EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La nueva novela “blanca” de Lemaitre

Adán Ramírez Serret

Mayo 19, 2017

Existen pocas literaturas donde se hayan dado tantos y tan buenos novelistas como la francesa. Octavio Paz encontraba una increíble continuidad que iba desde el autor de Las relaciones peligrosas, Chordelos de Laclos de 1782, hasta 1927 con En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Me parece que este encadenamiento deslumbrante de buenos escritores franceses continuó durante el resto del siglo veinte y continúa en lo que llevamos del veintiuno. Sin pensarlo demasiado me vienen a la mente nombres como Emmanuel Carrère, Laurent Binet y desde luego, Pierre Lemaitre (París, Francia, 1951).
Se trata de un escritor tardío, por no decir sensato, pues al igual que Miguel de Cervantes tomó la pluma después de los cincuenta años. Comenzó escribiendo novela negra a las 56. Su primera entrega de la saga del inspector Camille Verhoeven fue Irene (2006), a las que siguieron Alex (2011), Rosy & John (2013) y Camille (2016).
Ya dije que se trata de un escritor sensato, y lo pienso porque su obra justamente parece rellenar los huecos en la literatura contemporánea, pues ahora que abunda la literatura de auto ficción él hace novelas tradicionales. Demuestra su erudición, su actualidad, su voracidad lectora, cuando habla de escritores, películas y series. Menciona autores paradigmáticos como Agatha Christie y James Ellroy pero también a Fantômas o Paco Ignacio Taibo II.
También, como buen escritor y como buen francés, es un tanto iconoclasta y ha dicho que las series de televisión a veces lo han influenciado más que muchas novelas; que Breaking Bad o TheWire tienen una duración narrativa superior a Guerra y Paz de Lev Tolstói.
Más allá de tomar estas declaraciones de una manera categórica, habría que pensar que en efecto, uno de los rasgos fundamentales de la literatura de Lemaitre es la tensión y duración narrativa. Es capaz de hacer lo que pocos escritores: que sus novelas de la primera a la última página sean deslumbrantes y estén cargadas de suspense. Es por esto que pueden atrapar a un público no necesariamente acostumbrado a leer.
Con su saga policiaca ha adquirido una estructura precisa como escritor y las herramientas de la novela negra como el misterio y los giros imprevistos. Con esto bajo el brazo, pasa a la novela no policiaca, “blanca”, como le gusta llamarla. Primero con Nos vemos allá arriba (2013) obra que le vale el Goncourt que sucede durante la Gran Guerra de 1914 y, recientemente, con Tres días y una vida.
Esta novela se trata justamente de tres momentos en los que se define una vida. Sucede lejos de París en una Francia de provincias cerrada e ingenua. Un adolescente normal, con una casa en el árbol, que adora un perro y está encaprichado por una chica. Un día, en un pequeño instante, comete un crimen y el lector se pregunta a su lado qué es lo que debe hacer; si debe huir, cómo y cuándo. Antoine, en un ataque de ira cambia su vida para siempre, su destino se transforma tan rápido y de manera tan sencilla, como si se partiera una rama. A los doce años, la fortuna se pone en su contra y en lugar de pensar en el futuro como un lugar en donde se pueden concretar los sueños o la vida se enfrenta, cuando ya parece ser demasiado tarde, cara a cara con el problema de salvar el pellejo.
Quizá sea la pequeña ciudad con el bosque y las manías de sus habitantes lo que nos transporte a otro tiempo, a otras novelas; o quizá sea tan sólo el tratamiento a sus personajes un tanto mágico o caprichoso, lo que dé la certeza de estar leyendo una novela clásica. Pues Lemaitre escribe esta novela siendo un narrador en cierta forma antiguo, a tal grado que parece relacionarse con sus protagonistas como si fueran Aquiles y Héctor o Dido y Eneas. Parecen tener a los dioses o a su favor o en su contra; ser el instrumento de un poder omnisciente que juega y experimenta. Así, los elementos, los accidentes y el amor son las armas con las que el narrador, o los dioses, manejan a los personajes, y en tan sólo tres días, en diferentes años, se define nada menos que una vida.
(Pierre Lemaitre, Tres días y una vida, 222 pp, Madrid, Salamandra, 2016).

* El autor, crítico literario egresado de la UAM Iztapalapa, entregará una colaboración semanal para El Sur. Bienvenido.