EL-SUR

Sábado 04 de Mayo de 2024

Guerrero, México

Opinión

La necesaria reforma de las instituciones también en Guerrero

Juan Angulo Osorio

Agosto 24, 2006

El gobernador Zeferino Torreblanca insistió ante los coordinadores de las bancadas en el Congreso local en que lo que importa ahora es solamente una reforma electoral. No tiene razón.
La mayoría de los ciudadanos guerrerenses, lo mismo el 6 de febrero de 2005 que el 2 de julio pasado votaron por un cambio de fondo, y de algún modo presionarán a los que ocupan cargos en el Ejecutivo y curules en el Congreso a encabezar las transformaciones institucionales que requiere el estado para que no sólo haya alternancia sino una auténtica transición democrática.
En el ejemplar del semanario Proceso que está en circulación, aparece una entrevista al director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Diego Valadez, experto en derecho constitucional como el jefe del grupo político al que pertenece, el ex rector y ex secretario de Gobernación Jorge Carpizo, ninguno de los dos sospechoso de radicalismo alguno ni mucho menos.
Allí, Valadez, en el contexto de la crisis política que se vive por el movimiento de resistencia civil que encabeza Andrés Manuel López Obrador, dice que ésta es resultado de la decrepitud del sistema presidencial mexicano que el gobierno de Vicente Fox dejó prácticamente intacto, al actuar conforme a las reglas del régimen del PRI.
A seis años de la derrota del PRI, sigue la nota del reportero Jorge Carrasco Araizaga, no se ha desmontado la estructura presidencial del viejo régimen y el problema de Fox, destaca Valadez, es que “creyó que, parafraseando a Luis XIV, la transición era él. Y cuando se plantea que la transición de un sistema personalista es un nuevo personalismo, se está equivocando de medio a medio”.
Y Valadez, ubicado también como cercano al rector Juan Ramón de la Fuente, remacha la idea: “El antiguo régimen pervive, pero en estado de decrepitud que ya estamos padeciendo todos”.
Por eso insiste, continúa Proceso, en que la única transición posible es la de desmontar el actual sistema autoritario y trasladar el nuevo esquema constitucional a un sistema de instituciones democráticas.
Y de eso se trata precisamente en Guerrero, agregamos nosotros: de desmantelar el sistema autoritario que dejó el PRI. Y esto no se logrará con una simple reforma electoral como en la que está empeñado el gobernador Torreblanca. Requiere de eso y de más.
Valadez por ejemplo, en el trabajo periodístico mencionado, recuerda que durante 70 años la Constitución de la República –y también la de Guerrero– se fue amoldando a una estructura de poder centralizado, un presidencialismo personalista y patrimonialista. Y es esa estructura la que se tiene que cambiar, lo mismo en el país que en Guerrero. Se necesita, dice Valadez, de un nuevo sistema presidencial, de un federalismo diferente, de otro sistema representativo y de un nuevo sistema electoral y de partidos.
Y cuando Valadez se refiere al supuesto “gobierno de coalición” del que ha hablado el candidato panista Felipe Calderón, parece que se está refiriendo al modo en que Zeferino Torreblanca integró su gabinete en Guerrero. Dice: “Nuestro sistema presidencial es excluyente y a falta de bases constitucionales que permitan ese tipo de gobierno una oferta como esa (el gobierno de coalición) significa en la práctica buscar la coptación de los opositores”.
No obstante, Valadez defiende la vigencia del sistema presidencial, y lo que propone es renovarlo, para que no recaiga en una sola persona todo el poder Ejecutivo. Propone entonces que haya un gobierno de ministros; es decir, un gobierno de funcionarios responsables de su cartera que deben ser ratificados y controlados por el Congreso para que incluso se establezca la moción de censura, “así sea muy limitada”.
Valadez da el ejemplo del secretario del Trabajo Javier Salazar, quien pese a que la CNDH demostró negligencia en la muerte de 65 mineros en Pasta de Conchos, se mantiene en su puesto tan campante.
Un sistema así, que las fuerzas políticas de avanzada deben promover para Guerrero, habría obligado a Zeferino Torreblanca a explicar al Congreso los motivos que lo llevaron a ratificar en sus cargos al director de Comunicación Social y al secretario de Fomento Turístico, lo que sus electores siguen sin saber hasta la fecha como si se tratase de compromisos oscuros con poderes fácticos.
Asimismo, un gobierno con secretarios responsables de su cartera que no fuesen meros empleados del gobernador, impediría la existencia de aberraciones como la de que no manejan ni el propio presupuesto que les asignó el Congreso del Estado, pues todo lo controla directamente el mismo gobernador.
Terminarían los gabinetes donde impera una sola voz, los secretarios defenderían las políticas definidas para su cartera, aunque esto implicase entrar en conflicto abierto con otros de sus pares. Ya el gobernador intervendría entonces para resolver, y si la decisión no fuese equilibrada y sólo le diese la razón a una de las partes, pues eso automáticamente podría entenderse como una falta de confianza en uno de sus colaboradores lo que obligaría a éste a renunciar.
Aquí en Guerrero, por ejemplo, los secretarios permiten sin chistar que un funcionario que no tiene ni la mínima idea de lo que es la comunicación social, y que está en el cargo solamente porque es amigo de la infancia del gobernador, se encargue de la delicada tarea de comunicar a los ciudadanos de las políticas y programas de cada dependencia.
Hay mucho más en las propuestas de Valadez. Dice por ejemplo que la Contraloría debe transformarse en un auténtico órgano de control político y, agrego, su titular ser un ciudadano con un prestigio bien ganado en la sociedad y no un subordinado del gobernador.
También propone “reformar a los ejecutivos estatales, que se han convertido en verdaderos cacicazgos”, otra vez como si tuviese en mente lo que ocurre en Guerrero.
Termina Valadez: “El sistema presidencial no da más. Lamentablemente el presidente Fox perdió la oportunidad del cambio que todos pensamos que iba a llevar a cabo”.
Que no suceda eso en Guerrero.
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Ayer recibí la siguiente comunicación: “Como es de su conocimiento la coalición Por el Bien de Todos y el movimiento por la defensa de la democracia en México, encabezada por el Lic, Andrés Manuel López Obrador, ha convocado al pueblo mexicano a la celebración de la Convención Nacional Democrática que se realizará el 16 de septiembre del presente año, y para la organización de los trabajos se nombrará una Comisión Organizadora Estatal integrada pluralmente con representantes de la Coalición, organizaciones sociales y miembros de la sociedad civil.
“Por lo que extendemos la invitación para que pueda formar parte de esa instancia organizadora estatal.
“Esperando una respuesta favorable a nuestra invitación, le enviamos un fraternal saludo”.
Firman Humberto Zazueta Aguilar, César Núñez Ramos y Sebastián de la Rosa Peláez.
Agradezco sinceramente a la coalición la invitación, pero mis responsabilidades en el periódico y en la empresa que lo edita me impiden aceptarla. Coincido con el movimiento de López Obrador en que en México se necesita una “renovación tajante de las instituciones”. Y como se ve en este artículo, ojalá que esa renovación alcance también a Guerrero. Pero esto no se logrará con un gobierno contrario a la libertad de expresión, que usa a las instituciones del Estado para hostigar a los periodistas que lo critican y que abdica de su responsabilidad social en materia de educación y de servicios públicos. Perdonen la franqueza, pero no se puede proponer medidas radicales en la ciudad de México, mientras aquí en Guerrero los perredistas no hacen nada para cambiar el rumbo del gobierno del estado.