a decir que el PRI es el demonio.
La teoría nos dice que uno de los dos competidores que disputan el segundo lugar, crecerá mas que el otro y que el tercero caerá hasta quedar fuera de la competencia que al final será entre dos únicamente. Esto ocurrió en la elección reciente del Estado de México donde Josefina Vázquez cayó y quedó fuera de la competencia que se convirtió en una carrera parejera entre Morena y el PRI.
La elección tratará sobre la pertinencia o no de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. Este es ya un primer logro del tabasqueño. El PRI arrastrará los recientes casos de corrupción de los gobernadores que son encausados así como escándalos como Oderbrecht y Pemex. El PAN sufre de una fuerte división encabezada por el calderonismo ante la actitud rapaz de Ricardo Anaya que avasalló a todos los grupos internos. El PRD sufre la peor crisis de su historia. La desbandada es un hecho. No será ruidosa ni mediática pero está ocurriendo día a día de manera silenciosa. Los Chuchos habrán de preservar sus privilegios al haber negociado, con habilidad, posiciones seguras en el Senado y Cámara de Diputados. El PRD ha dejado de ser el gran partido de la izquierda mexicana. Los perredistas votarán en masa por López Obrador. Los puntos que le asignan las encuestas no irán a dar a la bolsa de Anaya sino a la del tabasqueño. Es probable que algún independiente logre concentrar el voto anti sistema pero esto no le dará mas de 15 puntos, no suficientes para competir, aunque sí para figurar.
De no haber externalidades importantes, López Obrador se encamina hacia un triunfo cantado. Como me dijo un renombrado priista después de la consumación de la candidatura de Anaya por el Frente: “Preparémonos porque estamos ya en la víspera de una victoria técnica de López Obrador”. Veremos.