EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La metamorfosis de la Unión Europea tras la invasión de Ucrania

Gaspard Estrada

Marzo 02, 2022

El pasado fin de semana la Unión Europea dio un salto considerable en su integración. Tras la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa, el pasado jueves, las capitales europeas, así como los dirigentes de las instituciones comunitarias entraron en una dinámica política sin precedentes. En lugar de resignarse y contentarse con discursos en contra de Moscú, los líderes europeos decidieron tomar iniciativas políticas históricas.
Y es que la situación actual no da para menos: se trata de la primera vez desde el fin de la segunda guerra mundial que se lleva a cabo una guerra convencional en territorio europeo, teniendo como invasor a un país que dispone de armas nucleares, y que pretende transformar el orden internacional existente desde 1945, amparado por la carta de las Naciones Unidas. Es decir, el futuro de Europa está en peligro. Durante su mensaje televisado del pasado lunes, el presidente Ruso, Vladimir Putin, quiso dejar las cosas claras: “nadie podrá detener a Rusia”. Y para él, el único interlocutor válido son los Estados Unidos, en particular el presidente Joe Biden. En esta perspectiva, Europa sería un simple campo de batalla entre las dos superpotencias, y Rusia debería recuperar su imperio. Por la fuerza.
Ante ello, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, así como la mayoría de sus homólogos, como Olaf Scholz, el nuevo canciller de Alemania, decidieron reaccionar. Si bien durante los meses de diciembre de 2021 y enero de 2022, los europeos, a regañadientes, aceptaron que se llevaran a cabo pláticas bilaterales a nivel de ministros de relaciones exteriores entre Estados Unidos y Rusia en Suiza, después de la invasión de Ucrania por Rusia, los europeos cambiaron de estrategia. Desde París, se tomó la iniciativa de impulsar sanciones económicas nunca vistas frente a Rusia, que después fueron retomadas por la Comisión Europea y los veintisiete Estados miembros de la UE, sin distinción. Desde Berlín, en un discurso histórico, el líder del partido Social Demócrata, Olaf Scholz, anunció ante al parlamento alemán su decisión de aumentar al 2 por ciento del Producto Interno Bruto el gasto militar de su país. En Alemania, se trata de una verdadera revolución, teniendo en cuenta el traumatismo aún existente en ese país tras la segunda guerra mundial, y la existencia de una doctrina de política exterior que privilegió desde entonces una postura reactiva frente a los asuntos internacionales –en particular en materia militar. De hecho, según reportes periodísticos, el canciller alemán tomó esta decisión sin consultar a los partidos ni a los dirigentes de la actual coalición gubernamental. Es por ello que esta decisión tuvo un impacto trascendental en la prensa europea, sin olvidar que los alemanes dejaron de lado otro tabú: la exportación de armas a países en guerra, como es el caso de Ucrania. Este movimiento fue seguido por otros países de la región, incluyendo a algunos –como Finlandia, Suecia o Dinamarca– que nunca habían aceptado exportar armas a terceros.
Pero esta metamorfosis no paró ahí. La Unión Europea, que nació en los años cincuenta del siglo pasado justamente después de la segunda guerra mundial, y que siempre tuvo como objetivo evitar una nueva guerra en el continente, cambió –en los hechos– su mandato a raíz de la invasión rusa en Ucrania. Por la voz de la presidenta de la comisión, Ursula Von Der Leyen, y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, la UE pasó a financiar la compra de armamento para Ucrania, lo cual da paso para que finalmente la política exterior comunitaria de defensa se vuelva una realidad. Durante décadas, Francia trató de impulsar una política en este sentido, sin obtener el aval de sus pares. Ahora, tras la invasión rusa, la UE parece estar decidida a dar un gran salto, para impedir que las decisiones en materia geopolítica y de seguridad se tomen sin ella. Sobre todo cuando otro estado intenta reconstruir un imperio por la fuerza.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada