EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La modernización del Poder Legislativo

Florencio Salazar

Agosto 08, 2022

Está obligado a gobernar según lo que dicten las leyes establecidas, promulgadas y conocidas del pueblo. John Locke.

La modernización del Poder Legislativo, libro de aproximadamente 100 páginas, contiene las entrevistas realizadas a quienes seríamos los coordinadores de los correspondientes grupos parlamentarios. En su orden: Florencio Salazar Adame (PRI), Sergio Tavira Román (PRD), Juan Enrique Caballero Peraza (PAN), Gabino Olea Campos (Partido Cardenista) y Severiano de Jesús Santiago (PT). Las entrevistas las realizó el periodista Enrique Vargas Orozco. Traslado –sintetizadas– algunas de mis respuestas:
Una de las primera acciones de la LV Legislatura será proceder a reformar su Ley Orgánica con el objeto de profundizar la división de poderes para establecer el contrapeso que permita el ejercicio más democrático del poder político.
La inercia ha hecho que el Poder Legislativo tenga una altísima dependencia del Ejecutivo; y se comprueba con facilidad por la falta de autonomía presupuestal.
A diferencia del diputado que es electo en un distrito o circunscripción plurinominal, el gobernador del estado es electo en toda la entidad, tiene el derecho constitucional de iniciar leyes, dispone de un amplio aparato administrativo y de un amplio cuerpo de asesores. Dispone de más información, más elementos técnicos y mayores recursos económicos y humanos para elaborar iniciativas, además del constante conocimiento de la realidad. Son condiciones que le permiten proponer leyes destinadas al mejoramiento de la convivencia social.
Necesitamos que el Congreso disponga de un cuerpo calificado que contribuya a la revisión de las iniciativas; luego se trasladen a las comisiones legislativas; se hagan consultas ciudadanas de manera que los dictámenes contengan propuestas viables. Debe quedar atrás la idea de que a las iniciativas del Ejecutivo no se les toca ni con el pétalo de una coma.
Para modernizar al Legislativo se debe actuar en tres vertientes. Primero: que el Poder Legislativo disponga de los recursos humanos y materiales que le permita realizar con responsabilidad la elaboración de las leyes; segundo, que las leyes no sean producto exclusivo del trabajo de gabinete, que también sean sometidas a la consulta ciudadana; tercero, que haya un verdadero trabajo en comisiones para acabar con la idea de que los diputados sólo son levantadedos.
El Poder Ejecutivo tiene tal preeminencia que si no estuviera de acuerdo con las reformas el Legislativo tendría que entrar en confrontación con él, lo cual sería sumamente perjudicial para ambos poderes. Tenemos que buscar el acuerdo político para que el Ejecutivo y el Legislativo tengamos una visión conjunta de cambio.
No considero que vaya a haber un Congreso difícil por una mayor presencia de la oposición. Pensar de esta manera haría suponer que la oposición es un problema. Yo no la veo como problema. Es una toma de conciencia política, como opción, como divergencia; al final debemos trabajar como cuerpo colegiado. Si quienes llegamos a la Cámara mantenemos un criterio de apertura, de entendimiento, de consenso, la nuestra no será una Cámara problemática; será una Cámara con mucho trabajo.
La disciplina debe existir en toda fracción parlamentaria, en toda organización política, porque sin ella se corre el riesgo de conductas disolventes, que no permitirán la ejecución de proyectos o el cumplimiento de programas. Debemos entender la disciplina como un acto razonado. La disciplina no es imposición autoritaria. Es la actitud responsable del individuo frente al grupo al que pertenece y en el cual opina, da sus puntos de vista, es tomado en cuenta y, después de hacer analizar los asuntos, se toman acuerdos para cumplirse.
El Legislativo es el poder político por excelencia. En él confluye la pluralidad política de una sociedad y se caracteriza por concertar y conciliar, pues la política es acuerdo, solución de conflctos. Por ello debemos ser aptos para el debate, saber defender nuestras ideas y tener el criterio de colocar, por encima del interés de las fracciones parlamentarias, el interés del estado.
El trabajo legislativo no tiene porqué ser desaforado, estridente; tampoco de bocas cerradas o de conductas aislacionistas. Es de concertación. Esa precisamente debe ser la característica del trabajo legislativo: el consenso, que no significa que estemos de acuerdo en todo y con todo. Quiere decir que avancemos en los puntos de vista coincidentes, respetando diferencias y siendo tolerantes.
Ahora debo agregar que el entonces gobernador Ángel Aguirre facilitó la reforma del Poder Legislativo. Aprecio su voluntad política en los tiempos que compartimos.